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Estados Unidos y México: pautas sobre el acuerdo migratorio que cancela aranceles

Las autoridades de EEUU y México evaluarán el progreso de las medidas en un plazo de 90 días

WASHINGTON.--- Tras una sesión de doce horas en el tercer día de negociaciones, EEUU y México alcanzaron hoy un acuerdo para aumentar la cooperación contra la inmigración ilegal desde Centroamérica y suspender la inminente imposición de aranceles contra productos mexicanos la próxima semana.

En declaraciones a los periodistas, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, delineó los principales convenios que lograron frenar la puesta en marcha de aranceles del 5% a los productos mexicanos a partir del lunes próximo. Estos subirían al 25% de forma permanente en octubre, según había amenazado el presidente Donald Trump, quien fue el primero en anunciar el acuerdo en Twitter.

Así, el acuerdo estipula que México desplegará a 6,000 soldados de la Guardia Nacional a los once municipios de su frontera con Guatemala a partir del lunes próximo, y ampliará el programa “Quédate en México” para los migrantes centroamericanos que deben aguardar allí la resolución de sus casos de asilo en EEUU,

Según Ebrard, ambos países acordaron evaluar el progreso de las medidas anunciadas hoy y negociar posibles medidas adicionales en un plazo de hasta 90 días.

Además, EEUU aceptó la propuesta de México de un “plan desarrollo integral” en Centroamérica para reducir la migración ilegal.

“Diría yo que estamos satisfechos con el acuerdo, y que nos gustaría que si estas cosas funcionan, sobre todo para nosotros, el acuerdo regional para Centroamérica encontremos una solución de fondo al problema que estamos teniendo el día de hoy”, afirmó Ebrard.

Poco después del anuncio, la policía federal y la Guardia Nacional de México realizaron operativos en varias carreteras en el sureño estado de Chiapas, para frenar el paso de migrantes centroamericanos que intentaban burlar los retenes en la zona.

Preguntado sobre si México salió ganando o perdiendo, Ebrard dijo que el pacto “está justamente equilibrado”, tomando en cuenta que EEUU había presentado “medidas y propuestas más drásticas, y alcanzamos un término medio”.

Así, por ejemplo, México logró una muy importante concesión al quitar de la mesa de negociaciones la obligación de convertirse en “tercer país seguro” para dar estancia legal a los migrantes centroamericanos y frenar su paso hacia el Norte.

Estados Unidos además se comprometió a respaldar diversos proyectos de desarrollo en Centroamérica para desalentar la migración ilegal, aunque Ebrard no precisó si habrá un desembolso de fondos adicionales a los $5.800 millones que se habían acordado en diciembre pasado.

Haciéndose eco de Ebrard, la embajadora de México ante EEUU, Martha Bárcena, explicó que su país se comprometió no sólo a fortalecer la vigilancia en su frontera sur sino también a proveer a los migrantes “oportunidades de empleos, educación y salud para quienes esperan en territorio mexicano” la resolución de sus casos de asilo en EEUU.

El acuerdo no ha sido del total agrado de grupos defensores de los inmigrantes en EEUU, que argumentaron que los principales perdedores serán los centroamericanos que no podrán reunificarse con sus familias en este país.

De hecho, varios grupos cívicos, entre éstos la Unión de Libertades Civiles de EEUU (ACLU), mantienen una demanda contra la Administración por el programa "Quédate en México". 

Doce horas de espera

La jornada se desarrolló en medio de gran incertidumbre sobre si EEUU y México al final lograrían el ansiado acuerdo. La delegación de Ebrard entró al Departamento de Estado a las 9 de la mañana hora local y anunció el acuerdo doce horas después.

La cancillería había anunciado a las decenas de periodistas apostados afuera del Departamento de Estado de que no habría rueda de prensa, lo que parecía una señal de que no habría acuerdo.

La Administración Trump debía emitir hoy mismo la “notificación legal” para iniciar el proceso de imposición de aranceles, para que la Oficina de Aduanas y Control de Fronteras (CBP, en inglés), pudiese comenzar a aplicarlos pasada la medianoche del domingo próximo.

Pero, al final, la Administración no emitió el aviso en el diario oficial del gobierno (“Federal Register”).

