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Así fue el segundo debate entre los aspirantes demócratas a la presidencia

Durante más de dos horas, los precandidatos discutieron sobre el sistema de seguridad social, la inmigración, la retórica racista de Trump y la epidemia de tiroteos, entre otros temas.

La noche de este martes 10 aspirantes del Partido Demócrata a la presidencia se dieron cita en Detroit (Michigan) para el segundo debate de cara las elecciones de 2020, que ha sido transmitido en televisión por la cadena CNN.

Durante más de dos horas, los precandidatos que buscan la nominación de su partido para enfrentarse al presidente, Donald Trump, quien buscará la reelección en noviembre de 2020, discutieron sobre el sistema de seguridad social, la inmigración, la retórica racista de Trump, la epidemia de tiroteos, entre otros temas.

Los aspirantes demócratas Elizabeth Warren, senadora de Massachusetts; Bernie Sanders, senador de Vermont; Pete Buttigieg, alcalde de South Bend (Indiana); Amy Klobuchar, senadora de Minnesota; Beto O’Rourke, excongresista de Texas; John Hickenlooper, exgobernador de Colorado; Tim Ryan, congresista de Ohio; John Delaney, excongresista de Maryland; Steve Bullock, gobernador de Montana y Marianne Williamson, escritora de libros de superación personal y espiritualidad, comenzaron con una acalorada discusión sobre el sistema de salud.

 En lo fundamental, la discusión sobre la salud dividió a los participantes en dos grupos. De un lado, más cargado a la izquierda, Warren y Sanders, a favor de eliminar los seguros de salud privados e instaurar el ‘Medicare’ para todos: la opción pública que sería financiada con impuestos.

Del otro lado, más hacia el centro, quienes propusieron un sistema mixto de seguros privados y gubernamentales o un cambio gradual hacia la salud pública.

Delaney y Bullok fueron los que se mostraron más reacios a las propuestas de Sanders y Warren. “¿Por qué queremos ser el partido que le quite su seguro médico a la gente?”, preguntó retóricamente Delaney.

Warren se apresuró a responder que el Partido Demócrata, a diferencia del Republicano, no le quería quitar la salud a nadie.  

Mientras que Klobuchar, Buttigieg, O’Rourke y Williamson intentaron defender una posición intermedia.

El alcalde de South Bend (Indiana) dijo que la opción pública sería mejor porque consolidaría las compras y obligaría a las empresas a bajar las primas de los seguros. “En este país si no tienes seguro médico pagas demasiado, y si tienes seguro médico pagas demasiado”, dijo.

Williamson dijo que a pesar de que respaldaba un cambio hacia lo público le preocupaba el costo político que un cambio radical podría tener.

“Es tiempo de dejar de preocuparnos por lo que dirán los republicanos. Si abrazamos una agenda que esté muy a la izquierda nos llamarán socialistas, si abrazamos una agenda menos a la izquierda nos llamarán socialistas”, dijo Buttigieg en respuesta a Williamson.

Los moderadores del debate preguntaron si los precandidatos estaban dispuestos a subir los impuestos a la clase media para pagar. Sanders dijo que, aunque los impuestos aumentarían, al final, la clase media pagaría menos por los servicios de salud.

Warren dijo que haría que los más ricos y las corporaciones pagaran más por la salud y la clase media menos.

Sanders acusó a Delaney de estar usando un argumento del Partido Republicano en contra del sistema de salud pública. Pero éste le dijo que las compañías quebrarían si tuvieran que cobrar lo que Sanders y Warren habían propuesto.

Bullock, Delaney y Ryan dijeron que instaurar un seguro público universal eliminaría los beneficios que los trabajadores sindicalizados han obtenido por medio de seguros privados que sus empleadores ofrecen, a lo que Sanders respondió que tendrían más beneficios como servicios dentales y oftalmología.

En realidad, pocos trabajadores pertenecen a un sindicato. Son sólo poco más del 10% ó 14,7 millones, que gozan de los beneficios de los contratos negociados, según datos de 2018 consultados por la cadena NBC

Cuando Ryan le dijo a Sanders que no podía saber si esos beneficios se materializarían, éste le respondió, visiblemente molesto, “lo sé porque yo escribí la maldita ley que así lo dice”, para la sorpresa y aplauso del público.

Por momentos, los precandidatos tuvieron dificultad para terminar sus participaciones en el tiempo que los moderados habían establecido.

 Los precandidatos también se dividieron sobre la inmigración.

La pregunta inicial fue si descriminalizar los cruces fronterizos irregulares aumentará la inmigración ilegal.

La senadora Warren dijo que estaba a favor. Si bien dijo que era importante mantener la seguridad en la frontera, según su razonamiento, lo más importante es quitarle a Donald Trump una herramienta que le permite separar a las familias.

