Un hombre que manejaba con sus hijos por un área remota del desierto de Nevada en la mañana del 7 de marzo se encontró con un carro deportivo Mercedes de lujo estacionado cerca la verja del parque natural del lago Mead.
El carro tenía una de sus ventanas quebradas por el impacto de una roca. La policía de Las Vegas, alertada por aquel hombre, descubrió al llegar que el carro despedía un olor desagradable.
En la cajuela se encontró el cadáver de un anciano blanco cubierto por ropa; el asiento del conductor estaba manchado de sangre. En el asiento del pasajero había unos guantes de latex, y evidencias de que alguien había prendido una hoguera.
La víctima, identificada como Thomas Burchard, había muerto de varios golpes fuertes en la cabeza. El forense del condado de Clark dictaminó que había sido un homicidio.
Burchard tenía 71 años y estaba jubilado, pero seguía trabajando cuatro días a la semana como psiquiatra infantil, según Judy Earp, su novia durante los últimos 17 años.
Provenía de Salinas, en la bahía californiana de Monterey, no lejos de San Francisco. Allí había trabajado durante décadas con niños y jóvenes, para los que practicaba juegos de magia con el fin de ganarse su confianza, según el diario Las Vegas Review-Journal.
“Quien quiera que haya hecho es una persona sin alma”, dijo la novia de Buchard.
La mujer había denunciado su desaparición días antes, afirmando que la última noticia que había tenido de él fue el 2 de marzo mediante un mensaje de celular. Luego recibió algunos mensajes más, pero aseguró que no parecían escritos por su novio.
Le contó a la policía además que el hombre había viajado a Las Vegas para visitar a una mujer identificada como Kelsey Turner, a la que señaló, junto a su novio, Greg, como posibles sospechosos del asesinato.
La policía acudió a la vivienda de Turner, donde encontraron manchas de sangre y pruebas presuntamente incriminatorias. Además, descubrió que el carro donde fue hallado el cadáver pertenecía a la mujer.
Turner fue arrestada el 21 de marzo. Resultó ser una joven de 25 años que había aparecido en varias publicaciones eróticas como la revista Playboy. Buchard la conocía desde hacía dos años, y al parecer la había ayudado económicamente: tan solo unos días antes de ser asesinado, le había pagado el alquiler de su casa, como llevaba al parecer años haciendo, cuando ella vivía en Salinas.
En total, pudo haber gastado 300.000 dólares en la joven, según Judy Earp, que la considera “tan malvada como Charles Manson”.
“Él siempre estaba ayudando a gente”, dijo la novia del hombre, “cualquier que viniera con una historia triste, ya sabe. Alguna gente se aprovechó”.
La ex mujer de Buchard, sin embargo, se había divorciado de él tras denunciar que había gastado miles de dólares en mujeres a las que conocía a través de Internet y ayudaba a pagar sus facturas, manteniendo con ellas relaciones “muy inapropiadas”, según el diario The Washington Post.
La policía no ha aclarado quién mató al anciano, si lo hizo una persona sola (el hombre pesaba 250 libras), y cuál pudo ser la causa del asesinato.