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Boeing reconoce "error" de la empresa en dos accidentes que dejaron 346 muertos

"Claramente cometimos un error en la implementación de los sistemas de alarma". Mientras, el fabricante estadounidense intenta recuperar la autorización para que su aeronave más vendida vuele de nuevo

El consejero delegado de Boeing, Dennis Muilenburg, reconoció este lunes en París que su compañía cometió un "error" en la gestión del problema técnico sufrido por la flota de los aviones 737 MAX, paralizada en casi todo el mundo tras dos accidentes. "Claramente cometimos un error en la implementación de los sistemas de alarma", concedió Muilenburg.

El directivo calificó de "momento decisivo" para la compañía los accidentes de los vuelos 610 de Lion Air, en octubre de 2018, y 302 de Ethiopian, en marzo de 2019, que dejaron casi 350 muertos, aparentemente causados por el software de control de vuelo conocido como MCAS.

En la víspera del Salón Internacional de la Aeronáutica y el Espacio de París, Muilenburg dijo a los reporteros que la comunicación de la empresa con reguladores, clientes y el público “no fue consecuente. Y eso es inaceptable” y prometió transparencia, mientras el fabricante estadounidense intenta recuperar la autorización para que su aeronave más vendida vuele de nuevo. 

La Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA, por sus iniciales en inglés) culpó a Boeing de no informar durante más de un año a los reguladores de que un indicador de seguridad en la cabina de pilotos del Max no funcionaba de manera adecuada. 

Boeing y la FAA han indicado que la luz de alerta no era crucial para la seguridad durante un vuelo, pero la mala comunicación ha socavado la confianza en Boeing. Los pilotos también han expresado su molestia debido a que la empresa no les avisó sobre el nuevo software que ha sido implicado en los accidentes. 

El directivo se mostró optimista de que el Boeing 737 Max obtendrá la autorización para reanudar sus operaciones por parte de Estados Unidos y demás reguladores a nivel mundial antes de que finalice el año. “Nos tomaremos el tiempo que sea necesario” para garantizar la seguridad del Max, declaró. 

Desde hace tres meses se prohibió usar esos aviones a nivel mundial, y aún falta que los reguladores aprueben los ajustes que Boeing realizó a su software. 

En Estados Unidos, Boeing ha sido criticado por miembros del Congreso y la FAA por la manera en que reportó el problema en torno a una luz de advertencia en la cabina de pilotos. 

La compañía descubrió en 2017 que la luz que advertía a los pilotos cuando los sensores que miden el ángulo de la nariz de la aeronave podrían presentar fallas, únicamente funcionaba si las aerolíneas adquirían una función por separado. 

Los sensores de medición de ángulo han sido implicados en el accidente de Lion Air en Indonesia en octubre de 2018 y en el de Ethiopian Airlines de marzo de este año. Estos sensores presentaron fallas y alertaron al software para que hiciera descender la nariz de las aeronaves. Los pilotos no pudieron recuperar el control de los aviones.

Algunas de las principales aerolíneas estadounidenses que trabajan con Boeing han cancelado los vuelos que tenían previstos con el 737 MAX de cara a la temporada alta de verano, lo que acarrea costes en interrupciones y reprogramaciones que la aeronáutica ya se ha mostrado dispuesta a compensar.

Muilenburg ha pedido repetidas disculpas a las víctimas de los dos siniestros, que causaron 346 muertes, y ha reiterado que la firma se toma en serio la seguridad de sus productos y que tiene como misión recuperar la confianza de clientes y pasajeros.

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