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“Escapé de la guerra y acabé en un infierno”. Migrantes relatan el bombardeo de un centro de detención en Libia

El ataque provocó la muerte de almenos 53 personas. Algunos supervivientes relataron que recibieron disparos de los guardias del campo al intentar huir
Escombros en el centro de detención para migrantes de Tajoura (LIbia) tras el bombardeo que lo golpeó.
Escombros en el centro de detención para migrantes de Tajoura (LIbia) tras el bombardeo que lo golpeó. EFE / EFE

En la noche entre el pasado martes y miércoles, una bomba golpeó de lleno un centro de detención para migrantes en Libia, un país del norte de África. Este lugar está destrozado desde hace años por una guerra civil, y al mismo tiempo es etapa obligada para muchas personas que intentan alcanzar Europa. 

Uno de los más de 600 detenidos que se encontraban en el campo en esos momentos es un adolescente subsahariano. Sufrió heridas en la espalda y en una pierna, pero se salvó. Y puede contar lo que pasó. “Escapé de la guerra para acabar en este infierno”, asegura. “Mis días aquí son oscuros”. 

Él tuvo suerte, pero muchos otros no. El ataque acabó con la vida de al menos 53 personas, según el último recuento de la ONU. También hubo almenos 130 heridos. El Gobierno de Unidad de Trípoli (la capital de Libia), reconocido por la ONU, atribuye la responsabilidad del bombardeo al denominado Ejército Nacional Libio, que está en guerra contra él en alianza con otras milicias. 

El joven herido, que no quiere dar su nombre y nacionalidad por temor a represalias, asegura que él llevaba 20 meses en el centro (situado en Tajoura, cerca de Trípoli), y se pasó los últimos ocho trabajando en un taller de armas colocado al lado del campo.  

Allí cerca también hay un hangar, donde decenas de migrantes pasaban la noche del martes cuando cayó la bomba. El adolescente subsahariano cuenta que él también estaba durmiendo. “Cuando me desperté, estaba en el hospital”. Como sus heridas no eran graves, este jueves lo devolvieron al centro de detención, junto a cientos de otros migrantes.

Tras el ataque, algunos detenidos supervivientes relataron a los trabajadores humanitarios de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, que llegaron al centro para socorrer a las víctimas, que los guardias del campo les dispararon mientras intentaban huir. Dos refugiados confirmaron este relato al diario español El País

El Ejército Nacional Libio, apoyado por Arabia Saudí, Francia, Emiratos Árabes Unidos y Rusia, niega haber bombardeado el hangar donde estaban retenidos los migrantes, y dice que su objetivo era una posición cercana de los enemigos. La alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet, habló de la posibilidad de que el bombardeo sea un crimen de guerra. 

El dramático camino hacia Europa

El adolescente que contó lo que pasó en el ataque empezó su viaje hacia Europa cuando tenía 14 años, según cuenta. El recorrido fue plagado de abusos y torturas. Y cuando llegó a la costa norte de África, vio que su sueño no estaba tan cerca como parecía. La guardia costera libia financiada por los países de la Unión Europea lo detuvo y lo encerró en Tajoura. 

Como él, son miles los migrantes que intentan alcanzar Europa por vía marítima. Pero muchos de los que afrontan el viaje por el Mar Mediterráneo nunca llegan a destino. Casi a diario se registran accidentes que involucran las inestables embarcaciones utilizadas por estas personas para cruzar el tramo que separa Libia de Italia. 

Entre los últimos, reportados esta semana, uno afectó a 86 personas, de las que solo sobrevivieron tres. Otro involucró a 54 náufragos, que fueron rescatados por una ONG italiana y esperan que algún país europeo se haga cargo de atenderlos. 

Según cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), un total de 597 inmigrantes han perecido en el mar mientras trataban de alcanzar las costas de Europa desde el inicio de 2019. Un total de 343 han muerto en la llamada "ruta central", que parte desde las costas de Libia y que está considerada una de las más mortíferas del mundo.

El riesgo de sufrir un naufragio en el mar o de ser detenido en un centro de Libia ilustra la dura elección a la que se enfrentan aquellos que han llegado a la costa sur del Mediterráneo y quieren llegar a Europa, destaca The Associated Press.

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