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La Migra no puede deportar a un inmigrante al que cazaron en video asesinando a un latino a sangre fría

La Migra no puede deportar a un inmigrante vinculado a la mafia mexicana, pese a que le cazaron en video asesinando a otro latino a sangre fría. Vea aquí las imágenes.

Fue una ejecución de película, a sangre fría, despiadada.

Fue un crimen de pandillero.
Fue un crimen entre inmigrantes.

Quedó grabada en un vídeo escalofriante.
Pero el presunto culpable no será deportado.

El cuerpo de Leandro López, de 31 años, fue hallado el 24 de marzo baleado en el piso superior de un estacionamiento en un centro comercial de Miami (Florida).

López acababa de tener a su primer hijo, era propietario de un salón de tatuajes, y luchaba contra la adición a las drogas.

La policía descubrió que una de las últimas personas con las que había hablado esa noche era David Paneque, de 29 años, así que, una semana después del crimen, le citaron para interrogarle.

Durante una hora, el hombre respondió a las preguntas informales de los investigadores. Les explicó que era amigo de López y que habían ido juntos a clubs de baile exótico. En la noche del crimen, dijo, habían visitado varios locales de este tipo y luego había dejado a López en un estacionamiento y se había vuelto a casa.

El detective Juan Segovia le enseñó entonces una fotografía de la camioneta de Paneque entrando en el estacionamiento, y el hombre admitió que era su carro. Luego le mostró una fotografía de la camioneta estacionada junto al vehículo de López, y el hombre también la reconoció. Supuestamente, había dejado allí a López para que éste agarrara su propio carro y se fuera a casa por su cuenta.

En la siguiente imagen que le mostró la policía, sin embargo, se podía ver a Paneque apuntando con una pistola a López.

“¿Quién ese esa persona?”, le preguntó el detective. Paneque respondió: “No lo sé”. El policía insistió: “¿Te das cuenta de que todo ha quedado grabado en vídeo?”. Pero Paneque siguió negándolo, y terminó por acogerse a su derecho a no declarar. Fue arrestado por asesinato en primer grado.

El crimen había quedado grabado por una cámara que el propietario de un restaurante había colocado en secreto para averiguar quién le estaba destrozando su carro, un asunto que nada tiene que ver con este crimen pero que fue clave para resolverlo.

En las imágenes se observa cómo Paneque aparca su camioneta, de la que salen él y López. Tras disimular durante unos segundos, le apunta por sorpresa con una pistola. López parece suplicar por su vida, hablan durante un rato y el presunto asesino parece arrepentirse y abrazarle. Luego le dispara, parece examinar su cuerpo tendido, y huye del lugar.

¿Por qué le mató?

Paneque tenía 17 años cuando fue arrestado por primera vez por un crimen violento, según detalla el diario Miami Herald, de quien está tomada esta historia.  

Por entonces su apodo callejero era Psicópata. Intentó robar a un hombre a las puertas de un restaurante de Miami y terminó acuchillándole en varias ocasiones.

Fue condenado a 10 años de cárcel, y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés), que le consideraba líder de la banda callejera SUR-13, anunció que sería deportado.

Los sureños, como se conoce a los miembros de esta banda, están relacionados con la mafia carcelaria mexicana. El grupo nació en California y no está vinculado a la MS-13. Paneque explicó que se unió a la banda cuando no tenía vivienda: “Estaba en la calle y me acogieron, me sentí como si fueran mi familia”.

El hombre salió de prisión en marzo de 2017, y pasó directamente a manos de ICE (Donald Trump ya estaba en la Casa Blanca, y Miami había dejado de ser una ciudad santuario).

Pero cuatro meses después, el 5 de julio, fue dejado en libertad.

¿Por qué no fue deportado? Porque Paneque es cubano, y, pese al acuerdo de colaboración al que llegó el ex presidente Barack Obama, las autoridades de la isla se negaron a acogerle.

En 2018, fueron deportados 463 cubanos de vuelta a la isla. Pero, sgún el Miami Herald, hay más de 37.000 en Estados Unidos con órdenes de deportación por crímenes o faltas ligadas a su estatus migratorio, y la mayoría de ellos está en libertad, con sólo la obligación de presentarse una vez al año ante ICE.

Si Cuba no los quiere, Estados Unidos se los tiene que quedar.