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Este hombre asesinó a un cura con una espada. Fue condenado a morir. Pero se salvó en el último instante

Su último deseo fue casarse con su novia en la cárcel. Luego pidió dos pintas de helado. Estaba listo para recibir la inyección letal. Pero se salvó en el último instante.
Imagen de archivo de una cámara de ejecución. A la derecha, Christopher Lee Price.
Imagen de archivo de una cámara de ejecución. A la derecha, Christopher Lee Price.AP / AP

Bill Lynn era reverendo en una comunidad rural de Alabama, y aquella tarde, tras concluir el sermón en su iglesia, regresó a su casa para preparar los regalos de Navidad de sus nietos junto a su esposa, Bessie, que ya se había puesto el pijama y estaba viendo la televisión en su dormitorio.

Era 22 de diciembre de 1991, y también el último día de vida del reverendo.

La luz falló de repente, y Lynn salió al exterior a comprobar la caja de fusibles antes de reportar la avería a la compañía eléctrica.

Su mujer escuchó un ruido y se asomó a la ventana: vio entonces a un individuo totalmente vestido de negro que sostenía lo que parecía una espada sobre su cabeza, con una postura de karate, como si estuviera a punto de atacar.

Su marido le gritó que llamara a la policía, pero la mujer descubrió que las líneas de teléfono estaban cortadas, así que agarró una vela y bajó las escaleras para tomar una pistola que su marido guardaba en la cocina.

Cuando salió al exterior, algo la golpeó y la lanzó contra el suelo. Desde allí, ella disparó hacia el cielo sin mirar. Se incorporó, buscó a su marido y le encontró malherido. En la pistola no quedaban ya balas, y él sabía que iba a morir.

Ella intentó ir a buscar ayuda en su camioneta, pero dos hombres de negro aparecieron a ambos lados y la conminaron a bajar, entrar en la casa, y darles todo el dinero y objetos de valor.

Cuando se fueron, la mujer acudió en busca de ayuda, pero el reverendo murió poco después en el hospital.

Unos días más tarde fue arrestado Christopher Lee Price, que resultó condenado por este asesinato y sentenciado a morir por inyección letal.

Casi 30 años después, su ejecución aún es imposible.

Estaba prevista para el jueves 11 de abril, y Price, que ahora tiene 46 años, pudo cumplir antes su última voluntad: el miércoles se casó con su novia.

Renunció al desayuno, pero pidió dos pintas de helado como su última comida. Y solicitó que ningún religioso asistiera a su ejecución, según informa la agencia de noticias The Associated Press.

Price, que estaba a punto de convertirse en la segunda persona ejecutada este año en Alabama, había solicitado ser ejecutado respirando nitrógeno en vez de con la inyección letal, alegando que ésta última había fallado en ocasiones antes.

Alabama permite usa nitrógeno como método de ejecución, pero nunca antes se ha probado.

Una corte inferior le denegó la petición, pero apenas unas horas antes de la ejecución, una corte federal atendió su ruego, paralizó el proceso y dio 60 días a la fiscalía para explicar por qué no habría de cumplirse el deseo de Price.

La Fiscalía acudió entonces a una corte de apelaciones a toda velocidad, para poder ejecutar al reo en la fecha prevista, pero el tribunal mantuvo la decisión, así los fiscales recurrieron directamente a la Corte Suprema.

A las 11:34 de la noche del miércoles, anunciaron que la ejecución tendría que ser aplazada aunque la Corte Suprema les diera la razón, por falta de tiempo para tenerlo todo listo.

Sin embargo, la Corte Suprema se reunió de madrugada y decidió darle la razón la Fiscalía por cinco votos a favor (los magistrados conservadores) y cuatro en contra (los progresistas).

En opinión de los jueces, Price presentó su petición demasiado tarde, por lo que fue correctamente denegada.

Sin embargo, la sentencia llegó a su vez demasiado tarde para mantener la ejecución en la fecha prevista, así que Price tendrá que esperar ahora a que la justicia dicte una nueva fecha para su adiós.