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Este migrante de 17 años cuenta cómo es dormir entre basura en un centro de detención de la Patrulla Fronteriza

Hambre, sed, sueño, luces que no se apagan nunca, guardias que atemorizan a los niños que preguntan por la hora, que piden comida. "A veces, le dábamos una hamburguesa a los más pequeños", los grandes aguantaban más el hambre.

Abner, un joven guatemalteco de 17 años, ha descrito su experiencia en un centro de detención de la Patrulla Fronteriza en Yuma, Texas, durante una entrevista con la cadena NBC que se ha publicado este lunes.

Las primeras 48 horas quedaron grabadas en su memoria como una huella indeleble, pues no olvida lo que se sintió pasar todo ese tiempo sin dormir por falta de espacio para acostarse.

Los compañeros mayores se quedaban de pie o sentados para hacer espacio para que los más jóvenes, chicos de entre ocho y diez años, pudieran descansar acostados en el suelo. Sin nada para taparse, Abner cuenta que titiritaba de frío.

“Me tuve que quedar casi dos días así, parado. No dormía. Y no me trataban bien porque pedía por lo menos comida, agua, algo para taparme y no me lo daban”, dijo el joven migrante a NBC.

Él prefiere que su nombre completo no se sepa y que su rostro también permanezca oculto por miedo a que lo puedan deportar. Eventualmente, cuenta, se resignó a dormir en una esquina donde se amontonaba la basura y los desperdicios de la celda sobrepoblada.

En total, pasó 11 días en los que no supo si era de día o de noche, porque las luces siempre estaban encendidas. Al hambre, la sed y el sueño se añadía el temor a los guardias. Si le preguntaba a uno qué hora era le contestaba en tono burlón otra cosa, por ejemplo: ‘¿Por qué preguntas, tienes una cita en otro lugar, para qué quieres saber?’

En una ocasión Abner vio cómo uno de los guardias golpeaba a un chico en el estómago.

“Le sacaron el aire de un puñetazo… pero no sé por qué”, dijo el joven al medio citado.

Había dos comidas al día, a las 10:00 am y a las 5:00 pm. Pasaban hambre en las noches. Y pedía que le dieran algo de comer, pero nunca le daban nada. Lo peor eran los más pequeños. Ellos no sabían aguantarse el hambre. Así que a veces les daban una de sus hamburguesas, en palabras de Abner, “porque los más pequeños querían comer más que los otros. Al menos, (los más grandes) aguantaban más el hambre”.

Para tomar agua tenían un lavabo; entonces, hacían un cuenco con las manos y sorbían el agua. Como no había jabón para lavarse las manos, la bebían directo de sus manos sucias.

Un oficial de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) dijo a la cadena NBC que el relato del chico migrante era inconsistente con los registros que tenían del tiempo que estuvo en custodia, del 25 de mayo al 5 de junio.

“Es importante saber que CBP toma todos los reportes de quejas sobre el personal con seriedad y los alegatos del joven sobre el maltrato han sido referidos a la Oficina de Responsabilidad Profesional de la agencia”, dijo el oficial.

Desde junio, el hacinamiento en los centros de detención infantiles a lo largo de la frontera ha disminuido. La aprehensión de migrantes ha caído un 36%, respecto del pico de mayo, cuando se detuvieron a casi 140.000 personas, la mayoría familias provenientes de Centroamérica. Además, el presupuesto para atender a los migrantes ha aumentado.

El secretario interino del Departamento de Seguridad Nacional, Kevin McAleenan, dijo en una audiencia ante el Congreso la semana pasada que los agentes fronterizos hacían lo mejor que podían bajo las condiciones dadas.

Cuando Abner dejó el centro de Yuma lo trasladaron a una instalación administrada por el Departamento de Salud y Servicios Humanos. Allí dijo que podía jugar fútbol y hacer amigos. Ahora, ya ha sido reunido con su padre en Chicago, con quien espera las instrucciones de su abogado para acudir a su próxima cita en la corte de inmigración.

Abner cuenta que huyó de la pobreza extrema en Guatemala y aunque desea que sus cuatro hermanas pronto puedan acompañarlos en Estados Unidos, se siente mal de que puedan pasar por una experiencia como la suya en manos de la Patrulla Fronteriza.

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