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López Obrador pagará con su lujoso avión presidencial el acuerdo con Trump contra los migrantes

Las nuevas medidas de México contra los migrantes serán pagadas con la venta del avión presidencial. Le contamos cómo es y cuánto cuesta.

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha prometido invertir el dinero recaudado por la venta de su lujoso avión oficial para financiar la aplicación del acuerdo migratorio firmado la semana pasada con Estados Unidos.

El aparato, un Boeing 787 Dreamliner, fue adquirido por el anterior presidente, Enrique Peña Nieto, en 2014; su coste superó los 6.000 millones de pesos (310 millones de dólares) y entró en servicio en febrero de 2016, según el diario El Universal.

López Obrador (apodado AMLO) decidió vender el aparato después de tomar posesión el pasado diciembre. La Organización de Naciones Unidas (ONU) abrió una subasta internacional que finalizó en abril sin que se conozca su resultado.

Se han puesto a la venta también 60 aviones y helicópteros militares, así como otros vehículos. La intención anunciada en enero era financiar así (se esperan recaudar 100 millones de pesos, que equivalen a 5,2 millones de dólares) la puesta en marcha de la Guardia Nacional

Entre otras medidas, el acuerdo migratorio firmado la semana pasada con el Gobierno de Donald Trump compromete a México a desplegar a 6.000 efectivos de la Guardia Nacional en la frontera con Guatemala para controlar la llegada de migrantes en el plazo máximo de 45 días.

Presionado por Estados Unidos, López Obrador ya se había comprometido a cerrar la frontera sur del país tras la llegada de caravanas de migrantes centroamericanos a Estados Unidos el pasado otoño. En las últimas semanas ha desarticulada nuevas caravanas mediante controles en las carreteras más frecuentadas, y ha multiplicado los arrestos y deportaciones.
Pese a ello, México comparte 700 millas de frontera con Guatemala y Belize, y ha insistido en que no construirá un muro ni militarizará el bordo, por el que se cuelan por balsa y otros medios ilegales cientos de migrantes al día.

El aumento de la vigilancia ha diversificado además las rutas de entrada, incrementando el peligro para la vida de los migrantes y probablemente el coste de la huida de sus países, plagados por la pobreza y la violencia, según reporta la web informativa Prensa Libre.

El pueblito de Gracias a Dios, en Guatemala pero cerca de la frontera mexicana, se había convertido con menos de un millar de habitantes en centro de operaciones para traficantes de personas, que aprovechaban la hasta ahora falta de controles estrictos en México tanto en la frontera como en los autobuses comerciales.
Así, en lugar de penosas caravanas a pie trufadas de peligros y convertidas en alimento de la retórica contra los inmigrantes de Trump, miles de personas optaban por viajar en autobús hasta la frontera sur de Estados Unidos.

El precio por este trayecto de 1.800 millas oscilaba entre 5.000 y 7.000 dólares por un adulto con un niño. Primero, en camioneta hasta Comitán, ya en México, presuntamente sobornando a los oficiales fronterizos; de allí, en autobús hasta Ciudad Juárez para cruzar el Río Grande y rendirse a la Patrulla en El Paso (Texas).  Sin retrasos imprevistos, era un viaje de tres días.

Otras informaciones, sin embargo, elevaban el precio hasta los 6.000 dólares por el viaje desde El Salvador hasta la frontera, y otros 6.500 por cruzar hasta Texas. El Departamento de Seguridad Nacional mencionaba por su parte unos 9.000 dólaresY activistas aseguraban que día superar los 15.000 dólares.

La tarifa de los coyotes no es constante y varía, pues, pero investigaciones periodísticas muestran que lleva décadas al alza: cuánto mayor es la seguridad fronteriza, más alto el coste por burlarla.

Hace 10 años, por ejemplo, el precio estaba aún por debajo de los 3.000 dólares por persona, pero podía elevarse ya hasta 7.000 o 10.000 para los centroamericanos si querían evitar la muerte a manos del cartel de Los Zetas.
“Ha habido cifras desde los 1.500 dólares hasta los 20.000”, admite un patrullero, Carlos Ruiz, al diario The Epoch Times. Pero señala una tendencia nueva: las familias suelen pagar menos porque se las suele abandonar a la orilla del río Grande para que los agentes los atrapen.