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Esta familia gana la batalla legal para acoger a un niño migrante separado de su padre

Byron, de 8 años, llegó el pasado mayo a EEUU y fue separado de su padre. Después deportaron al progenitor y el menor se quedó solo en el país. Tras once meses en refugios para inmigrantes, este pequeño ha conseguido salir a vivir con una familia de acogida
Holly Sewell, de 41 años, y sus dos hijos, Desmond, de 6, y Winifred, de 5, dan la bienvenida a Byron Xol, de 8 años, en el Aeropuerto Internacional de Austin Bergstrom.
Holly Sewell, de 41 años, y sus dos hijos, Desmond, de 6, y Winifred, de 5, dan la bienvenida a Byron Xol, de 8 años, en el Aeropuerto Internacional de Austin Bergstrom. Cortesía Familia Sewell vía NBC News / Cortesía Familia Sewell vía NBC News

Once meses después de que el gobierno de Trump separase a este menor migrante de su padre, el pequeño Byron Xol ha conseguido vivir con una familia de acogida, aunque el proceso no estuvo exento de impedimentos. Los Sewell, una familia que vive en Texas, desafió una regla federal que establecía a que el niño debía permanecer bajo custodia a pesar de tener patrocinadores dispuestos. La insistencia de esta familia ha inclinado la balanza de su parte.

Byron, de 8 años, ha salido de un refugio para inmigrantes y ahora vive con Holly y Matthew Sewell y sus dos hijos, de cinco y seis años, en Buda, una comunidad en Austin, Texas. "Nos reímos y lloramos", ha dicho este lunes Holly a NBC News. "Estábamos tan aliviados de que finalmente lo liberaran".

Desmond, de 6 años, y Byron, de 8 años, en la casa de los Sewell en Buda, Texas. Cortesía de la familia vía NBC News.

Byron fue separado de su padre, David Xol Cholom, en mayo de 2018 cuando los dos llegaron a la frontera de los Estados Unidos en McAllen, Texas, desde Guatemala, como parte de la política de “tolerancia cero” del gobierno de Trump.

El padre de este menor migrante fue deportado a Guatemala, a pesar de solicitar asilo, y Byron se quedó solo en Estados Unidos, sin familiares ni patrocinadores conocidos. A través de un amigo, los Sewell conocieron el caso Byron y comenzaron a tratar de actuar como patrocinadores para que este menor no tuviera que permanecer bajo custodia federal.

Pero los Sewell fueron rechazados por la Oficina de Reasentamiento de Refugiados, (ORR), la agencia que ha estado custodiando a los niños separados. Su política requiere que los niños sean entregados a los padres o tutores legales, familiares inmediatos u otros adultos que deben ser amigos de la familia o que tuvieron una relación con la familia antes de que el niño llegara a Estados Unidos.

Los Sewell se habían mantenido en contacto con los padres de Byron a través de un chat de video, llamadas telefónicas y aplicaciones y tenían su permiso para acoger a Byron.

La familia se negó a rendirse y a través de un abogado presentaron una demanda en su nombre. Un juez se negó inicialmente, pero durante el fin de semana los Sewell recibieron noticias sobre la liberación de Byron. "No aceptamos un no por respuesta. Simplemente seguimos luchando y aquí estamos, funcionó ", cuenta Holly a NBC News.

La Oficina de Reasentamiento de Refugiados no respondió de inmediato a las preguntas enviadas por correo electrónico.

"Las lección es, ves a alguien que necesita ayuda, les ayudas", dice esta madre. "Si tienes capacidad, utilizala para ayudarlos".

Holly cuenta que Byron fue detenido por última vez en Raymondville, Texas, cerca de la frontera con México. Todavía lleva un yeso en su pierna después de fracturársela en el refugio, por eso utiliza una silla de ruedas y muletas para moverse.

El padre de Byron, un cristiano evangélico, solicitó asilo para ambos. Según un documento judicial, el padre fue atacado y torturado y la vida de Byron fue amenazada por miembros de pandillas en 2017.

"Mi esposo y yo pensamos que podríamos ser nosotros en cualquier momento, y ¿qué desearíamos si nos separasen de nuestros hijos?”, se cuestiona Holly. "Queríamos que fueran a un buen hogar, que estuvieran seguros y tuvieran contacto con sus padres".

Byron, originario de Alta Veracruz, Guatemala, habla K’iche '. Sewell cuenta  que tuvo que aprender algo de español mientras el niño se encontraba bajo custodia federal para poder comunicarse con él. El menor estuvo en cuatro instalaciones diferentes mientras estuvo bajo custodia.