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Alerta por una tormenta que podría convertirse en el primer hurracán de la temporada: Nueva Orleans, bajo el agua y los tornados

Vea los espectaculares videos de tornados e inundaciones en Nueva Orleans mientras el primer huracán de la temporada amenaza ya Estados Unidos.

A medida que se acerca un temporal que podría convertirse en el primer huracán de la temporada, las autoridades de Louisiana han ido tomando precauciones. El gobernador John Bel Edwards declaró este miércoles el estado de emergencia. En el mismo día, Nueva Orleans tuvo una prueba de lo que podría venir: una inundación en consecuencia de una fuerte tormenta afectó una amplia parte de la ciudad.

En un boletín emitido este jueves de madrugada, el Centro Nacional de Huracanes predijo que a lo largo del día el temporal podría transformarse primero en una "depresión tropical", y luego, por la noche, en una "tormenta tropical". El viernes ya podría convertirse en un huracán débil. 

La alerta se refería a las área ubicadas desde la desembocadura del río Mississippi hasta Cameron, Louisiana, situada más en el Oeste. En las primeras horas de este jueves, Nueva Orleans todavía no estaba considerada entre las zonas incluidas. 

La cuenta local de Twitter del Servicio Meteorológico Nacional ha comunicado en su última actualización que las previsiones permanecen de momento estables, pero que las lluvias se han intensificado. También alertó de posibles inundaciones peligrosas para la vida entre Pearl River e Intercostal City. 

“Nadie debería tomar esta tormenta a la ligera”, dijo el gobernador John Bel Edwards al declarar el estado de emergencia. Se prevé que hasta el lunes podrían caer en Louisiana al menos 15 pulgares (30 centímetros) de lluvia. En algunas zonas, las precipitaciones podrían alcanzar los 20 pulgares.

El Centro Nacional de Huracanes había elevado el miércoles al 90% la posibilidad de que en las siguientes 48 horas se formara una depresión tropical en el golfo de México. El que podría convertirse en el primer huracán de la temporada podría barrer con fuertes lluvias la costa estadounidense entre Texas y Florida.

Nueva Orleans ya tuvo un adelanto de lo que podría pasar en las próximas horas. Una violenta tormenta embistió la ciudad este miércoles por la mañana, provocando inundaciones en algunos hoteles y tiendas y la paralización del tráfico en hora punta. 

Todo pasó muy rápidamente. "Creo que me marché para ir al trabajo a las siete menos cuarto", dijo Donald Smith, dueño de un restaurante. "Media hora después el agua estaba en todas partes". Para la ciudad se lanzó una alerta por fuertes tornados.

La primera tormenta del año fue Andrea, que se formó en mayo, antes del inicio oficial de la temporada (el 1 de junio), al sur de las islas Bermudas, y se dirigió hacia el este, lejos de la costa, para disolverse con rapidez.

Esta segunda tormena, bautizada Barry, puede arrastrar vientos huracanados en Luisiana, Texas y Mississippi, y dejar fuertes lluvias entre Texas y Florida.

El área de bajas presiones estuvo localizada este miércoles en el noreste del golfo de México, a unas 100 millas al suroeste de Apalachicola (Florida), y provocó lluvias y tormentas en esa área mientras se dirige hacia el oeste. En su camino, ganó fuerza gracias a las aguas inusualmente cálidas del golfo.

Es habitual que, en las primeras semanas de julio, las tormentas se centren en esta área, indica el experto Marshal Shepherd citando los datos registrados entre 1851 y 2015. Con el agua por encima del umbral de los 80 grados Fahrenheit, y las condiciones de viento óptimas, Barry tiene todo a su favor.

Estas tormentas suelen arrastrar más lluvias que viento, según el meteorólogo Michael Lowry, lo que puede reducir la importancia que medios de comunicación y ciudadanos les otorgan pese a recientes ejemplos con inundaciones catastróficas: la categoría de un huracán no siempre es indicativo de su peligro.

El Servicio Meteorológico Nacional advirtió que la tormenta  podría provocar crecidas en el río Mississippi de hasta 20 pies (seis metros) el sábado, generando inundaciones a su paso por Nueva Orleans. Se trata de un límite clave, ya que la ciudad está protegida por diques de entre 20 y 25 pies de altura. 

Las autoridades locales han pedido a los residentes que tengan al menos tres días de suministros a mano y que mantengan despejados los desagües pluviales de su vecindario para que el agua pueda moverse rápidamente.