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“Espero que no sea en serio”. Esta fue la respuesta de la primera ministra danesa sobre el interés de Trump en comprar Groenlandia

El presidente confirmó este domingo que en la administración se ha hablado este tema porque se considera a la isla "estratégicamente interesante".
Una imagen de Taliilaq, localidad de Groenlandia, tomada el pasado viernes.
Una imagen de Taliilaq, localidad de Groenlandia, tomada el pasado viernes.AP / AP

Al presidente, Donald Trump, le llama la atención Groenlandia, una isla de 811.000 millas cuadradas (2,1 millones de kilómetros cuadrados) de superficie y 56.000 habitantes, cubierta de hielo y colocada entre el Océano Atlántico norte y los océanos árticos. Después de que The Wall Street Journal publicara el viernes que estaba interesado en comprarla, este domingo él mismo confirmó que en la administración “se ha hablado de ello”. 

No se trata del primer presidente de EEUU que muestra interés por este territorio libre del Reino de Dinamarca, rico en recursos minerales y que hospeda una base militar estadounidense: ya hubo al menos dos intentos de adquirirlas, en 1867 y en 1946. En esta seguna ocasión, el entonces mandatario Harry Truman llegó a ofrecer 100 millones de dólares por la isla.

En aquel entonces Dinamarca rechazó la oferta. Y según manifestó este domingo la primera ministra del país, Mette Frederiksen, también esta vez es muy complicado que pueda haber trato. “Groenlandia no está a la venta”, aseguró en declaraciones recogidas por el diario Sermistiag y otros medios locales. Antes de añadir que no veía esa perspectiva como algo serio.

Trump explicó que considera a la isla “estratégicamente interesante” y que adquirirla sería esencialmente “un gran negocio inmobiliario”. El presidente remarcó que “Groenlandia pertenece a Dinamarca” y que EEUU “es un gran aliado” de ese país, así como que este estaría perdiendo “una cantidad de dinero tremenda” en la gestión de la isla. Sin embargo, afirmó que “primero habría que hablar con ellos” y ver si la oferta “les puede interesar”, así como que no se trata de un asunto prioritario.

“Groenlandia no es danesa, es groenlandesa”, dijo en cambio Fredriksen durante una visita este domingo en la isla, haciéndose así eco de las declaraciones de algunos políticos del país escandinavo y de la isla, quienes ya habían dicho que Dinamarca no puede decidir sobre la venta de ese territorio, según la televisión pública DR.

“Espero de verdad que no sea nada que se haya dicho en serio", agregó la primera ministra. "Es una discusión absurda, y Kim Kielsen [primer ministro groenlandés] ha dejado claro que no está en venta. Ahí termina la discusión”, zanjó. “En cambio, hay muchas otras cosas de las que queremos hablar con un presidente estadounidense".

Trump tiene previsto viajar a Dinamarca a principio de septiembre, según las autoridades danesas. “Lo estamos considerando”, dijo él. El mandatario encontrará también al primer ministro de Groenlandia, por lo que se abarcará el tema de la situación del Ártico, según DR

Sin embargo, la visita no aparece tener relación con el asunto del interés del mandatario estadounidense por comprar la isla, matiza NBC News. Las autoridades de Groenlandia han mostrado apertura a hablar con EEUU de oportunidades de negocio. 

Los planes de Trump con Groenlandia desataron el pasado viernes numerosas reacciones de la clase política danesa, que ironizó con que se trataba de una broma, lo acusó de colonialista e incluso dudó de su estado de salud mental, pero el Gobierno de Dinamarca no se había pronunciado hasta ahora de forma oficial. 

La confirmación del interés estadounidense llegó el domingo de las palabras del mismo presidente, así como del principal asesor económico de la Casa Blanca, Larry Kudlow, consultado por la cadena Fox News. "No quiero predecir un resultado, solo digo que el presidente, que sabe una o dos cosas de adquirir bienes raíces, quiere echar un vistazo a una compra de Groenlandia", afirmó Kudlow.

La isla obtuvo en 1979 un Estatuto de autonomía, ampliado treinta años después con el apoyo masivo en referendo consultivo de los groenlandeses (la mayoría de ellos inuits) hasta incluir todas las competencias salvo defensa, política exterior y monetaria, entre otras, así como el derecho de autodeterminación.

Allí, según cuenta The Wall Street Journal, para algunos la idea de que su tierra natal sea objeto de un discurso sobre si se puede vender o comprar es el recordatorio de un legado colonial no del todo resuelto que duró tres siglos y suprimió la cultura y el idioma de la población local. 

"Todavía estamos tratando de recuperarnos de un período de colonización de casi 300 años", dijo Maya Sialuk, que se dedica a realizar tatuajes inuit tradicionales. "Y luego viene este tipo blanco en los Estados Unidos que habla de comprarnos". 

También hay groenlandeses que perciben el interés de Trump como una señal de la importancia geoestratégica de su patria. Pero a muchos habitantes de la isla, afirma el periódico, todo esto les parece simplemente una broma.

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