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Un ciudadano de EEUU que le ganó la pelea a la deportación narra su odisea

El caso de Levy Jaen dependía de cómo el gobierno define la forma en que se transmite la ciudadanía de un padre a un hijo y cómo la sociedad determina qué es una familia.

Todavía Levy Jaén se despierta sobresaltado en las madrugadas en su casa de Queens, los días en que sueña que todavía está en la cárcel y que los oficiales de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) le comunican que será deportado en breve.

Sabe de sobra qué se siente en estos casos, pues estuvo dos largos años encerrado en un centro de detención en Nueva Jersey, en espera de una resolución sobre su caso, consciente de que él es ciudadano estadounidense y que todo aquello no era sino la consecuencia de un malentendido de la justicia.

Jaén nació en Panamá, supuestamente fruto del matrimonio de dos panameños que terminaron mudándose a Nueva York. Sin embargo, en el certificado de nacimiento de este hombre aparece otra persona en el lugar del padre, alguien con quien su madre había tenido una aventura amorosa.

Aun así, el esposo de su madre consideró toda la vida que Jaén era su hijo. De hecho, en 1988 el joven llegó a Estados Unidos con una visa y desde entonces ha vivido en esa ciudad, en la que ya tiene cuatro hijos de 26, 19, 14 y 13 años.

Está claro que Jaén siempre se ha visto a sí mismo como ciudadano estadounidense.

Todo se complicó cuando en la primavera de 2016, Jaén fue detenido por las autoridades de inmigración después de cumplir una condena de dos años por posesión de drogas. Los funcionarios de ICE alegaron que el hombre debía ser expulsado del país porque había excedido la estancia permitida en su visa y porque había sido declarado culpable en un caso de drogas.

De inmediato, él y sus abogados argumentaron que debido a que Jaén había nacido en un matrimonio en el que uno de sus progenitores, un hombre que consideraba su padre, era ciudadano estadounidense, él también era ciudadano.

No fue sino hasta abril de 2018 año que el Tribunal de Apelaciones del Segundo Circuito de Estados Unidos ratificó su ciudadanía y ordenó su liberación. La instancia hizo pública su crítica al gobierno por haberlo retenido tras las rejas durante todo ese tiempo.

“Todo este sufrimiento…, no solo para mí sino para mi familia y para mis hijos —admitió Jaén para BuzzFeed News— todavía está dentro de mí”.

Su caso dependía de cómo el gobierno define la forma en que se transmite la ciudadanía de un padre a un hijo y cómo la sociedad determina qué es una familia. Pero todo lo ocurrido ha servido para demostrar lo que los defensores de las causas proinmigrantes no se cansan de manifestar: que el sistema de inmigración de Estados Unidos ya era innecesariamente inhumano y complicado incluso antes de que Donald Trump se convirtiera en presidente.

“Escribo por separado para observar que, aunque esta decisión se basa en principios perennes —en otras palabras, ninguna gran innovación de la ley respalda nuestra decisión de hoy— el gobierno eligió detener a Jaén durante la totalidad de este proceso de apelación", expresó la jueza de circuito Rosemary Pooler en un comentario sobre el caso.

"Estoy preocupada por esta decisión, particularmente teniendo en cuenta el asunto legal en debate —¿Jaén es ciudadano de los Estados Unidos?—; de ser afirmativa la respuesta, el gobierno de Estados Unidos ha mantenido a un ciudadano del país en detención como inmigrante durante casi dos años”.

Para fundamentar el caso, los abogados de Jaén emplearon declaraciones de sus hermanos, quienes explicaron que, si bien su padre declarado no era su padre biológico, este lo había considerado su propio hijo.

Sin embargo, los abogados de ICE argumentaban que, puesto que quien lo educó no era su padre biológico, no le podía trasmitir la ciudadanía.

“Es realmente sorprendente que el gobierno se pasee por ahí diciéndoles a las familias maritales ‘no, esto no es realmente una familia’”, declaró el abogado Ian Samuel, profesor asociado de la Facultad de Derecho Maurer de la Universidad de Indiana.

"Eso ofende algunos de los instintos más antiguos que tenemos como personas civilizadas".

A pesar de hallarse en un proceso de apelaciones, ICE continuó reteniendo a Jaén mientras sus abogados argumentaban que debía ser liberado bajo fianza ya que no corría el riesgo de huir: este padre soltero solo quería quedarse en Estados Unidos para ocuparse de sus hijos, de los cuales el menor sufre de autismo.

“ICE parecía totalmente indiferente a que estuvieran encarcelando y deportando a un ciudadano estadounidense” —declaró la abogada de inmigración Andrea Sáenz, de Brooklyn Defender Services—. Me pareció que a él únicamente lo veían como una persona con antecedentes penales”.

Por todo esto Jaén no pudo contener la emoción cuando a mediados de abril de 2018, mientras trabajaba en la cocina del centro de detención, recibió una noticia de su abogada. El Tribunal de Apelaciones del Segundo Circuito acababa de dictaminar que debía ser puesto en libertad, y que todos los procedimientos de deportación en su contra deberían ser desechados.

“Sentí que el peso se iba de mi espalda —concluye—. Fue el día más feliz de mi vida, para mí, para mis hijos y para mi familia”.

De acuerdo con BuzzFeed News, el tribunal aclaró que Estados Unidos ha reconocido por mucho tiempo que un hijo nacido de una pareja legalmente casada se considera hijo del esposo, independientemente de quién sea el padre biológico.

Se trata de un estándar reconocido por los 50 estados y el gobierno federal desde hace décadas, según señalaron los jueces.

"Esta presunción", escribió el tribunal, "ha reflejado la tradicional ‘aversión a declarar hijos ilegítimos’, así como un interés en promover la tranquilidad familiar a través de la deferencia hacia la familia marital".

No hay ningún requisito, dijeron, de que un padre tenga un vínculo biológico para transmitir la ciudadanía.

 “Al menos tuve la oportunidad de volver con mis hijos —dice ahora Jaén— Ahora, cuando dicen ‘papá’, saben que su padre está ahí para ellos”, concluyó emocionado.

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