Eran las dos de la mañana, recién pasada la Navidad, cuando Timothy Davison decidió seguir el consejo de su abuelo y terminó muerto.
Davison, de 28 años, se dirigía de vuelta a Maine después de pasar dos semanas con su familia en Florida. Para evitar el denso tráfico de la autopista interestatal 95, optó por atravesar las montañas Apalaches como le había recomendado su abuelo.
Para prolongar sus vacaciones en el verano eterno de Florida, seguía vistiendo sandalias en el auto, como le contó a su madre por mensaje de teléfono celular.
Manejaba ya por Maryland cuando se dio cuenta de que le seguía una camioneta azul modelo Ford Ranger.
Davison aceleró su auto –un Mitsubishi gris– para dejarle atrás a su perseguidor, pero éste aceleró y empezó a dispararle.
El joven llamó al número 911 de emergencias mientras manejaba a más de 100 millas por hora por la autovía interestatal 81, aunque fue incapaz de explicar quién le perseguía y por qué.
Cuando cruzó la frontera estatal y entró en Pennsylvania, la llamada murió.
La camioneta logró entonces sacarle de la carretera, y terminó varado en una mediana cubierta de nieve. Llamó entonces de nuevo al 911 para explicar su situación, pero vio que el extraño daba la vuelta y se dirigía de nuevo hacia él.
“Está aquí”, le dijo a la policía, añadiendo una palabra malsonante. Al otro lado del teléfono, se escucharon sonidos de pasos sobre la nieve, los neumáticos de un auto derrapando mientras el joven trataba sin éxito de escapar, y luego disparos.
Davison fue hallado agonizante con un disparo en la mano, otro en la pierna y otro en la cabeza. Murió poco después por un crimen que desconcertó a las autoridades durante meses, según informa el diario The Washington Post.
Otro asesinato, casi un año y medio después, permitió resolver el misterio.
John Wayne Strawser Jr. definido por la fiscalía como “un pueblerino asesino de Virginia Occidental”, ya había cometido antes otros delitos (asalto, acoso, conducción temeraria…).
Muchas de sus ex novias le consideraban un abusador agresivo y acosador, e incluso había sido acusado de amenazar con rajar a un bebé del vientre de su madre.
Courtney Breese fue la última de sus víctimas. Se habían conocido de niños en Terra Alta (Virginia Occidental), pero luego se perdieron la pista hasta que la red social Facebook le devolvió a su vida. La mujer estaba casada, pero mantuvo una relación extramatrimonial breve con el hombre e incluso le invitó a pasar el día de Acción de Gracias con ella en su hogar de Pennsylvania.
Con el tiempo, y tras episodios de supuesto acoso, la mujer cortó su relación con el hombre, pero él siguió amenazando a la pareja. Por ello, aquella noche de enero de 2014 decidieron, como habían hecho ya antes, manejar por carreteras comarcales en vez de por la autopista.
El que, sin saber todo esto, si manejaba por aquella autopista aquella noche era Davison, que además, por pura coincidencia. llevaba el mismo auto y del mismo color que la pareja.
Cuando el matrimonio supo de su asesinato, pensaron que tal vez los objetivos iniciales del crimen habían sido ellos, pero no quisieron darle mucho crédito a esa teoría. La policía, entre tanto, siguió buscando sin éxito al asesino.
En abril de 2015, Strawser fue arrestado por la muerte de otra de sus amantes, Amy Lou Buckingham, a la que asesinó cuando quiso dejar la relación. El matrimonio acudió entonces a la policía y les contó sus sospechas.
Strawser fue condenado en octubre de 2016 a pasar el resto de su vida en prisión por la muerte de Buckingham, y el pasado martes fue condenado a la misma pena por la muerte de Davison.