IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

Preocupa a investigadores la potencialmente mortal Fiebre del Valle que afecta a trabajadores agrícolas de California

Conocer la cantidad de personas afectadas por la Fiebre del Valle es un desafío ya que la mayoría de los infectados nunca saben que la tienen.

Esta historia fue producida junto con Civil Eats, una organización de noticias sin fines de lucro centrada en el sistema alimentario estadounidense.

Víctor Gutiérrez contrajo la Fiebre del Valle, una enfermedad causada por un hongo del suelo, y cree que se enfermó en el verano de 2011 cuando trabajaba en los huertos de nectarina del seco y polvoriento Valle Central de California.

"El viento era muy fuerte y casi nos caíamos de las escaleras -dijo Gutiérrez-. El polvo se levantaba en los campos y nos perdíamos dentro”.

Pero también podría haberla contraído durante la cosecha de uva de ese mismo año.

“Salíamos del viñedo con la cara llena de tierra. Sólo nuestros ojos eran visibles” -recordó. Cuando se bañaba por la noche, podía ver la capa de tierra que se desprendía de su cuerpo.

En última instancia, no sabe exactamente cuándo contrajo la Fiebre del Valle, una enfermedad fúngica peligrosa.

Gutiérrez simplemente sabe que a fines de ese verano comenzó a experimentar síntomas similares a los de la gripe: tos, sudores nocturnos, agotamiento y una sensación extraña de que se estaba quemando por dentro.

Este padre de tres hijos ignoró los síntomas y siguió trabajando por temor a perder su empleo. Pero cuando la enfermedad llegó al punto de que hasta le costaba respirar, fue a ver a un médico, quien le prescribió una dosis de antibióticos y le recomendó que comprara un humidificador.

Al día siguiente, cuando sus pulmones se llenaron de líquido, Gutiérrez se sintió tan mal que se dirigió a una clínica local. Esta vez las pruebas para detectar la Fiebre del Valle dieron positivas.

“La enfermera me llamó y me dijo que corriera a la clínica porque era una emergencia", recordó.

Gutiérrez, quien entonces tenía 33 años, nunca había oído hablar de la Fiebre del Valle. Fue ahí que le dijeron que apenas le quedaban seis meses de vida.

Mientras evitaba la muerte al ingerir durante más de un año el medicamento antifúngico fluconazol, este hombre vio a la Fiebre del Valle matar a muchos otros conocidos. De las cinco personas que recuerda haber visto diagnosticadas con esta infección por hongos aquel día de 2011, dice que él es el único sobreviviente.

Sin embargo, la Fiebre del Valle permanece latente en su cuerpo, por lo que podría regresar en cualquier momento.

Gutiérrez aún lucha contra el dolor en sus pulmones, y cuando se resfría o se enferma, debe permanecer en cama durante semanas.

El cocci es un hongo que está afectando a trabajadores agrícolas en California. Foto: NBC News.

La coccidioidomicosis o cocci (pronunciado "coxy"), el hongo que causa la Fiebre del Valle, prospera en suelos secos y sin alteraciones. Luego aparece en el aire cuando el suelo es movido por la acción de motos de tierra y equipos de construcción, o cuando los agricultores cavan para sembrar nuevos frutales o huertos de nueces.

Este hongo puede viajar en el viento hasta 75 millas de distancia. Tantos años de sequía provocada por el cambio climático y un aumento del 240% en las tormentas de polvo parecen haber conducido a un rápido aumento en el número de personas diagnosticadas con la enfermedad en todo el suroeste del país.

En California, las tasas de nuevos casos aumentaron un 10% entre 2017 y 2018, según el Departamento de Salud Pública de ese estado, algo que probablemente implique un costo considerable para el territorio.

En 2018, el estado presupuestó 8 millones de dólares para la investigación de la Fiebre del Valle, y aproximadamente tres millones más se destinarán a la expansión del Instituto de la Fiebre del Valle en el hospital Kern Medical. Además, tres nuevas leyes abordan el reporte, las pruebas y la educación sobre la Fiebre del Valle en ese estado. En 2011, California invirtió aproximadamente 2.2 mil millones en gastos hospitalarios relacionados con este mal.

