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Este hombre pidió a su novia que colocara una pistola en su frente y disparara. Creía tener una muy buena razón

“Mi novio tenía una pistola”, dijo la mujer en el 911, “me dijo que la colocara así y presionara el gatillo, ¡oh dios mío, está muerto!”. De fondo, una conspiración con demonios, lagartos, y Donald Trump.

“Mi novio tenía una pistola”, dijo la mujer en el teléfono 911 de emergencias, “me dijo que la colocara así y presionara el gatillo, ¡oh dios mío, está muerto!”.

Cuando la policía llegó a la vivienda de la pareja cerca de Tobyhanna, un pequeño pueblo perdido entre montañas y bosques en Pennsylvania, encontró una extraña bandera ondeando en la puerta, con un solo símbolo: un 2 en números romanos.

No era un asesinato doméstico cualquiera.

“Todo lo que oí fue bop-bop-bop-bop”, explicó una vecina, Helen Becker, que creyó que eran fuegos artificiales, “todo normal”, dijo a la emisora WNEP

“Lo que sabemos”, explicó la policía regional, “es que Barbara Rogers tenía la pistola en su mano, la colocó en la frente de Steven Mineo, y apretó el gatillo”.

“Aún estamos investigando el motivo”, añadió.

Y según investigaban, todo se volvió más extraño y bizarro.

La mujer, de 42 años, afirmó que su novio, de 32, le había pedido que le dispara a partir de una delirante historia de “reptilianos” disfrazados de ser humano.

Un reptiliano es, como un hombre-lobo, pero un hombre-lagarto, supuestamente venido de otro planeta o del interior de la Tierra. Ni que decir tiene que son criaturas imaginarias: no existen.

Pero eso no ha impedido que se forme a su alrededor un culto pseudo-religioso que se ha extendido por Internet mezclado con teorías de la conspiración, adoración al diablo y amenazas del fin del mundo.

Los reptilianos adoran al diablo, y quieren instaurar una dictadura y entregar el planeta al Anticristo. La “mensajera” de esta teorías es Sherry J. Shriner, una escritora de Ohio con un canal de vídeos en YouTube en el que habla de ángeles, demonios, y del presidente, Donald Trump (aparentemente, a su favor).

Shriner murió hace un año por causas naturales, según la revista The New Republic, pero su legado (homófobo, antisemita, xenófobo, antidemócrata, misógino, etcétera) continúa.

Barbara Rogers tuvo la oportunidad de sufrir su furia.

En abril de 2017, Rogers afirmó en Facebook que le gustaba el steak tartar, y la sacerdotisa Sherry Shriner consideró aquello prueba de que era reptiliana y vampira porque comía carne cruda, es decir, carne ensangrentada.

Rogers fue expulsada así del culto, y su novio se fue con ella. Criticaron a Shriner a través de vídeos en YouTube, pero el resto de seguidores del culto les devolvieron esas críticas multiplicadas, lo que, según los investigadores, causó un fuerte estrés al hombre (al que Shriner acusaba a su vez de ser un reptiliano).

Terminó muerto. No se encontraron signos de pelea. La mujer ha sido condenada este lunes a entre 15 y 40 años de prisión por asesinato en tercer grado (es decir, cometido sin la intención de causar daño).