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Este bebé fue abandonado en un aeropuerto. Tras años de búsqueda, encontró a su madre. Fue demasiado tarde

Este bebé fue encontrado en el baño de un aeropuerto. Cuando creció, intentó por todos los medios encontrar a su madre. "No estoy enfadado con ella", dijo, "pero hay tantas cosas que quiero preguntarle". Lo consiguió. Pero demasiado tarde.

A media tarde, el aeropuerto bulle de viajeros, dispuestos o no a cruzar el país, o el planeta si se tercia. En el suelo helado de un baño de mujeres, un montón de trapos llama la atención de una vendedora de una tienda sin impuestos mientras se lava las manos. Se acerca, retira una manta, y dentro descubre un bebé.

Primero piensa que su madre está en uno de los cubículos cercanos, pero nadie parece hacerse responsable del niño. Piensa entonces que alguien pudo olvidarlo, y lo acuna mientras espera que su madre vuelva aterrada a por él, pero nadie regresa en su busca. Beryl Wright ha descubierto un bebé abandonado.

Nadie parece saber cuántos son. Hay alguna cifra antigua (22.000 al año en Estados Unidos, según un estudio de 1993) y ninguna moderna, aunque el problema es lo suficientemente grave como para que en algunos estados no sea delito (incluso hay cajas en edificios públicos para dejar al bebé).

En Reino Unido sí es un crimen castigado con cárcel. Y es lo bastante raro (medio centenar de casos al año) como para aparecer en los medios de comunicación.

El bebé encontrado en el cuarto de baño aquel 10 de abril de 1986 fue bautizado primero como “el niño de Gatwick”, en honor al aeropuerto de Londres donde fue abandonado. También se le llamo Gary Gatwick, como un oso de peluche que allí se vendía. Cuando al fin fue adoptado por una familia, recibió el nombre de Steven Hydes.

Un cuarto de siglo después, en 2011, Hydes seguía viviendo cerca del aeropuerto, trabajando como jardinero en la pequeña ciudad costera de Littlehampton. Tras tener a su propia hija, Alanna, el hombre decidió rastrear su origen y encontrar a su madre, según informó el diario The Guardian.

“Quiero que sepa que no estoy enfadado con ella, y no lo haré público si me contacta”, dijo, “pero hay tantas cosas que quiero preguntarle, y tanto que quiero saber sobre mis orígenes”.

Primero buscó a la gente que le había cuidado cuando fue hallado: la mujer que lo descubrió, el policía que lo alimentó, la trabajadora social que lo cuidó… De alguna manera, recalca el diario, ellos eran también su familia.

Sus padres biológicos podían estar sin embargo en cualquier lugar del mundo, según el listado de vuelos de aquel día. Decidió entonces recurrir a una prueba de ADN, que le mostró que sus ancestros eran británicos, y comparó el resultado con millones de perfiles.

Intentó recuperar además el expediente de la investigación policial sobre su hallazgo, pero había sido destruido. E incluso escribió una carta abierta en un diario británico preguntando por pistas (bebés desaparecidos de repente, por ejemplo), también sin éxito.

El pasado 11 de mayo, anunció “buenas noticias” en su página de Facebook: después de 15 años de búsqueda, había encontrado a su familia biológica.

“Por desgracia, mi madre biológica ha muerto, así que no puedo saber exactamente qué pasó y por qué”, explicó. Sí pudo hablar con su padre y sus hermanos, añadió, que hasta entonces no sabían de su existencia.