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Gigantesco "Baby Trump" encabeza protesta contra lo que activistas consideran "politización" del 4 de julio

La manifestación se realiza ya a pocos metros del Monumento Lincoln donde Trump dará su discurso por el Día de la Independencia

Activistas ya están a pocos metros del Monumento Lincoln donde el presidente Donald Trump dará su discurso hoy por el 4 de julio con el gigantesco "Baby Trump" a unos metros de donde el presidente dará su discurso este 4 de julio en protesta por lo que consideran la "politización" de los festejos del Día de la Independencia.

La Casa Blanca insiste en que el discurso del presidente Donald Trump en el Monumento a Lincoln “no será político”, pero éste no deja de afrontar acusaciones de politizar las celebraciones del 4 de julio, tal como ocurrió con Richard Nixon en 1970, como la manifestación que ya se está llevando a cabo en Washington.

El espectáculo de hoy para conmemorar el 243 aniversario de la Independencia de EEUU incluirá el discurso de Trump, un despliegue de tanques militares, juegos pirotécnicos, entretenimiento, y el sobrevuelo del avión presidencial, “Air Force One” y de los “Blue Angels” de la Marina.

Un funcionario de la Casa Blanca, que pidió el anonimato, dijo a Noticias Telemundo que “esto no será un discurso político, será un saludo a EEUU, nuestra bandera y nuestras grandes Fuerzas Armadas”.

El propio Trump, acostumbrado a los espectáculos en su antigua carrera televisiva, dijo en Twitter que el evento “¡será el show de toda una vida!”

Trump minimizó las críticas sobre los costos al argumentar que todo el equipo militar pertenece al gobierno y que los juegos pirotécnicos han sido donados. Al parecer, el mandatario no ha tomado en cuenta los costos asociados con el traslado del arsenal y el salario del personal militar, entre otros. 

Pero el evento, que comenzará a partir de las 6:30 pm hora local, ha desatado controversia en círculos políticos y académicos y ha generado malestar entre líderes demócratas, del gobierno capitalino y hasta de líderes del Pentágono.

En el caso del Pentágono, si la celebración se transforma en un evento altamente político, los militares que participen podrían estar violando un reglamento castrense, y otro del gobierno federal, que les prohíbe participar en actividades políticas.

Mientras, grupos cívicos, entre éstos “CodePink”, han programado protestas en contra de Trump, a quien acusan de “secuestrar” y “politizar” la celebración nacional. “CodePink” obtuvo permiso para exponer un gigantesco globo con la semblanza de un bebé Trump en pañales, pero no podrá inflarlo con helio para que sobrevuele en la protesta. 

 La controversia se deriva no sólo por los gastos del evento -financiados en parte por la desviación de $2,5 millones del Servicio Nacional de Parques- sino porque las Fuerzas Armadas deben, ante todo, mantenerse al margen de cualquier expresión política de apoyo o rechazo al partido gobernante, según expertos consultados hoy por Noticias Telemundo.

“Ha creado controversia porque Trump está politizando a las Fuerzas Armadas, que se supone que son apolíticas y no deben prestarse a promover una agenda en particular. Esto no es algo que normalmente hagamos en EEUU”, dijo Larry Korb, analista del “Centro para el Progreso Estadounidense” (CAP).

“Muchos militares de alto rango no se presentarán al evento, aunque los soldados (rasos) estarán allí por obligación. Esto es algo más propio de líderes autoritarios, que usan al Ejército para demostrar que tienen su apoyo”, explicó Korb.

El experto dijo que no ha habido un sólo discurso de Trump que no tenga matices políticos, porque el mandatario los aprovecha para atacar a sus críticos o las decisiones que hagan otras ramas del gobierno federal.

El hecho de que se hayan reservado centenares de asientos para invitados especiales -todos republicanos o importantes donantes políticos- es otro ejemplo del cariz político del evento, dijo Korb ,secretario de Defensa adjunto durante la Administración Reagan, entre 1981 y 1985.

Korb recordó que en 1970, Nixon afrontaba una férrea oposición a la impopular Guerra de Vietnam, y sus aliados conservadores organizaron entonces un “Saludo a EEUU” (“Salute to America”).  Al igual que entonces, se han profundizado las agrias divisiones ideológicas bajo la Administración Trump.

Por su parte, Eric Langer, profesor de la Universidad de Georgetown,  afirmó que la fecha del 4 de julio se celebra “para recordar cómo EEUU se deshizo de la tiranía, y nunca ha sido para celebrar a las Fuerzas Armadas”.