Un diagnóstico erróneo y el papel de la raza.

Obtener un recuento preciso de la cantidad de personas afectadas por la Fiebre del Valle es un desafío ya que la mayoría de los enfermos nunca saben que lo están. Sin embargo, los casos nuevos se concentran especialmente en el Valle de San Joaquín, donde se producen dos tercios de las frutas y las nueces que consume el país, así como un tercio de sus vegetales.

 La región también es el hogar de las dos ciudades con la peor contaminación por partículas en Estados Unidos y donde reside la mayoría de los trabajadores agrícolas del estado.

En 2017, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades reportaron 14.364 casos de Fiebre del Valle a nivel nacional, pero advirtieron que “es probable que se produzcan decenas de miles de enfermedades más y que otras se diagnostiquen erróneamente porque muchos pacientes no han sido evaluados para detectar la Fiebre del Valle". De 1999 a 2016, aproximadamente unas 200 muertes son asociadas con esta enfermedad cada año en Estados Unidos.

El Dr. Royce Johnson, director del Instituto de Fiebre del Valle y profesor de medicina de la Universidad de California en Los Ángeles, dijo que el 60% de los casos de Fiebre del Valle se malinterpretan como gripe y no se diagnostican.

Johnson, quien ha estado trabajando con pacientes con esta enfermedad durante más de 40 años, asegura que el 40% restante tiende a experimentar síntomas similares y, a menudo, son confundidos con un caso grave de neumonía. A partir de ahí, un pequeño porcentaje, alrededor del 1% del total de personas infectadas, observa la propagación de la enfermedad a otras partes del cuerpo, incluido el cerebro y la piel.

"Las personas con [Fiebre del Valle respiratoria] relativamente poco complicadas generalmente pensarán que esta es la peor enfermedad que hayan tenido", dijo Johnson, y agregó que los síntomas pueden empeorar mucho más en los casos en que se propaga. Los pacientes reciben tratamiento de entre tres a 12 meses, y luego se les realiza un seguimiento durante dos años adicionales para asegurarse de que la enfermedad no regrese ni se propague.

"Mucha gente no entiende cómo la Fiebre del Valle puede ser múltiple y complicada", dijo Johnson.

La infección no se transmite de persona a persona, pero los epidemiólogos aún están tratando de determinar qué es exactamente lo que pone a las personas en riesgo, además de estar a la intemperie, anotó Stephen McCurdy, quien trabaja como profesor en el Departamento de Epidemiología y Medicina Preventiva de la Universidad de California, Davis, donde se creó el Centro de la Fiebre del Valle de California en 2016.

En estos campos de trabajo en California se está haciendo cada vez más presente la Fiebre del Valle. Foto. NBC News.

La función inmunológica es un factor clave. Se sabe que hay mayor peligro para las mujeres embarazadas, algunos diabéticos, los pacientes con VIH, los ancianos y quienes ingieren medicamentos inmunosupresores o que han recibido trasplantes de órganos.

La raza parece ser otro factor de peso, advirtió McCurdy. "Parece que, si contraen la Fiebre del Valle, las personas de piel más oscura son más propensas a presentar un caso más grave. En la mayoría de estos, las personas se tratan a sí mismas [como con una gripe típica]. Las personas con piel más oscura parecen ser menos capaces de hacer eso ".

No está del todo claro por qué se produce esto. “Estoy seguro de que está relacionado con los recursos genéticos que esos grupos presentan en comparación con los otros", dijo.

Según un estudio realizado por la Agencia de Servicios Humanos y de Salud de California, los afroamericanos e hispanos de California tienen más probabilidades de ser hospitalizados con Fiebre del Valle que los blancos.

"Un factor que contribuye a este hallazgo puede ser la gran población de hispanos que viven y trabajan en los condados de esta región de California", escribieron los autores del estudio, quienes agregaron que la conexión entre raza y riesgo de la enfermedad "no se comprende bien y puede ser atribuibles a variaciones en la susceptibilidad genética ".

Otro desafío en la recopilación de datos, dijo Carol Sipan, profesora de salud pública en la Universidad de California, Merced, es el hecho de que "muchos [trabajadores agrícolas] regresarían a México si se enfermaran realmente". Y que en ese país vecino la Fiebre del Valle no es una enfermedad de notificación obligatoria.

