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A este latino le quedan seis meses de vida. Cometió un error. Ahora la Migra le va a deportar a un país desconocido

“¡Qué le he hecho a Dios?", se lamenta desesperada su madre. Su hijo moribundo va a ser enviado a un país que no conoce: "Voy a morir fuera".
Imágenes de archivo de un agente de ICE y un edificio hospitalario de urgencias médicas.
vvAP / AP

Luis Ugalde Pacheco tenía miedo a morir encerrado en prisión. Ahora teme morir sólo en un país que apenas conoce, lejos de su familia.

Este joven de 28 años llegó a Estados Unidos cuando sólo tenía siete. Le trajo su padre desde México, atravesando la frontera ilegalmente, según ha explicado su madre, Lourdes Cristiana Pacheco, y desde entonces ha vivido en un suburbio al suroeste de Chicago (Illinois).

Hace dos años fue condenado por intimidar y empujar a una mujer, y cuando salió libre, el pasado mes de marzo, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés) comenzó los trámites para deportarle, según ha informado el diario Chicago Tribune.

Pero, aún en prisión, se le diagnosticó un linfoma no Hodgkin, un tipo de cáncer que, según ha denunciado su entorno, no está siendo tratado por ICE.

La preocupación de su familia se disparó al saber que iba a ser deportado de forma inmediata. Según el diario, podría haber sido enviado el pasado viernes a México, un país que no conoce y donde no tiene familia directa.

“Me siento indefensa, desesperada”, explica su madre, “¿qué le he hecho a Dios? ¿Qué he hecho en mi vida? ¿Por qué ha tenido que ser mi hijo?”.

La mujer se esfuerza ahora por encontrar a algún familiar en México que pueda ayudar a su hijo, aunque su familia proviene originalmente de Temascalcingo, a 600 millas al sur de la frontera en la que será abandonado a su suerte el joven.

La organización Human Rights Watch denunció el pasado verano cómo los detenidos por ICE sufrían retrasos a la hora de recibir la atención médica necesaria.

Citó en concreto el caso de Raúl Ernesto Morales Ramos, un inmigrante al que se le diagnosticó cáncer gastrointestinal y murió cuando llevaba dos años bajo custodia de las autoridades migratorias.

Ugalde Pacheco, que tiene dos hijos, pudo ver a un oncólogo un mes después de estar bajo custodia de ICE, pese a que había sido diagnosticado cuando aún estaba en prisión. El médico le dijo que sólo le quedaban seis meses de vida.

Su abogada intentó cancelar su deportación aduciendo que, enfermo como estaba, no suponía un peligro para nadie, pero su petición fue rechazada.

“Si me voy, voy a morir fuera”, le dijo el inmigrante a su madre, “si me quedo, voy a morir aquí dentro; sé el problema que tengo con el cáncer, y no están haciendo nada”.