A su regreso de su gira por Europa, Trump dijo que las cosas “marchaban bien”, pese a que siguió amenazando en Twitter con la entrada en vigor de los aranceles.

En uno de sus mensajes, el mandatario dijo que México aceptaría comprar más productos agrícolas de EEUU, lo que generó críticas de que su interés iba más allá de frenar el flujo de cruces ilegales.

Trump había insistido desde la semana pasada en que los aranceles contra México ayudarían a recuperar empleos en EEUU, desoyendo advertencias -incluso de legisladores de su propio partido- de que su plan desataría una nociva guerra comercial.

Sus amenazas comenzaron a desestabilizar a Wall Street y generaron el rechazo del empresariado. 

Los aranceles, según expertos, provocarían un eventual aumento en los costos de las empresas que compran o usan productos mexicanos, y el encarecimiento de productos como automóviles, electrodomésticos, ropa confeccionada, químicos, y frutas y verduras.

Mientras tanto, líderes políticos, grupos cívicos y empresariales continuaron emitiendo hoy declaraciones de rechazo a los aranceles.

En declaraciones a Noticias Telemundo, la presidenta interina del grupo “Latino Victory Project”, Melissa Mark-Viverito, afirmó que EEUU debería estar trabajando con México, un país “vecino, amigo y aliado”, para fortalecer los vínculos comerciales, en vez de diezmarlos con “aranceles sin fundamento”.

“La conducta errática de Trump provocará un daño irreparable a la relación de beneficio mutuo entre México y EEUU. Él ha demostrado que está dispuesto a lanzar al pueblo estadounidense al fuego solo para pretender que luce como un hombre fuerte en el campo de inmigración ante su base”, se quejó Mark-Viverito.

Líderes del Congreso, incluyendo republicanos, estaban listos para adoptar una resolución para frenar los aranceles, que con seguridad provocarían represalias de México a los productos estadounidenses.

El líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, criticó lo que consideró como un plan “a medio cocer” de la Administración Trump para castigar a México con aranceles, mientras que su bancada ofrece propuestas que “no amenazan a la economía mexicana”.

Schumer nuevamente urgió a Trump a que desistiera de su amenaza arancelaria y adoptase en vez políticas de “sentido común para abordar los verdaderos asuntos relacionados con la migración y la frontera”.

La Cámara de Comercio de EEUU emitió un comunicado en el que 140 organizaciones advirtieron que los aranceles “perjudicarán a los consumidores, trabajadores, agricultores y negocios de todo tamaño en todos los sectores” de la economía.

Sin un acuerdo, EEUU tenía previsto imponer aranceles del 5% a todos los productos mexicanos a partir del próximo lunes, que subirían por el mismo porcentaje cada mes hasta alcanzar el 25%, de forma permanente, en octubre próximo, a menos que México frenara " sustancialmente” los cruces ilegales en su territorio.

Al explicar la imposición de aranceles, Trump dijo en una declaración escrita el pasado 30 de mayo que “miles de vidas inocentes se apagan cada año debido al caos ilegal” en la frontera sur.

“La cooperación pasiva de México al permitir esta incursión masiva constituye una emergencia y una amenaza extraordinaria para la seguridad nacional y la economía de Estados Unidos”, dijo entonces Trump.

La CBP dijo el miércoles que en mayo pasado sus agentes arrestaron a poco más de 144,000 migrantes, buena parte de ellos familias y niños, y pidió que México reforzara la vigilancia en su frontera sur; recrudeciera el combate al contrabando de personas, y trabajara hacia una política de asilo viable.

Aún con el acuerdo, la Administración Trump no desiste de su exigencia de que el Congreso restrinja aún más el proceso de asilo y elimine las “lagunas legales” que, a su juicio, fomentan la emigración ilegal desde Centroamérica.

El problema, según observadores, es que la Administración Trump ha mezclado los asuntos de inmigración y economía, poniendo en riesgo la prosperidad en ambos países.

“El problema de fondo es que nadie va a querer hacer tratos comerciales con EEUU. Si Trump toma esta medida contra México, un aliado y socio comercial de EEUU, para tratar de solucionar otro problema, entonces ningún tratado que firme la Administración Trump tendrá valor”, dijo a Noticias Telemundo Erick Langer, analista político y experto en asuntos de América Latina de la Universidad de Georgetown.

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