IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

Este lugarteniente de El Chapo no sabe cuánta gente ha matado. Ahora su vida corre peligro. E irá a la cárcel

Ha perdido la cuenta de los asesinatos que ordenó. Pero ahora pasará años en la cárcel, temiendo ser asesinado por su traición. Y el Gobierno deberá defenderle en la cárcel

Una corte federal de Chicago ha condenado al narcotraficante Vicente Zambada-Niebla a 15 años en prisión. Se le descontarán los que ya ha estado bajo custodia desde su arresto en 2009 en México, pero aún así tendrá que ir a la cárcel también en Estados Unidos, temiendo cada día ser asesinado por sus antiguos cómplices.

Pese a su pasado como organizador logístico del cártel de Sinaloa, coordinando envíos de droga en barcos, trenes, aviones e incluso submarinos, la Fiscalía y el juez han suavizado su sentencia en premio a su colaboración exhaustiva con la investigación que permitió procesar a Joaquín Guzmán.

El Chapo, como le apodan, fue condenado en febrero y espera ahora conocer en junio su sentencia, que podría obligarle a pasar el resto de su vida en una cárcel de máxima seguridad en Colorado.

En cuanto a Vicente Zambada-Niebla, su relevancia se refuerza por el hecho de ser hijo de Ismael Zambada, apodado El Mayo y considerado, junto a El Chapo, el líder del cartel de Sinaloa. Mientras que El Chapo ya está en la cárcel e incomunicado para que no pueda dirigir desde allí sus negocios criminales, El Mayo sigue en libertad en México, donde es uno de los fugitivos más buscados.

La colaboración de su hijo con la justicia estadounidense ha permitido procesar a más de un centenar de personas además de a El Chapo.

Pero su pasado es imposible de negar, según la Fiscalía: coordinaba el envío de heroína y cocaína desde Sudamérica a México, de donde pasaba después a Estados Unidos, y, según informa el diario Chicago Sun Times, ha olvidado el número de veces que dio la orden de acabar con la vida de alguna persona.

Por ello, la Fiscalía ha pedido 17 años de cárcel contra él. En otras circunstancias, se habría enfrentado sin dudas a una condena a cadena perpetúa, pero su cooperación “inigualable” con los investigadores permitió procesar a docenas de narcotraficantes “de alto nivel” y a cientos de cómplices.

Ha sido “uno de los testigos más cooperadores del mundo”, según la Fiscalía.

Testificó contra El Chapo durante su juicio a principios de año en Nueva York, y de esta forma no sólo permitió su condena sino que además “describió claramente la culpabilidad criminal de su propio padre”, según la Fiscalía.

Así, tanto él como su familia “vivirán el resto de sus vidas bajo peligro de ser asesinados en venganza” por su testimonio, aunque el Gobierno “sigue confiando” en proteger su vida tras su encarcelamiento.

Su padre, El Mayo, lleva cuatro décadas esquivando a soldados y policías, mexicanos y estadounidenses. Según dijeron los abogados de El Chapo durante le juicio, él es quien dirige en la sombra el cartel de Sinaloa, merced a sobornos millonarios que llegaron incluso a presidentes mexicanos.

La Administración estadounidense contra las Drogas (DEA) acusa a Zambada, de 71 años, de narcotráfico, lavado de dinero, crímenes violentos, secuestro y conspiración para cometer asesinatos. Le considera armado y peligroso y ofrece cinco millones de dólares por información que conduzca a su arresto.

El cartel de Sinaloa sigue intacto tras la caída de El Chapo, dirigido por sus hijos y por El Mayo, según informa el diario The New York Times citando a agentes federales estadounidenses.

“Capturar al Chapo es importante porque es una señal, pero nada más”, explicó el analista Christain Ehrlich, “puede que haya un cambio superficial, pero estas organizaciones saben adaptarse con gran velocidad”.

Continúa, así mismo, la guerra entre carteles que desangra México (33.341 homicidios en 2018, año récord a la espera de que 2019 sea aún peor).

“En el mismo territorio hay organizaciones pequeñas y grandes”, asegura el analista Eduardo Guerrero, “las grandes intentan absorber a las pequeñas y estas intentan mantenerse independientes, es algo muy inestable”.

La condena a El Chapo quizá cambie poco o nada, pero ya ha costado vidas.

Días después de la condena a Guzmán, fue asesinado en el estado de Sinaloa el hermano de Dámaso López Núñez, el que fuera su mano derecha y luego se volviera en su contra, tras ser detenido, y testificara contra él en su juicio en Nueva York.

“El cartel de Sinaloa se está vengando de los familiares de Dámaso por el intento de asesinato hace dos años contra los hijos de El Mayo y El Chapo”, explica Mike Vigil, ex director de operaciones internacionales de la DEA, a la web informativa Business Insider.

Es una guerra dentro de otra guerra dentro de mil guerras. Como la que el cartel de Sinaloa libra contra el cartel de Jalisco Nueva Generación, al que “básicamente quiere borrar del mapa”, según Vigil. O la insurrección interna dentro de este último cartel, con un grupo interno llamado Nueva Plaza al que apoyan los de Sinaloa.

Todo esto no está ligado “necesariamente” con la condena de El Chapo, según Vigil, pero parece reafirmar las palabras que el narcotraficante le dijo al actor Sean Penn poco antes de su captura definitiva: “El día que yo no exista no va a mermar lo que es nada el tráfico de drogas”.