Los trabajadores agrícolas en el punto de mira

Como muchos trabajadores agrícolas que contraen la enfermedad, Gutiérrez encontró asombroso el costo de los medicamentos antimicóticos necesarios para tratar su mal. En el pico más alto de la enfermedad, dos meses de pastillas costaron 1,200 dólares. Gutiérrez tenía que tomar de dos a tres veces más que una si estuvieran tratando una infección típica por cándida.

En ese momento este hombre no tenía seguro médico, por lo que su familia a menudo tenía que elegir entre comer o comprarle su medicación. Todavía no puede trabajar regularmente y su familia sobrevive principalmente gracias al dinero que su esposa, María, gana en los campos.

"Mi vida ha cambiado mucho -reconoce-. Cuando trabajaba, siempre tenía dinero en la casa: para comer, para comprar la ropa de mis hijos, para todo. Pero ahora mismo, tengo deudas”.

Como el 68% de los 800,000 trabajadores agrícolas estimados en California, Gutiérrez nació en México. Se estima que el 49% de los empleados en el campo en este estado carecen de autorización para trabajar y que la mayoría vive bajo la línea federal de pobreza en comunidades no incorporadas con pocos servicios públicos.

Mientras tanto, la temporada de cosecha prolongada del Valle Central trae largas horas, calor extremo y otras condiciones difíciles. En casa, estos trabajadores se enfrentan a un acceso limitado a la salud y a la educación, a una serie de desafíos para su salud mental y a altas tasas de inseguridad alimentaria. La Fiebre del Valle solo se suma a esta larga lista.

Isabel Arrollo-Toland conoce íntimamente ambos lados de esta historia. Ella es hija de un extrabajador agrícola y dirige una pequeña organización sin fines de lucro, El Quinto Sol de América, que capacita a trabajadores agrícolas y a otros inmigrantes recientes en la participación cívica en un puñado de comunidades no incorporadas en el condado de Tulare, a una hora de camino al sur de Fresno.

A Arroyo-Toland le diagnosticaron Fiebre del Valle en 2007 y luego al año siguiente, cuando esta se extendió a su piel en forma de lesiones dolorosas. En ambas ocasiones pasó meses previos con diagnósticos erróneos.

Luego, en 2012, le dijeron que sus riñones estaban fallando debido al impacto de la Fiebre del Valle y de la medicación en la que había confiado para tratarla. Desde entonces, todas las noches, ha tenido que someterse a diálisis peritoneal en su propia casa durante 10 horas. Actualmente está en la lista para recibir una donación de riñón.

Ella se encarga de aconsejar a los trabajadores que se hagan la prueba de detección de la enfermedad a la primera señal de resfriado o gripe. "A veces hablo con un trabajador agrícola y este me dice 'Oh, tengo estos síntomas ...' Lo primero que hago es decirle 'debería hacerse una prueba de Fiebre del Valle'".

Arroyo-Toland también señala los muchos desafíos que enfrentan los trabajadores agrícolas cuando se trata de mantenerse saludables, desde la exposición regular a pesticidas y nubes de polvo, hasta la falta de productos frescos y agua limpia, un desafío cada vez mayor para muchos residentes de áreas no incorporadas.

"Es realmente difícil decirles que tienen que mantener su sistema inmunológico al 100%, porque su entorno no le proporciona lo que hace falta -reconoce-. Visitar al médico para la prevención es otro problema ya que tienen que ir a la clínica, que probablemente esté a 30 minutos ... y siempre está tan llena".

Varios estudios han demostrado que los trabajadores agrícolas sufren niveles elevados de estrés crónico y de ansiedad, más factores que se han relacionado con la función inmune suprimida.

En la U.C. Davis, una investigación reciente del profesor McCurdy encontró que aquellos que dijeron tener Fiebre del Valle "perdieron aproximadamente 20 días laborales como promedio mientras estaban enfermos".

McCurdy está trabajando con otros investigadores en dos estudios sobre trabajadores agrícolas y Fiebre del Valle, que incluye una encuesta a casi 120 trabajadores latinos de dos centros de trabajo para migrantes en el condado de Kern.

