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Estados Unidos presiona y México se acerca al colapso por crisis migratoria

Cada vez son más los migrantes que esperan en México para que un juez escuche sus casos: el país está a punto del colapso.

Un cartel con las indicaciones de que solo sea admite 60 personas por refugio parece no importar en el albergue El Buen Pastor, en Tapachula, en donde cientos de migrantes esperan la luz verde del gobierno estadounidense para comenzar el proceso de sus solicitudes de asilo.

Durante las dos últimas semanas, el número de migrantes que durmió en el albergue aumentó de 80 a 100, lo que obligó al reverendo Juan Fierro García, encargado del lugar, a improvisar unas camas en los bancos de la iglesia y a utilizar el comedor como espacio para varios colchones.

“Estamos tratando de utilizar otro lugar al lado de la calle para poder ayudar a más migrantes”, dijo. Sin embargo, sus recursos se vuelven más limitados a medida que llegan más migrantes centroamericanos que deben permanecer en México por orden de la administración Trump.

Pero la presión que deja esta situación no solo se refleja en suelo estadounidense, en donde se ha dado la orden de construir tiendas de campaña para albergar a aquellos que cruzan de manera ilegal, sino también en México. Los largos tiempos de espera cada vez aprietan más la soga.

De acuerdo a The Texas Tribune, desde el otoño pasado apenas 9.500 migrantes apuntados en una lista en la Ciudad de Juárez habían sido atendidos. "Día tras día vienen, sus tiempos de espera están aumentando. Algunas personas aquí van a esperar tres meses", dijo Fierro.

La espera, en parte, se ha alargado por las acciones de Trump que obligan a los migrantes, incluso aquellos que ya se han presentado ante un juez, a esperar en México para sus audiencias. Este programa inició en enero en California y se ha expandido a otros puertos de entrada como el de El Paso.

Fierro dijo que entre sus albergados tenía al menos a varias personas que habían viajado hacia El Paso para su cita en la corte y habían tenido que regresar al refugio, en donde se le permite estar entre 15 y 30 días, aunque se hacen excepciones con los migrantes de países lejanos.

Si bien Fierro considera que durante ese tiempo los migrantes deberían buscar algún trabajo o “buscar la manera de pagar por una habitación para que puedan seguir esperando”, muchos de ellos “pierden la paciencia y deciden cruzar el río e ingresar ilegalmente a Estados Unidos”.

Los migrantes que llegan a El Buen Pastor lo hacen de lugares tan lejanos como Turquía, Rusia, Uganda, Camerún o el Congo. Roberto Kabuya, de 45 años, huyó hace tres años de la guerra civil en este último país y pasó dos años en Angola antes de viajar por Ecuador, Colombia y Panamá.

"Mi sueño era venir a los Estados Unidos para mi futuro y el futuro de mis hijos. Tengo que ser paciente hasta la fecha de mi audiencia. Estoy bien esperando”, dijo Kabuya, quien obtuvo una boleta con el número 13.995 escrito en ella: ese era el número de su turno para ser atendido por un oficial de Estados Unidos.

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