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“Las tumbas están vacías. Estamos todos asombrados”. Crece el misterio de la joven desaparecida en El Vaticano

El pasado verano, la familia de la joven recibió una carta anónima con una foto de una tumba en un cementerio de El Vaticano y una frase: “Busque donde indica el ángel”.
Imagen del Cementerio Teutónico de El Vaticano, este miércoles. A la derecha, cartel con la fotografía de Emanuela Orlandi.
Imagen del Cementerio Teutónico de El Vaticano, este miércoles. A la derecha, cartel con la fotografía de Emanuela Orlandi. AP / AP

Las tumbas están vacías. Estamos todos asombrados”, explicó Laura Sgro, abogada de la familia de la joven misteriosamente desaparecida.

Emanuela Orlandi, hija de un empleado de El Vaticano, se desvaneció el 22 de junio de 1983, cuando sólo 15 años, tras salir de su apartamento familiar para acudir en autobús a una lección de música en la basílica de Sant'Apollinare.

Apenas dos meses antes, el 7 de mayo, se había perdido el rastro, también en la capital italiana, a otra joven de la misma edad, Mirella Gregori.

Ninguna de las dos ha sido nunca hallada, y tres décadas después aún no se ha aclarado lo que pudo sucederles.

“La verdad tiene que salir a la luz”, dijo el hermano de Orlandi, Pietro, en noviembre del año pasado.

El caso se reactivó tras el hallazgo de huesos humanos durante unas obras de renovación en la embajada de El Vaticano en Roma, aunque un análisis posterior concluyó que se trataba de una mujer de 30 años, creando así un nuevo misterio.

Se especuló sin embargo con que Orlandi no hubiera sido asesinada sino secuestrada y mantenida con vida durante años, hasta ser empalada o enterrada en el edificio de la embajada por personas y causas que se desconocen.

Los resultados de las pruebas genéticas de ADN fueron negativos.
El misterio de su desaparición ha sido ligado a varios escándalos de la Santa Sede, desde la conspiración para asesinar al papa Juan Pablo II hasta los escándalos de la banca vaticana.

“El papa Juan Pablo II, el papa Ratzinger, el papa Francisco, estoy convencido de que saben qué ocurrió”, aseguró en noviembre el hermano de la joven, “quizá ahora entiendan que esta historia nunca desaparecerá, que seguiremos hasta conocer la verdad”.

El pasado verano, la familia de la joven recibió una carta anónima con una foto de una tumba en el cementerio Teutónico de El Vaticano y una frase: “Busque donde indica el ángel”.

El camposanto se encuentra donde una vez estuvo el circo del emperador Nerón, lugar de martirio de los primeros cristianos.

Apoyada en un muro vaticano se encuentra una estatua de un ángel que sostiene una sábana con el texto latino “Requiescat in pace” (“Descanse en paz)”.

En la lápida hay una inscripción fúnebre dedicada a la princesa Sophie von Hohenlohe y al príncipe Gustavo von Hohenlohe, quien en 1857 fue nombrado arzobispo por el papa Pío IX.

Una investigación concluyó que las tumbas habían sido abiertas después del enterramiento del siglo XIX, y que la datación de la estatua es diferente a la del sepulcro. La Fiscalía italiana dio entonces el visto bueno para abrir las tumbas, y El Vaticano también aceptó.

La sorpresa no ha sido tanto no encontrar restos que pudieran coincidir con los de la joven desaparecida dentro de la tumba, sino tampoco ningún otro cuerpo, pese a que se esperaba hallar huesos de las princesas Sophie von Hohenlohe (que murió en 1836) y Carlotta Federica of Mecklenburg (falleció en 1840).

“El resultado de la búsqueda ha sido negativo, no hay restos humanos o urnas funerarias”, ha explicado el portavoz vaticano Alessandro Gisotti.

No es la primera pista falsa: en 2005, otra nota anónima aseguró que el cuerpo de Orlandi había sido enterrado en la tumba de Enrico de Pedis, un mafioso de las décadas de 1970 y 1980. Se abrió el sepulcro, pero nada se halló.