Condiciones que empeoran

La situación está cambiando, en parte porque la lluvia en el suroeste se ha vuelto menos común y menos predecible. Mientras, los inviernos se presentan muy húmedos, como el que acaba de pasar, seguidos de veranos secos, que históricamente han sido particularmente malos cuando se trata del crecimiento de las esporas de coccidioidomicosis, advirtió Antje Lauer, un ecologista microbiano en la Universidad Estatal de California en Bakersfield.

Lauer ha recibido fondos de la NASA y del Departamento de Defensa de los Estados Unidos para estudiar la presencia de Fiebre del Valle en el suelo.

"El hongo de la Fiebre del Valle podría realmente expandir su territorio con el cambio climático", dijo Lauer, y señaló el hecho de que en 2014 se encontraron esporas de este tipo en el estado de Washington.

Muchos estudiosos recomiendan el uso de mascarillas en los trabajadores agrícolas para evitar que inhalen este hongo presente en el aire de los campos de trabajo en California. Foto. NBC News.

Aunque los trabajadores agrícolas y otras personas que trabajan en el exterior se encuentran en una posición especialmente vulnerable, Lauer agregó que solo se necesita una exposición para que alguien enferme. Las máscaras contra el polvo pueden ser efectivas para limitar la exposición, pero no es una solución real para quienes trabajan en el campo.

Manuela Ortega, una trabajadora agrícola que contrajo la Fiebre del Valle en 2006, y cuyo hermano murió a causa de esta enfermedad a los 39 años, dijo que el calor sofocante del verano hace que llevar una máscara sea poco realista.

"A pesar de que hay mucho viento y suciedad, la gente todavía trabaja. En algunos casos, es bueno usar máscaras, pero en otros casos, las personas contagiadas solo necesitan ser enviadas a casa", dijo.

Ninguno de los trabajadores agrícolas entrevistados había recibido máscaras o folletos informativos.

El Farm Bureau Federation de California rastrea los problemas de salud y seguridad que afectan a los trabajadores agrícolas, de acuerdo con Dave Kranz, su portavoz. “Apoyamos la investigación que ayuda a los agricultores y a sus empleados a evitar enfermedades y lesiones, y trabajamos con expertos en salud y asesores agrícolas para garantizar que los agricultores y los trabajadores tengan la información que

"Eso se aplica a la Fiebre del Valle y a cualquier otra enfermedad que pueda afectar a los agricultores y a empleados de las granjas", concluyó.

Se están preparando dos vacunas contra la coccidioidomicosis en la Universidad de Texas y en la Universidad de Arizona, pero no está claro qué tan cerca están de ser probadas en humanos. El mes pasado, tres miembros del Congreso por estados del suroeste presentaron un proyecto de ley federal, la Ley FORWARD, en un esfuerzo por aumentar la conciencia pública sobre la enfermedad, mientras "promueven el desarrollo de tratamientos novedosos y una vacuna".

Mientras tanto, los trabajadores agrícolas y sus aliados continúan enfrentando enormes desafíos.

Mario Celaya, asistente médico que se formó como médico en México, ha atendido a pacientes en la clínica Vida Sana en Lindsay, California, durante 23 años. Él ha visto aumentar las tasas de Fiebre del Valle en los últimos años y ahora trata a tres o cuatro personas con esta enfermedad cada semana. La mayor parte de sus pacientes son trabajadores agrícolas y sus familias.

Celaya asegura que un diagnóstico oportuno puede hacer la diferencia si un paciente está gravemente afectado por la enfermedad. Sin embargo, debido a que el análisis de sangre requiere una ventana de dos semanas antes para que los resultados sean precisos, Celeya insiste en que los falsos negativos son muy comunes.

"Los pacientes deben ser conscientes de que, si no mejoran en dos o tres semanas, deben regresar para que se les vuelva a revisar ya que lo que tienen podría ser muy malo", dijo.

"Si uno tiene que decirles, 'no puedes trabajar durante dos o tres meses', esto tendrá un impacto en sus familias puesto que a veces ellos son la principal fuente de ingresos -recordó-. Si estos pacientes tienen que dejar de trabajar, entonces toda la familia se verá en dificultades".