La economía estadounidense ha mantenido su excelente estado de salud en julio, y aunque pueda haber motivos de preocupación, las cifras de empleo prorrogan una etapa de crecimiento que dura ya una década y se ha convertido en la más larga jamás registrada.
Sin embargo, los latinos no tienen este mes mucho que celebrar.
La tasa media de desempleo se mantuvo en julio en el 3,7%, según ha informado este viernes el Departamento de Trabajo, y los ingresos medios por hora se elevaron un 3,2% respecto al mismo mes del año pasado (creciendo así dos décimas respecto a junio).
Sin embargo, el desempleo no afecta a todas las razas por igual. Los blancos tienen una tasa del 3,3%, la misma que hace un mes, dos meses, o un año. En el caso de los negros, es del 6%, igual que el mes pasado, y seis décimas inferior a la de hace un año.
La tasa de desempleo de los latinos es del 4,5%. Ha crecido dos décimas respecto al mes pasado y tres décimas respecto a hace dos meses, después de haber alcanzado su mínimo histórico (4,2%).
En el caso de los hombres, la tasa ha pasado en un mes del 3,6% al 4%, mientras que en las mujeres ha bajado del 4,2% al 3,8%. En total, 21.000 latinos menos tienen empleo ahora, para sumar en total, 1.314.000 desempleados hispanos.
A todo esto se suma el hecho de que los trabajadores latinos ganan una cuarta parte menos que los blancos, según informa la radio pública, lo que provoca el temor entre los expertos a que se creen una clase baja permanente en Estados Unidos formada por hispanos, que trabajan lo mismo o más que los blancos pero ganan lo mismo o menos.
En general, sin embargo, la economía parece inalteradamente fuerte.
La tasa a la que las empresas contratan nuevos trabajadores se ha ralentizado este año, pero puede explicarse por el hecho de que la mayoría de estadounidenses tienen ya trabajo.
La guerra comercial con China, que el presidente, Donald Trump, amenazó el jueves con endurecer en septiembre, podría reducir el crecimiento económico.
Pero la Reserva Federal ha tomado medidas preventivas, rebajando por primera vez su tipo de interés de referencia (usado en hipotecas, tarjetas de crédito, etcétera) para contrarrestar también la baja inflación y el debilitamiento de la economía en otros países, según informa la agencia de noticias The Associated Press.