Buttigieg también dijo que habría que discutir qué partes deberían ser una ofensa civil y cuáles una criminal, pero estuvo de acuerdo en que la criminalización de los migrantes era una herramienta de Trump para dividir al país y no debía seguirse utilizando.

Sanders evitó decir si aprobaría descriminalizar los cruces fronterizos, destacando la necesidad de una frontera segura. Sin embargo, adelantó que de ser presidente le otorgaría seguro médico a todos los inmigrantes indocumentados.

Ryan no dudó en decir que la propuesta de Sanders de otorgar seguro médico público a los inmigrantes indocumentados sólo llevaría a que más personas quisieran viajar al país de manera irregular.

Bullock estuvo de acuerdo con Ryan y agregó que el verdadero problema era Trump y su política agresiva contra los migrantes. En su opinión, la crisis en la frontera se podría solucionar con un presidente distinto en la Casa Blanca, uno con criterio, dijo.

“Lo que dices es que ignoremos la ley. Y las leyes importan”, le reprochó a Bullock Warren. Destacando que parte de lo que se necesitaba era una reforma de la inmigración que incluyera la seguridad en la frontera.

Buttigieg estuvo de acuerdo en la necesidad de reformar el sistema de inmigración y llamó a crear un camino a la ciudadanía para los millones de indocumentados que residen en el país.

Sanders defendió su idea de otorgar seguridad social a los indocumentados, argumentando que ellos también pagan impuestos.

La división entre los demócratas fue menos marcada en temas como la epidemia de tiroteos y el control de armas, en el que la mayoría estuvo de acuerdo. El enemigo común fue la Asociación Nacional del Rifle, que fue señalada como una de las principales responsables de la crisis de la violencia de las armas.

Williamson dijo que si bien todos los políticos siempre denunciaban a la Asociación Nacional del Rifle, muchos de ellos aceptaban contribuciones millonarias a sus campañas electorlaes, así como de otros grupos de interés, entre ellos los petroleros. El llamado de la escritora fue a que los votantes se decidieran por alguien que no viniese de la política.

O’Rourke coincidió en la necesidad de limitar la acción de los grupos de interés en las campañas políticas con legislación. Y Buttigieg fue más allá y habló de la posibilidad de reformar la constitución para limitar su influencia.

Varios aspirantes, entre ellos Klobuchar, hicieron el compromiso de frenar e incluso acabar o deshacerse de la Asociación Nacional del Rifle, que defiende el derecho a ultranza de portar armas, incluso rifles de asalto y de uso militar.

 Durante la noche los candidatos intentaron destacarse como los adversarios que podrán derrotar a Donald Trump el día de las elecciones. Varios de ellos, como Warren y Sanders, aparecen en las encuestas más recientes como favoritos para derrotarlo, si las elecciones fuesen ahora.

Los comentarios de Trump contra congresistas demócratas de color, incluidas cuatro mujeres también fueron parte del debate de este martes.

"El racismo del presidente Trump no sólo ofende nuestra sensibilidad. Está cambiando este país. Los crímenes de odio están en aumento, en cada uno de los últimos tres años", dijo O'Rourke.

Al pedir una mayor exploración de las reparaciones de la esclavitud, O'Rourke continuó diciendo que "la forma en que nos convertimos en el país más grande en la faz del planeta fue literalmente a espaldas de los secuestrados y traídos aquí por la fuerza", y agregó " El legado de la esclavitud y Jim Crow está vivo y fuerte".

Pero Klobuchar señaló que, si bien los demócratas tenían razón en atacar a Trump, también deberían tener cuidado de no pintar a todos sus seguidores con una brocha gorda.

"Hay personas que votaron antes por Donald Trump que no son racistas, querían una mejor economía, así que yo apelaría a ellos", dijo Klobuchar, quien ganó la reelección en Minnesota por un amplio margen la misma noche que Trump casi ganó su estado en 2016.

Por una casualidad del sorteo utilizado para determinar la alineación, el escenario del martes por la noche contó con 10 candidatos blancos en una ciudad de mayoría afroamericana, mientras que los cinco candidatos minoritarios en la carrera demócrata de 2020 se enfrentarán cara a cara en la segunda noche del debate el miércoles, junto con Joe Biden, el favorito en las encuestas.

El debate de Detroit puede ser una de las últimas oportunidades para que un número de candidatos poco conocidos tengan un momento decisivo antes de que se levante significativamente los requisitos para calificar para el próximo debate en septiembre, que se espera que termine de delimitar el campo.

Por su parte, la autora y asesora espiritual Marianne Williamson advirtió a los demócratas que deben enfrentar un problema mayor, que incluso los planes más detallados del mundo no pueden solucionar.

"Si creen que esta debilidad va a lidiar con la oscura fuerza psíquica del odio colectivo que este presidente está fomentando en el país, entonces me temo que los demócratas van a ver algunos días muy oscuros", dijo ante los aplausos de la audiencia.

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