La organización Trump está llevando a cabo una discreta campaña para librarse de todos sus empleados indocumentados en los hoteles y campos de golf del presidente en el sur de Florida, reportó el diario The New York Times.
Mientras que una parte de los trabajadores son extranjeros de diversas nacionalidades, contratados con visas de trabajo temporal, y otros son ciudadanos estadounidenses, existe un tercer grupo que contradice la política de Trump de ‘América primero’ y su retórica antiinmigrante.
Se trata de trabajadores sin documentos que han sido subcontratados por los contratistas de Trump. Inmigrantes que piden trabajo en las carreteras, pero que no cuentan con todos los documentos necesarios. Sin embargo, han terminado trabajando para el presidente más crítico de la inmigración ilegal de los últimos tiempos.
El escándalo sobre los trabajadores indocumentados de Trump se destapó tras la denuncia de una ciudadana guatemalteca sin documentos en diciembre de 2018. Victorina Morales trabajó como Mucama en un campo de golf de Trump ubicado en Nueva Jersey, y en una entrevista con el diario New York Times se quejó de la hipocresía de alguien que contrataba mano de obra indocumentada pero hablaba mal de los inmigrantes.
Trump siempre aseguró que nunca había tenido a inmigrantes ilegales en nómina, algo de lo que hizo gala en su campaña presidencial y posteriormente en el cargo, cuando endureció las condiciones para emitir visados a trabajadores extranjeros para incentivar la contratación local.
Poco tiempo después Morales fue despedida.
Desde entonces, revela la investigación del New York Times, la organización Trump comenzó un proceso de remoción de sus trabajadores con una situación migratoria irregular.
En marzo, a siete empleados de mantenimiento del club de golf Trump National Jupiter, a 18 millas de la residencia del presidente de Mar-a-Lago, se les informó que tenían un par de semanas para probar que tenían los permisos legales para trabajar en Estados Unidos.
Sólo uno de estos siete empleados originarios de El Salvador, Guatemala, Honduras y México era un residente legal. Los demás tuvieron que dejar su empleo.
“Se deshicieron de mí después de tantos años de trabajo duro porque no tengo papeles”, dijo Doroteo Hernández de 42 años al New York Times, inmigrante mexicano.
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Entre los entrevistados por el diario neoyorquino había trabajadores de limpieza, pintores de brocha gorda y chóferes, algunos con familias que mantener.
Pero los inmigrantes que han trabajado para Trump no sólo se han enfrentado al despido y el subsiguiente desempleo, algunos también han terminado en las prisiones de la migra.
Un exchofer de Trump del club de golf de Jupiter con residencia permanente fue arrestado el año pasado por el Servicio de Inmigración y Aduanas. Zoltan Tamas pagaba sus impuestos y residía legalmente en el país.
Pero debido a una revisión de antecedentes, que encontró que había sido arrestado por un fraude en Rumania hacía muchos años, se encuentra detenido.