Donald Trump mantiene una relación complicada con la verdad.
En ocasiones, se precipita sin desdoro hacia los territorios de la ficción, o no tiene problema en negar o desmentir incluso a las instituciones más reputadas si lo que afirman se opone a sus intereses del momento.
En ocasiones, miente con tanto desparpajo o sus falsedades son tan evidentes que cabe la duda de si puede estar siendo irónico o sencillamente bromeando.
Por ejemplo, hoy.
Donald Trump ha asegurado: “Me siento como un jovencito, soy tan joven, no puedo creerlo, soy un hombre joven y repleto de energía”.
Luego ha sonreído.
Donald Trump nació el 14 de junio de 1946.
Por entonces aún se estaba enterrando a los muertos de la II Guerra Mundial; el presidente de Estados Unidos era Harry Trump y en Argentina gobernaba Juan Perón; la penicilina acababa de llegar a las farmacias; negros y blancos aún viajaban separados en los autobuses; y el gran estreno de las Navidades fue It's a Wonderful Life, de Frank Capra.
Donald Trump tiene 72 años, y cumplirá 73 el próximo 14 de junio. Llegará a las elecciones presidenciales de 2020 con 74 años.
No es que no sea joven, es que ha superado de largo la esperanza de vida para los hombres nacidos en 1946 (64 años, frente a los 80 años de la actualidad)
¿Por qué es importante que sea viejo o joven? ¿Por qué mentir, o, en cualquier caso, bromear al respecto?
Quizá porque uno de los factores a tener en cuenta de cara a las elecciones presidenciales de 2020 será precisamente la edad de los candidatos.
Trump no parece tener por ahora competencia seria para confirmarse como el aspirante republicano.
Pero en el Partido Demócrata los contendientes superan la veintena, y, más allá de sus diferencias ideológicas (o de género, religión, raza o identidad sexual), sí existe una diferencia clara entre ellos: ¿es mejor la experiencia que da la edad o la renovación generacional que promete la juventud?
“Yo miro a Joe, y no sé”, ha dicho esta mañana Trump, poniendo en duda así la juventud o vitalidad del ex vicepresidente y principal candidato demócrata según las encuestas, Joe Biden.
Aunque luego ha aclarado que él nunca diría que nadie es demasiado viejo para ser presidente, la cuestión no depende de su juicio sino el de los electores.
Joe Biden tiene 76 años. En caso de ganar las elecciones, llegará a la Casa Blanca con 78 años. Su historial político se alarga durante décadas. De hecho, ya intentó ser presidente… hace 31 años (entonces George Bush, ya fallecido, derrotó al demócrata Michael Dukakis).
Quiere estar dos mandatos, por lo que dejaría la Casa Blanca, en caso de ganar las dos veces, con casi 87 años.
Y aun así, no es el candidato demócrata más mayor en postularse para las próximas elecciones.
El senador Bernie Sanders, el otro aspirante que por ahora parece liderar las encuestas, tiene 79 años. Junto a la senadora Elizabeth Warren, de 71 años, conforman el grupo más mayor y experimentado.
Una o dos generaciones más jóvenes son, por ejemplo, la senadora Kamala Harris (56 años), el ex congresista Beto O’Rourke (48 años), o el alcalde Pete Buttigieg (a punto de cumplir 40).
¿Es Biden demasiado viejo para ser presidente? Lo decidirán los electores.
Pero sí tendrá, por lo que se ha demostrado, que adaptarse a los nuevos tiempos: en sus explicaciones, que no disculpas, por las denuncias de varias mujeres sobre su propensión a un contacto físico que las hizo sentir incómodas o creyeron que sobrepasaba las fronteras de los aceptable, Biden dijo: “Las fronteras de la protección del espacio personal se han reseteado”.
Donald Trump ha recibido acusaciones mucho más graves sobre su trato a mujeres. Algunas de sus declaraciones, machistas y ofensivas como mínimo, han quedado registradas en vídeo. Jamás ha pedido perdón.
A veces los tiempos cambian, y uno es viejo o joven dependiendo de si cambia o no al mismo ritmo. Y en la misma dirección.