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Este es el regalo que reciben los migrantes bajo custodia al cumplir la mayoría de edad

“Pensaba que yo iba a salir, y que yo no iba a cumplir mis 18 años ahí". Pero ese día la realidad la encontró en forma de grillete. Esta es la historia de miles de menores detenidos

“Pensaba que yo iba a salir, y que yo no iba a cumplir mis 18 años ahí". Esa era la angustia de Sofía, quien a sus 17 años- y luego de cruzar la frontera junto a su hermano de 15- fue enviada a un albergue para menores de Homestead, en Florida. Pero no imaginaba que en el día de su cumpleaños número 18, la realidad sería peor: sin mayor explicación, fue transferida a un centro de detención para adultos.


"Pues no me dijeron nada”, dice Sofía.  “Sólo me dijo que me iba a poner las cadenas porque ya era mayor de edad".


Su caso no es aislado. Cada año, miles de menores cumplen los 18 años detenidos, mientras se procesan sus casos. Según cifras oficiales, sólo entre el 2012 y el 2018, tres de cada diez menores en estos centros de detención tenían 17 años. Para este año fiscal, el número se acerca a 5 mil. Según las reglas establecidas por el Departamento de Salud sobre la custodia de menores no acompañados, "el programa ofrece cuidado al menor hasta que los procedimientos migratorios concluyen, el menor recibe un estatus migratorio legal o cumple los 18 años, lo que ocurra primero".


Pero una vez en los centros de adultos, estos jóvenes pueden ser deportados. Eso explica el temor que sentía André, el hermano de Sofía: "Por una parte triste, porque la metieron a la detención de mayores y por otra parte luchando para que ella saliera".

  
Tras un mes encerrada en un centro de ICE, Sofía fue puesta en libertad bajo el cuidado de Teresa Fortunel, quien es su guardiana legal. "El estudio es lo que necesita ahorita, que se supere, que aprenda el idioma y que le eche ganas a salir adelante", explica Teresa. Pero no todos tienen la misma suerte.

Sofía busca cumplir, en Estados Unidos, su sueño de convertirse en enfermera, algo que su madre, quien fue asesinada en Guatemala, hubiera querido. "Pues claro que estuviera orgullosa”, dice Sofía, “porque ya estámos acá y vamos a luchar para ser alguien".