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Científicos restauran la actividad cerebral de unos cerdos después de la muerte

Un radical y muy controversial experimento con unos cerdos que llevaban varias horas muertos, ha hecho repensar a la comunidad científica qué significa estar vivo. Esto es lo que descubrieron

Un controversial experimento con cerdos ha puesto a la comunidad científica a preguntarse qué significa estar vivo. Horas después de que los cerdos habían sido sacrificados en un matadero, los científicos lograron restaurar algunas partes de la actividad celular de su cerebro.

El resultado ha sido sorprendente. La hipótesis de que las células del cerebro sufren un daño irreversible con la muerte, ha sido seriamente cuestionada.

En el estudio publicado en la revista Nature, se destaca que el cerebro de los mamíferos de tamaño grande “retiene una capacidad restaurativa previamente infravalorada” para algunas actividades y circulación celular horas después de la muerte, dijo el profesor de neurología Nenad Sestan de la escuela de medicina de la Universidad de Yale, el principal autor del estudio.

Esto quiere decir que el cerebro muere mucho tiempo después de lo que se creía o que hay “una ventana de oportunidad más amplia” para restaurar sus células, dijo Sestan durante una conferencia de prensa este martes.

Por tanto, esto muestra que la muerte cerebral es algo que sucede gradualmente. Pero lo más importante: es algo que en algunos casos puede ser pospuesto o revertido, dijo  Sestan.

Los cerdos, sin embargo, destacaron los investigadores, estaban muertos. Su cerebro no exhibía ningún tipo de actividad o función propia de un cerebro normal con funciones como la conciencia. "Esto no es un cerebro vivo", dijo Sestan. "Pero es un cerebro celularmente activo".

El trabajo podría proporcionar a los científicos nuevas formas de estudiar el cerebro, permitiéndoles examinar funciones en un cerebro intacto de una manera que antes no habría sido posible. Esto, a su vez, podría ayudar a los científicos a comprender mejor las enfermedades cerebrales o los efectos de una lesión cerebral, dijeron los investigadores.

Aunque el estudio actual se llevó a cabo en cerdos y no en humanos, los cerebros de los cerdos son más grandes y más parecidos a los humanos, en comparación con los cerebros de roedores.

'BRAINEX'

En el estudio, los investigadores desarrollaron un novedoso sistema para estudiar cerebros intactos después de la muerte, denominado BrainEx. Es una red de bombas que canaliza una solución sintética, un sustituto de la sangre, hacia las arterias del cerebro a una temperatura corporal normal.

Usando BrainEx, los investigadores estudiaron 32 cerebros de cerdos post-mortem que se obtuvieron de una planta de procesamiento de carne de cerdo (que de otro modo se habrían desechado). Los cerebros se colocaron en el sistema BrainEx cuatro horas después de la muerte de los cerdos y se les permitió "perfundir" con el sustituto sintético de sangre durante seis horas.

Durante este tiempo, el sistema BrainEx no solo preservó la estructura de las células cerebrales y redujo la muerte celular, sino que también restauró cierta actividad celular. Por ejemplo, algunas células eran metabólicamente activas, lo que significa que usaban glucosa y oxígeno y producían dióxido de carbono.

Otras células reaccionaron con una respuesta inflamatoria cuando fueron estimuladas con ciertas moléculas.

En contraste, los cerebros "de control" que no fueron tratados con BrainEx se descompusieron rápidamente.

"Podemos ver diferencias dramáticas entre los cerebros que estamos tratando con nuestra tecnología" y los cerebros que no, dijo Sestan.

PREOCUPACIONES ÉTICAS

El Dr. Neel Singhal, profesor asistente de neurología en la Universidad de California en San Francisco, que no participó en el estudio, dijo que el trabajo era "estimulante", debido a algunos de los problemas éticos planteados.

Por ejemplo, aunque los científicos están muy lejos de poder restaurar la función cerebral en personas con lesiones cerebrales graves, en el caso de que un cierto tipo de restablecimiento de la actividad cerebral fuera posible, "tendríamos que cambiar nuestra definición de muerte cerebral", dijo Singhal a Live Science.

Los investigadores no vieron ningún signo de conciencia, ni esto fue un objetivo de la investigación. De hecho, la solución de sangre sintética incluía varios químicos que bloquean la actividad neuronal, el tipo de actividad que se necesitaría para la conciencia.

Más aún, si hubiera aparecido algún tipo de actividad eléctrica organizada, la que se necesitaba para la conciencia, los investigadores estaban preparados para tomar medidas para detener esa actividad mediante el uso de anestesia y la reducción de la temperatura cerebral, dijo el coautor del estudio, Stephen Latham, director del Centro Interdisciplinario de Bioética de Yale. En otras palabras, terminar el experimento si esto sucediera.

En un comentario publicado junto con el estudio, Nita Farahany, profesora de derecho y filosofía en la Universidad de Duke, y sus colegas pidieron más directrices sobre las cuestiones éticas planteadas por el estudio, que dicen "pone en tela de juicio las suposiciones de larga duración sobre lo que hace que un animal o un humano estén vivos".

Tales problemas incluyen cómo detectar la conciencia desde un principio y por cuánto tiempo se debe permitir que funcionen los sistemas como BrainEx.