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Consumidores de EEUU pagarán el precio de la guerra comercial con China, advierten expertos

La estrategia de Trump de imponer más aranceles a productos hechos en China puede ser una cura más grave que la enfermedad, según expertos

WASHINGTON.— Como parte de su agenda para “poner a EEUU de primero”, el presidente Donald Trump ha apretado las tuercas de su guerra comercial con China pero, a partir del mes próximo, esa escalada aumentará los precios de productos como iPhones, calzado, ropa, jueguetes y electrodomésticos, advirtieron hoy expertos.

Trump anunció ayer jueves que impondrá a partir del próximo 1 de septiembre aranceles del 10% en las importaciones de China por un valor de $300,000 millones, con la idea de obligar al gobierno de Pekín a suscribir un acuerdo comercial más ventajoso para EEUU.

Desde que lanzó su contienda presidencial en 2015, Trump siempre ha argumentado que otros socios comerciales han tomado ventaja de EEUU durante demasiado tiempo, y prometió “poner a EEUU de primero” en la arena internacional.

Su queja con China es que el gigante asiático ha recurrido a tácticas desleales con el objetivo de suprimir el dominio de EEUU en el mercado mundial, sobre todo en lo que se refiere al desarrollo de tecnologías.

Ahora, la inesperada movida de Trump no sólo rompió una tregua en la guerra comercial sino que sacudió a los mercados financieros, en unos momentos en que la reciente ronda de negociaciones entre Washington y Pekín, realizada en Shanghai, parecía avanzar sin contratiempo.

 Trump ya había impuesto aranceles del 10% a las importaciones chinas en 2018 -en particular bienes industriales-, que luego aumentaron al 25% a las importaciones por un valor de $250,000 millones en mayo pasado, e incluyeron tarifas a bolsos, valijas, artefactos deportivos, y bicicletas. En esa ocasión, China respondió con aranceles punitivos en exportaciones estadounidenses valoradas en $110,000 millones.

Un análisis del Banco de la Reserva Federal de Nueva York calculó que los primeros aranceles de 2018, y los aumentados en mayo pasado, se tradujeron a un costo adicional de $1,245 al año para los consumidores en EEUU, porque subieron los precios de los productos.

La nueva amenaza de Trump de inmediato hundió las acciones de la Bolsa y generó alarma en círculos financieros, tomando en cuenta que, esta vez, los aranceles afectarán importaciones de bienes al consumidor, como teléfonos celulares, ropa confeccionada, zapatos deportivos, juguetes y videojuegos, electrodomésticos, cámaras, televisores, y hasta productos del sector turístico manufacturados en China.

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 La Asociación de Ropa y Calzado Estadounidense (AAFA, en inglés), por ejemplo, calcula que el 42% de la ropa y casi el 70% del calzado a la venta en tiendas estadounidenses sufrirán el golpe de los nuevos aranceles.  

  Los juguetes, el 85% de los cuales son fabricados en China y exportados a EEUU, tampoco escaparán de una subida de precios, según adelantó ayer la juguetería Hasbro.

Aunque las empresas de EEUU han trasladado durante décadas sus operaciones a China para aprovechar al máximo la mano de obra barata, la amenaza de Trump es una estrategia arriesgada porque tendrá un "efecto dominó" en la economía nacional.

Si bien Trump quiere mejorar el acceso de las empresas estadounidenses al mercado chino y mayores protecciones de propiedad intelectual para EEUU, la estrategia no ataca con eficacia el problema del déficit comercial.

“Esto va a perjudicar a la economía y no va a encoger el déficit comercial (con China)… necesitamos una estrategia para arreglar el problema, y la mejor estrategia sería reducir el valor del dólar, que a su vez reduciría el costo de las exportaciones estadounidenses”, dijo a Noticias Telemundo Robert Scott, economista sénior del Instituto para Política Económica (EPI, por su sigla en inglés).

Trump “no tiene un plan estratégico para resolver nuestros problemas comerciales. Tiene estos aranceles, estas guerras comerciales, pero el déficit comercial va de mal en peor”, advirtió Scott.

Según el experto, el mes próximo los consumidores empezarán a ver un aumento en los precios, podría haber una ralentización de la economía, y las compañías tendrían que reducir sus costos de producción, incluyendo una purga de su planilla laboral, y todo eso arrimaría a EEUU a una recesión.

Aunque durante años China también ha manipulado su divisa para expandir sus exportaciones, Trump no ha cumplido su promesa electoral de declararlo un país “manipulador de divisa”, y tampoco ha tomado medidas para corregir el abultado déficit comercial, según Scott.

El líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, coincide con Trump en que EEUU tiene que “ser duro” con China porque ese país “no ha jugado limpio” y ha ocasionado pérdidas millonarias a la economía nacional y la eliminación de “millones de empleos”.

Schumer no comentó directamente sobre los nuevos aranceles pero insistió en que la respuesta de EEUU a las tácticas comerciales de China tiene que ser contundente.

Pero el senador demócrata por Delaware, Chris Coons, dijo hoy a la cadena MSNBC que aunque apoya la meta de Trump de “nivelar la cancha” entre EEUU y China, la escalada en la guerra comercial perjudicará el comercio y las relaciones con sus aliados.

“China ha estado aprovechándose de nuestras invenciones y propiedad intelectual durante décadas, y obligando a nuestras compañías a transferir tecnología de tal manera que ha contribuido a su surgimiento” como potencia económica, señaló Coons.

“En lo que se equivocó Trump fue en tomar el mazo de los primeros aranceles y lanzarse contra nuestros aliados más cercanos, contra Canadá y México, contra todos nuestros vitales aliados en Europa y Asia, antes de usarlo contra China”, enfatizó.


Otros efectos globales

En declaraciones a la prensa en Nueva York, el embajador de China ante Naciones Unidas, Zhang Jun, advirtió hoy de que la nueva ronda de aranceles podría tener un impacto en la cooperación de Corea del Norte en la búsqueda de un acuerdo nuclear.

“Sería difícil imaginar que, por un lado, ustedes buscan la cooperación de su socio pero, por otro, están perjudicando los intereses de ese socio”, dijo.

“Si EEUU desea hablar, entonces hablaremos; pero si lo que quiere es pelear, entonces pelearemos. Nunca sacrificaremos nuestros intereses fundamentales. No estamos luchando solo por China sino también por una economía internacional abierta, por el libre comercio, por un sistema comercial multilateral fiable y sin discriminación”, argumentó Zhang.

Con esas palabras, el gobierno chino ha dejado en claro que responderá con nuevas represalias si EEUU pone en marcha los nuevos aranceles al resto de las importaciones provenientes de ese país.

Aunque las represalias de la guerra comercial pueden tardar meses en tener un efecto, los aranceles anunciados por Trump causarán una subida en los precios de los productos justo en el inicio del nuevo año escolar y en vísperas de la época festiva en que las empresas buscan atraer a los consumidores a sus puertas.