Miles de personas han conmemorado este domingo en la ciudad de México el aniversario de la batalla de Puebla con un desfile y una reconstrucción de cómo las tropas mexicanas derrotaron a Francia en 1862. En Estados Unidos se ha celebrado también, aunque más como una fiesta o excusa para consumir alimentos y bebidas alcohólicas mexicanas, en muchos casos sin conocer las raíces históricas.
Aunque muchos así lo creen, no se celebra la independencia de México (eso es el 16 de septiembre), sino la victoria ante el Ejército más poderoso del momento y mucho más numeroso en tropas, una victoria en cualquier caso muy breve.
Después de que México se independizara de España en 1821, otras naciones decidieron no aceptar su autonomía e intentaron aprovechar, como Estados Unidos, para arrancarle pedazos de territorio.
El país cayó así en una crisis socioeconómica a la que se sumó la guerra civil de finales de los años 50 del siglo XIX, y que resultó en la presidencia de Benito Juárez, el primer mandatario nativo.
Una de sus primeras decisiones fue dejar de pagar la deuda contraída con otras naciones, lo que enfureció a Reino Unido, España y Francia, y provocó una expedición militar conjunta. Los dos primeros países terminaron por desmarcarse de esta iniciativa, pero Napoleón III siguió adelante con la intención de derrocar a Juárez.
En la batalla de Puebla, el 5 de mayo de 1862, el Ejército mexicano liderado por Ignacio Zaragoza repelió el ataque francés en esta ciudad, ubicada a 70 millas al sureste de la capital, pese a tener la mitad de tropas y muchos menos medios.
Cuatro días después, Juárez declaró este día como fiesta nacional. Pero Francia terminó por conquistar el país y dominarlo durante tres años entre 1864 y 1867.
Estados Unidos estaba en plena guerra civil, y la victoria mexicana ese día previno que los franceses pudieran seguir su camino hacia el norte y ayudar los confederados, por lo que esta batalla pudo cambiar quizá el curso de la historia norteamericana.
La conmemoración, que se celebra desde 1930, reunió a una multitud vestida de época en el Peñón de los Baños, un barrio al este de la capital, representando a soldados de ambos bandos y a la tribu de Zacapoaxtlas, que ayudó a vencer a los franceses.
El 5 de mayo, en cualquier caso, ya no es festivo en México, y se celebra con mayor pasión al otro lado de la frontera.