“También surgen dos problemas legales, uno tiene que ver con el desvío de fondos para financiar esta celebración que no ha sido autorizada por el Congreso. El otro, más serio aún, es que se ha creado un área para invitados especiales VIPs, donde podrán sentarse sus donantes y republicanos, con boletos repartidos por el Partido”, explicó Langer.

“No se pueden utilizar fondos de los contribuyentes para semejantes eventos políticos, así es que la Administración tendrá que reembolsar al gobierno. El problema aquí es que se está apropriando de un evento que siempre ha tenido un sentido de patriotismo público”, agregó.

Aunque Trump ha dicho que gobierna para todos los estadounidenses, “en realidad sólo ha tenido acercamiento con su base, con un 40% de la población, mientras insulta al 60% restante”, argumentó Langer.

El académico lamentó que el Congreso, atareado con asuntos como la crisis migratoria en la frontera sur o la amenaza nuclear de Irán, no pudo frenar los esfuerzos de la Administración.

También Langer encontró paralelos con la celebración de 1970, al señalar que, al igual que Nixon, Trump ahora “está tratando de crear un fervor” entre su base, en unos momentos en que el país vuelve a sufrir fuertes divisiones políticas.

“La Guerra del Vietnam dividió profundamente al país, y ahora está nuevamente dividido. Creo que el problema es que, en ambos casos, ambos presidentes utilizan las divisiones del país para cimentar su poder y eso fundamentalmente es una equivocación”, puntualizó Langer.

Nixon no estuvo presente en la gran celebración de 1970, planeada para atraer a medio millón de personas a la explanada de Washington  -la cifra final no superó las 350,000-, pero envió un mensaje previamente grabado por vídeo.

En aquella ocasión, los organizadores insistieron en que el evento estaría libre de política y tenía el objetivo de forjar la unidad nacional -tal como argumenta ahora la Casa Blanca-  pero al final hubo protestas de grupos de todo el espectro político contra la Guerra de Vietnam.

Pese a las extremas medidas de seguridad y que las protestas fueron pacíficas en general, hubo actos de violencia y policías antimotines tuvieron que dispersar a las multitudes con gases lacrimógenos.

 Trump, quien nunca prestó servicio militar debido a una condición médica, siempre ha mostrado una fijación con todo lo militar. De hecho, dijo que se inspiró en el desfile militar que presenció en París en julio de 2017, durante las celebraciones del “Día de la Bastilla”, para hacer uno similar en Washington.

Sus planes iniciales para hacerlo el año pasado, durante el “Día de Independencia" o para el “Día de los Veteranos”, se vinieron abajo ante las críticas por el astronómico costo, estimado en al menos $92 millones.  

Aún así, Trump no abandonó por completo la idea y en agosto repitió su intención de realizar el desfile militar, pese a las continuas críticas de líderes capitalinos.

La Administración "está gastando fondos que no deben de gastarse en ese tipo de funciones, tal vez usar ese dinero en otras cosas, como Medicare, en personas que realmente necesitan los fondos", dijo el turista mexicano Sergio Quezada, quien viajó a Washington desde Arkansas con su familia para participar de las celebraciones.

El evento de Trump se sumará al acostumbrado concierto y desfile que organiza la capital estadounidense cada año, con el objetivo de rendir honores a todas las ramas de las Fuerzas Armadas.

Tanto la alcaldesa demócrata, Muriel Bowser, como otros legisladores y residentes de la capital han criticado que no fueron consultados y que la presencia de tanques militares podría ocasionar daños en las carreteras, además del incremento los costos de seguridad.

 “No se nos consulta sobre estas decisiones, no se nos pide que las apruebe. No tenemos la jurisdicción para decir ‘No, no queremos tanques’“, señaló Kevin Donahue, subalcalde para asuntos de Seguridad Pública de la alcaldía de Washington.

Tres líderes demócratas del Senado, Chris Van Hollen, Tom Udall y Patrick Leahy, habían enviado una carta al secretario del Interior, David Bernhardt, para expresar su malestar con el protagonismo de Trump y su esfuerzos por convertir la celebración nacional “en un mítin de campaña de facto, financiado por los contribuyentes”.

Su carta de protesta fue en vano y, mientras, el gobierno capitalino continúa esperando reembolso por los $7,3 millones utilizados para la toma de posesión de Trump en 2017.