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Prueba de cívica pondría cerrojo a migrantes cualificados, según expertos

La Casa Blanca aún no aclara en qué consistirá la prueba de cívica, que ha generado críticas del movimiento pro-inmigrante

WASHINGTON—La Administración Trump quiere imponer una prueba de cívica para futuros solicitantes de la “tarjeta verde”, pero la idea de excluir a ciertos inmigrantes no es nueva y podría desalentar el ingreso de trabajadores altamente cualificados, según expertos.

Al delinear su nuevo plan migratorio el jueves pasado, el presidente Donald Trump explicó que, en aras de promover la “integración” y la "unidad nacional”, los futuros inmigrantes tendrán que aprender inglés y pasar una prueba de cívica antes de poder entrar a EEUU.

El plan migratorio de Trump, que debe ser aprobado por ambas cámaras del Congreso, ampliará las visas de residencia permanente para trabajadores con altos niveles de educación y destrezas laborales, y reducirá por la mitad las visas por vínculos familiares.

Los futuros solicitantes de la llamada “visa para construir EEUU” tendrán que someterse a la prueba de cívica y a una revisión de antecedentes, además de acumular puntos con base a su edad, dominio del inglés, oferta de empleo y certificación educativa y vocacional.

La Casa Blanca no ha precisado si el examen de cívica será similar al que toman los solicitantes de ciudadanía después de un mínimo de cinco años de residencia permanente.

Ese examen típicamente incluye preguntas de historia, gobierno y política de EEUU, además de la Constitución.

Expertos consultados hoy por Noticias Telemundo señalaron que no es la primera vez que Estados Unidos intenta imponer pruebas para restringir la entrada de ciertos inmigrantes.

En 1917, el gobierno adoptó el “Acta de Inmigración”, entonces la ley migratoria más estricta en la historia, y siete años después impuso límites anuales por países y frenó el ingreso de inmigrantes del este de Asia.

Eso puso colofón a una campaña de 30 años para impedir una avalancha de inmigrantes no blancos, y de aquellos del Este y Sur de Europa a los que se consideraba inferiores. De hecho, el movimiento de la “eugenesia” para “perfeccionar” la raza humana, cobró fuerza a principios de 1900.

El autor Daniel Okrent, que detalla en su libro “The Guarded Gate” la xenofobia de hace un siglo, indicó que para entonces la clase política se apoyó en argumentos racistas para imponer pruebas de alfabetización y así proteger a la mayoría blanca de la presunta amenaza de inmigrantes.

“Es triste ver que EEUU vuelva otra vez a este tipo de pruebas. La obsesión que la impulsó a comienzos de 1900 fue la pseudo-ciencia de la eugenesia, cuyos partidarios argumentaron con éxito que las pruebas demostraban que inmigrantes de ciertos países, del Este y Sur de Europa, eran inferiores intelectual y moralmente”, dijo Okrent.

La ley migratoria de 1924 codificó esa ideología en una “política nacional altamente discriminatoria, que se mantuvo durante 41 años y seleccionó a los inmigrantes según su etnia”, agregó.

Por su parte, Michelle Mittlestadt, portavoz del Instituto para Política Migratoria (MPI, por su sigla en inglés), señaló que la reforma migratoria de 1986 también exigió pruebas o cursos de inglés y cívica a todo inmigrante que hiciera un ajuste a la residencia permanente.

Solo que, en esa ocasión, los grupos pro-inmigrantes lograron que la legislación incluyera fondos para esos cursos.

“Quizá al menos la mitad de los países de la Unión Europea tienen requisitos de integración cívica para la residencia permanente. No hay nada malo en sí en que se requiera conocimiento de cívica como parte del proceso de residencia permanente, aunque tampoco hay prueba de que esos exámenes funcionen”, subrayó Mittelstadt.

El fracaso o éxito de esas pruebas dependerá de su contenido, nivel de dificultad y verdadero propósito, y si el gobierno ayudará a los extranjeros a pasarlas, señaló.

Para Mittelstadt, imponer estas pruebas antes del ingreso a EEUU a personas que desconocen el país y su cultura puede interpretarse como una práctica de “exclusión”.

Alex Nowrasteh, analista de asuntos migratorios del Instituto Cato, afirmó que las pruebas de cívica en el proceso de naturalización tienen sentido porque “las instituciones políticas de EEUU son complejas y distintas de los países de donde proceden muchos inmigrantes”.

Sin embargo, “sólo tiene valor conocer estas instituciones estadounidenses si vas a votar o participar en política. Como sólo los ciudadanos pueden votar, no tiene sentido hacer que otros solicitantes de visa tomen una prueba de cívica”, enfatizó el experto.

Lo irónico de la prueba de cívica para extranjeros, según observadores, es que pocos estadounidenses la pasarían.

En la actualidad, los estudiantes en cuarto, octavo y último año de secundaria se someten periódicamente a una prueba de cívica, y los cursos de cívica son un requisito para graduarse de secundaria.

En la última prueba realizada en 2014 entre 9,100 alumnos en octavo grado, sólo el 23% obtuvo calificación de “eficiente”, y la puntuación promedio subió apenas cuatro puntos respecto al examen de 1998.

Una encuesta realizada entre mil adultos en octubre de 2018 por la “Woodrow Wilson Fellowship Foundation” indicó que sólo una de cada tres estadounidenses pasaría la prueba de ciudadanía, que requiere un mínimo de 60 puntos.

“El presidente Trump le está pidiendo a los solicitantes de la tarjeta verde que hagan algo cuando él mismo no pasaría un examen de cívica”, dijo a Noticias Telemundo la senadora demócrata por Nevada,  Catherine Cortez Masto.

“Esta propuesta impondría una indebida carga para los familiares de ciudadanos y residentes permanentes en EEUU, así como a los inmigrantes con altas destrezas laborales que el presidente dice que quiere atraer. Es innecesaria e irresponsable”, puntualizó la senadora.