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El Chapo exige seis botellas de agua, tapones para los oídos, luz natural y aire libre. Pero le espera algo mucho peor

Joaquín Guzman ha escrito una lista con cinco exigencias. Se queja de que su cárcel es "cruel". Pero le espera algo mucho peor. Sin embargo, no puede ser ejecutado.
/ Source: TELEMUNDO

Joaquín Guzmán, apodado El Chapo y condenado en febrero por narcotráfico y conspiración para cometer asesinatos como capo del cártel mexicano de Sinaloa, aguarda en Nueva York al próximo 25 de junio para conocer la sentencia que probablemente le enviará el resto de su vida a una prisión de máxima seguridad en Estados Unidos.

Pero parece impaciente por abandonar la cárcel en la que se encuentra, toda vez que una de sus abogadas, Mariel Colón, ha denunciado las condiciones “crueles e inusuales” en las que el narcotraficante se encuentra encerrado en Nueva York, solicitando mejoras concretas al juez federal encargado del caso, Brian Cogan.

El Chapo quiere tener acceso a al menos dos horas a la semana de recreo al aire libre; acceso al sistema económico interno que permite a los presos comprar bienes; la posibilidad de adquirir seis botellas de agua a la semana; y un par de tapones para los oídos que le alivien el dolor y le ayuden a dormir.

Según denuncia la letrada, Guzmán lleva 27 semanas encerrado en un centro correccional de Nueva York en una celda de aislamiento, lo que, en su opinión, viola la octava enmienda de la Constitución, que prohíbe castigos crueles o inusuales. Además, insiste, su comportamiento en prisión ha sido “ejemplar”.

El motivo aducido para este aislamiento es evitar que pudiera seguir gestionando el cartel de Sinaloa desde la cárcel, o que pudiera amenazar o poner en peligro la vida de las personas vinculadas a su juicio (desde testigos hasta jurados). Además, pesa en su contra sus dos fugas de cárceles de máxima seguridad en México.

Pero la abogada denuncia que lleva más de medio año encerrado en una celda pequeña y sin ventanas, de 10 x 8 pies; sólo se le permite una hora de ejercicio al día, de lunes a viernes y en solitario también, en otra celda que sólo contiene una bicicleta estática; y no ha tenido acceso a luz natural o aire libre.

Además, las luces de su celda están siempre encendidas, lo que le impide dormir, a lo que se suma, dice, el ruido constante del aire acondicionado.

Por todo ello, y especialmente por la falta de luz naturales y aire fresco, sufre según la abogada síntomas de fatiga mental, por lo que hay repetirle las cosas muchas veces ya que parece ser incapaz de entender lo que se le dice. Se queja además de dolores de cabeza y oídos

Se queja además de que no le alimentan apropiadamente como a otros presos, y no le permiten comprar botellas de agua (sólo ha recibido 22 en seis meses), lo que le molesta especialmente porque las cañerías de la prisión (que tiene casi medio siglo de historia) dan sabor a moho al agua del grifo.

El Chapo, de 62 años, ya se ha quejado anteriormente sin éxito de sus condiciones en prisión. Pero no le espera previsiblemente un futuro mejor.

El penal en el que podría acabar sus días cuando sea sentenciado, ubicado en Florence, a 90 millas de Denver, es conocido como “el Alcatraz de las Rocosas”. Abrió en 1994 y alberga a 400 reos en unidades de control que funcionan como prisiones dentro de la prisión.

Los presos pasan 23 de las 24 horas del día en celdas de confinamiento, solos y aislados por completo de cualquier persona y del mundo exterior. Así no sólo evita que hasta expertos en fugas como El Chapo puedan escapar, sino que también se previene que puedan amenazar a nadie en el exterior.

El Chapo, el narcotraficante más buscado del mundo, considerado el “enemigo público número uno”, fue arrestado poco antes de las siete de la mañana del 24 de abril de 2014 en un apartamento de Mazatlán (México).

Terminaba así una persecución de 13 años, después de que escapase el 19 de enero de 2001 de la prisión federal de Puente Grande, escondido en un carro de ropa sucia y ayudado por un empleado de mantenimiento.

El 11 de julio de 2015, logró escapar de nuevo con un túnel de casi una milla de longitud que le sacó de la prisión de máxima seguridad de El Altiplano, una fuga efímera pero que asombró al mundo y sonrojó a las autoridades mexicanas, hasta el punto de que, tras ser capturado de nuevo, aceptaron que fuera extraditado a Estados Unidos

Entre los presos confinados en esa prisión de Colorado están Ramzi Yousef, responsable del atentado de 1993 contra el World Trade Center de New York; el terrorista del maratón de Boston, Dzhokhar Tsarnaev; Ted Kaczynski, apodado Unabomber; o el terrorista del zapato, Richard Reid, intentó hacer estallar en un avión una bomba que escondía en su calzado.

 “Es inhumana” declaró un ex prisionero que pasó seis años allí, entre 2008 y 2014, por su participación en motines carcelarios. “En Guantánamo estaban mejor que nosotros”, añadió esta persona desde el anonimato.

El Chapo no ha sido condenado a muerte porque el acuerdo por el que fue extraditado de México a Estados Unidos lo impide.

Firmado en 1978, este acuerdo estipula que, “cuando la ofensa por la que se requiere la extradición sea castigable con la pena de muerte bajo las leyes de quien la pide pero las leyes de a quien se le pide no lo permitan, podrá ser denegada a menos que se asegure que no se impondrá y, si se impone, no se ejecutará”.

El artículo 22 de la Constitución mexicana prohíbe “las penas de muerte, de mutilación, de infamia, la marca, los azotes, los palos, el tormento de cualquier especie, la multa excesiva, la confiscación de bienes” y otros castigos. así, antes de extraditar a el chapo, el Gobierno mexicano dijo haberse asegurado de que no sería condenado a muerte en Estados Unidos.