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Médicos hallan cambios en el cerebro de los diplomáticos de EEUU que enfermaron por un misterioso sonido en Cuba

Los médicos encontraron "diferencias significativas", en comparación con los cerebros de otros grupo de personas, pero la explicación no es sencilla.
Foto de archivo de la Embajada de Estados Unidos en La Habana, Cuba
Foto de archivo de la Embajada de Estados Unidos en La Habana, CubaAP

WASHINGTON - Un grupo de empleados del gobierno de EEUU potencialmente expuestos a fenómenos inexplicables en Cuba tienen menos materia blanca en el cerebro y menos conectividad en las áreas que controlan la visión y la audición que personas sanas, según los médicos.

Los hallazgos de los investigadores de la Universidad de Pennsylvania (conocida como Penn) son los más específicos hasta la fecha sobre la condición neurológica de los diplomáticos estadounidenses, espías y sus familiares que reportaron sensaciones y sonidos extraños mientras prestaban servicios en La Habana entre 2016 y 2018.

Sin embargo, aunque los médicos encontraron "diferencias significativas" en sus cerebros en comparación con un grupo de control, no pudieron decir si fueron causadas por lo que haya ocurrido en Cuba, ni si esas diferencias explican los síntomas de los estadounidenses.

Diagramas de comparación muestran los cerebros de algunos de los diplomáticos afectados por los presuntos ataques sónicos, a partir de un estudio de la Universidad de Pennsylvania.
Diagramas de comparación muestran los cerebros de algunos de los diplomáticos afectados por los presuntos ataques sónicos, a partir de un estudio de la Universidad de Pennsylvania.via NBC News

Foto de los diagramas de comparación de los cerebros/NBC News

Los hallazgos médicos, revelados el martes en la Revista de la Asociación Médica de Estados Unidos, se producen a la par que funcionarios de seguridad nacional de EEUU le dicen a NBC News que, tras más de dos años investigando el misterio, el gobierno aún no ha determinado quién o qué es responsable de lo que ocurrió en La Habana.

El FBI, que en 2017 investigó lo que Estados Unidos ha llamado "ataques dirigidos", realizó varios viajes a La Habana, pero agotó sus pistas sobre el caso, según algunos individuos informados sobre la investigación. Si bien la investigación no se ha cerrado formalmente, aún no se ha identificado ninguna fuente de energía externa en Cuba que pudiera haber causado las lesiones, dijeron. El FBI no quiso hacer comentarios.

Aunque la administración de Trump no se ha retractado de las afirmaciones de que sus empleados en Cuba fueron atacados, los funcionarios del FBI, la CIA y el Departamento de Estado también están examinando la posibilidad de que una enfermedad psicógena masiva o síntomas psicosomáticos que se diseminan a través de una comunidad puedan ser culpables de los problemas de salud en al menos algunos de los casos, dijeron las autoridades.

La Embajada de Cuba en Washington no respondió a una solicitud de comentarios. Pero el Dr. Mitchell Joseph Valdés-Sosa, el jefe del Centro de Neurociencia de Cuba que ha estado investigando las acusaciones de EEUU, dijo que la metodología del estudio incluía importantes "motivos de preocupación", incluida la composición del grupo de control y las afirmaciones sobre los cambios cerebrales que según dijo podrían haber resultado de "muchos factores, incluidos los estados psicológicos".

"El aspecto más preocupante es el intento de vincular estos hallazgos con un 'fenómeno direccional' no especificado'', dijo Valdés-Sosa. "La investigación en esta área ha estado envuelta en secreto y guiada por la paranoia de la guerra fría".

El Departamento de Estado dijo que estaba “confirmado médicamente” que 26 estadounidenses que sirvieron en Cuba estaban afectados. El estudio de Penn incluyó a la mayoría de los empleados, los familiares que vivían con ellos y otros trabajadores remitidos a Penn por exposición potencial, lo que hace que el total sea de 40.

Usando un grupo de pruebas avanzadas de resonancias magnéticas (MRI), los investigadores crearon un mapa cerebral detallado, que incluye las vías y conexiones que permiten que partes del cerebro se comuniquen entre sí. Una computadora tarda más de 24 horas en procesar los datos y crear los mapas, según explicaron los funcionarios a NBC News. Los resultados de todos los individuos en el grupo de Cuba se combinaron y luego se usó un software personalizado para comparar esos resultados con un mapa hecho de MRIs de 48 individuos de edad y etnia similares.

