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El Chapo condenado a cadena perpetua más 30 años por narcotráfico

El veredicto de culpabilidad tras un juicio de 11 semanas conlleva lo que el gobierno describe como una sentencia muy justificada de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional

No hubo sorpresas, Joaquín Guzmán Loera "El Chapo" fue sentenciado a cadena perpetua más 30 años en medio de las quejas de los abogados de que no recibió un juicio justo que contrastó con la satisfacción del departamento de Justicia de EEUU por la condena. Lo que sí fue sorpresivo es que el capo mexicano habló finalmente en la corte, tal y como habían confirmado sus abogados y se quejó de las condiciones que vivió en la cárcel.

"No tengo mucho que decir, el Congreso ha establecido el mínimo de pena de por vida más de 30 años... es la ley", declaró contundente el juez del caso Brian Cogan.

Sin embargo, los letrados del narcotraficante mexicano denunciaron que no se hizo justicia y que apelarán la sentencia.

"Quiero un juicio justo. No se hizo justicia. No podemos tener un juicio en los que los jurados estuvieron mintiendo al juez", denunció uno de los letrados del capo de capos, Jeffrey Lichtman. 

"Este caso era una inquisición, era un espectáculo. Lo único importante era la evidencia del gobierno. Hasta 5 miembros del jurado quebrantaron la ley en el juicio", denunció Lichtman uno de los representantes legales de El Chapo.

Añadió que "todo lo que pedimos es un juicio justo. No estoy aquí para decir que Joaquín Guzmán es un santo".

Por su parte el Departamento de Justicia de EEUU aseguró que "hoy se hizo justicia" en el caso de Joaquín Guzmán Loera.

Como ya adelantaron sus abogados antes de recibir su sentencia, Guzmán Loera se quejó de las condiciones que sufrió en la cárcel donde ha estado confinado desde que fue extraditado a EEUU desde México: "Como se sabe señor juez he estado confinado durante 30 meses, ha sido una gran tortura, me he visto obligado a beber agua no higiénica todos los días. Se me ha negado ver la luz solar,  el aire que entra no es fresco y me duele mi garganta y mi nariz. Para poder dormir tengo que tapar mis oídos con papel higiénico".

Agregó que sufrió una tortura cruel "lo peor que vivido en mi vida ha sido una falta de respeto... estamos en pleno siglo XXI,  no se debe tratar de esa forma cruel e inhumana".

"Esperaba un juicio justo y que mi fama no fuera un factor en la administración de justicia, pero lo que pasó fue lo opuesto", se quejó.

"Voy a agradecer señor juez que me permita dar unas palabras. Por favor primero que nada quiero dar las gracias a mi esposa mis hijas mis niñas por su apoyo incondicional durante este largo proceso", dijo el capo de capos.

También dio las gracias a los guardias de la cárcel por el buen trato "que me han ayudado aguantar esta gran tortura".

También se quejó de no haber podido tener contacto físico con los suyos y aunque se le quebró la voz, no lloró cuando  denunció que "también a mi esposa se le ha negado el permiso que me visite, no pude abrazar a mis niñas".

Precisamente, la esposa del narco arribó el miércoles al tribunal para la audiencia de sentencia de su marido, en Nueva York.

La mujer del narcotraficante Emma Coronel Aispuro ingresó al tribunal fuertemente custodiado en Brooklyn, donde Guzmán conocerá su condena por dirigir una banda de tráfico de drogas.

Coronel asistió a las sesiones del juicio incluso cuando las declaraciones de testigos se referían a ella.

La esperada vista judicial fue su última oportunidad de hablar de forma pública antes de pasar el resto de su vida entre rejas en una prisión estadounidense de máxima seguridad.

Guzmán, de 62 años, fue condenado en febrero por varios delitos de conspiración en un enorme caso sobre narcotráfico. El veredicto de culpabilidad tras un juicio de 11 semanas conlleva lo que el gobierno describe como una sentencia muy justificada de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

Las pruebas mostraron que el cártel de Sinaloa, a las órdenes de Guzmán, pasó de contrabando a Estados Unidos enormes cantidades de cocaína y otras drogas durante sus 25 años al mando, según indicó la fiscalía en documentos judiciales resumiendo el juicio. Su “ejército de sicarios”, añadieron, tenía órdenes de secuestrar, torturar y asesinar a cualquiera que se interpusiera en su camino.

La defensa alegó que Guzmán era víctima de un montaje de otros traficantes, que se convirtieron en testigos del gobierno para conseguir sentencias más suaves en sus juicios.

Desde su extradición en 2017, Guzmán ha estado aislado la mayor parte del tiempo. Conscientes de su historial de fugas de prisiones mexicanas, las autoridades estadounidenses le han mantenido en aislamiento en una cárcel de Manhattan y vigilado de cerca en sus comparecencias en el tribunal de Brooklyn donde se ha instruido su caso.

Aunque el juicio estuvo dominado por la figura de Guzmán como un delincuente casi mítico, armado con una pistola con diamantes engarzados y que se mantenía un paso por delante de las autoridades, el jurado no ha oído al propio Guzmán salvo cuando dijo al juez que no declararía.

Sin embargo, las pruebas presentadas durante el proceso apuntan a que su decisión de guardar silencio en el puesto de la defensa va contra su naturaleza: varios testigos dijeron al jurado que le encanta su propia historia de cómo pasó de la pobreza a la riqueza gracias al narcotráfico y siempre estaba interesado en encontrar a un escritor o guionista que la narrara. También hubo reportes de que quería declarar en su defensa hasta que sus abogados le convencieron de lo contrario, de modo que su vista para sentencia es su última oportunidad de ser el centro de atención.

Diga lo que diga, es probable que encaje con la versión de la defensa de que es el chivo expiatorio de otros capos a los que se les dio mejor sobornar a políticos y fuerzas de seguridad mexicanas para que les protegieran mientras el gobierno estadounidense miraba para otro lado.

La fiscalía describe un imperio que financiaba aviones privados, grandes casas en primera línea de playa y un zoo privado. Y las posibilidades de que el gobierno estadounidense pueda cobrar la indemnización de aproximadamente 12.500 millones de dólares son inexistentes. El abogado defensor Jeffrey Lichtman afirmó hace poco que el caso del gobierno era “todo parte de un juicio espectáculo”. 

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