Los médicos descubrieron que al medir la materia blanca -las fibras nerviosas que forman la red de comunicaciones del cerebro- los pacientes de Cuba tenían un volumen medio que era 27 centímetros cúbicos más pequeño que los pacientes del grupo de control. En general, tenían volúmenes similares de materia gris, rica en células cerebrales que procesan información, pero en algunas regiones del cerebro  los pacientes de Cuba tenían más materia gris que los del grupo de comparación.

Las neuroimágenes avanzadas que rastrean cómo las moléculas de agua viajan a través del cerebro encontraron una menor conectividad en las redes relacionadas con la vista y la audición, lo cual sigue muchos de los síntomas reportados, pero no en las redes que manejan procesos de pensamiento de nivel superior. Aun así, los médicos no pudieron establecer una conexión clara entre los hallazgos y los síntomas de los pacientes, que también incluían problemas con el equilibrio, el sueño y la memoria.

En 2018 se informaron incidentes similares entre empleados del gobierno de Estados Unidos que prestan servicios en Guangzhou, China, y el Departamento de Estado declaró que un estadounidense fue "confirmado médicamente" como afectado. El estudio de Penn se limitó a los estadounidenses que estaban en Cuba, ninguno de los cuales ha sido identificado públicamente.

El corresponsal médico de NBC News, el Dr. John Torres, dijo que el tamaño pequeño de la muestra y la alta sensibilidad de las exploraciones cerebrales podrían haber producido resultados que parecen inusuales pero que no son clínicamente significativos.

"A pesar de que, como grupo, este personal gubernamental tiene cambios en partes de sus cerebros observados en las imágenes de resonancia magnética, esos cambios no pueden vincularse directamente con lo que informan que sucedió en Cuba", dijo el Dr. Torres.

A partir de finales de 2016, diplomáticos y oficiales de inteligencia de EEUU en Cuba comenzaron a informar sobre incidentes extraños que el estudio de Penn describe como "exposición potencial a fenómenos direccionales no caracterizados" de orígenes desconocidos, "que se manifiestan como presión, vibración o sonido". Algunos reportaron sonidos penetrantes en sus hogares durante la noche que desaparecían repentinamente cuando se alejaban a unos pocos pies de distancia.

Los ruidos misteriosos inicialmente llevaron a los investigadores a sospechar un arma sónica, pero los investigadores descartaron la posibilidad de que las ondas de sonido pudieran haber causado el daño. Se han explorado otras posibilidades, como un microondas u otra fuente de energía electromagnética, así como posibles causas ambientales y enfermedades psicosomáticas.

Debido a lo mucho que aún se desconoce sobre el funcionamiento interno del cerebro, es difícil decir si alguna de esas teorías podría explicar claramente los cambios específicos en el volumen de materia cerebral y la conectividad identificados por el estudio de resonancia magnética, según los expertos médicos.

La extraña saga ha infligido un daño significativo en una relación entre Estados Unidos y Cuba que apenas comenzaba a restablecerse en los últimos años después de medio siglo de enemistad.

Después de declarar que sus diplomáticos habían sido atacados, Estados Unidos sacó a la mayoría de sus empleados de Cuba y advirtió a todos los estadounidenses que no viajaran allí. Esos lazos se han debilitado más por la reimposición de sanciones y restricciones de viaje que se habían aliviado durante la administración de Obama.

Además del estudio de Penn, los Institutos Nacionales de Salud están llevando a cabo su propio "estudio de investigación de lesiones cerebrales" en el que participan los pacientes de Cuba con la ayuda de supercomputadores del Departamento de Energía y laboratorios nacionales capaces de procesar grandes cantidades de datos neurológicos. El Departamento de Defensa también se ha comprometido a estudiar tecnologías que podrían haberse usado para dañar a los estadounidenses, informó NBC News.

El Departamento de Estado dijo que estaba al tanto del nuevo estudio de los médicos de Penn y "da la bienvenida a la discusión de la comunidad médica sobre este tema increíblemente complejo".

"La principal prioridad del departamento sigue siendo la seguridad y el bienestar de su personal", dijo la entidad gubernamental en un comunicado.

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