El senador republicano Lindsey Graham explicó irónicamente este domingo por qué nunca creyó que el presidente, Donald Trump, del que es un aliado muy cercano, hubiera conspirado con Rusia: “Él no es capaz de confabularse ni con su propio Gobierno”.
Efectivamente, las palabras del presidente en la red social Twitter han colisionado estos días en dirección contraria con las afirmaciones y políticas migratorias de su secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen.
Trump criticó el jueves a Honduras, Guatemala y El Salvador su supuesta inacción a la hora de frenar la salida de migrantes hacia la frontera estadounidense. Desde entonces, el presidente ha centrado sus ataques en México, llegando a amenazar con cerrar esta semana los pasos entre ambos países.
El viernes, Trump anunciaba que cortaría el envío de fondos para el desarrollo a estos tres países, acusándoles de “preparar” las caravanas de migrantes que llegan a la frontera estadounidense.
Apenas unas horas después, el Departamento de Estado confirmaba a CNN el fin de las ayudas a estos países para los años fiscales 2017 y 2018, que expertos consultados por esa cadena cifran en 1.300 millones en los dos últimos años.
Entre tanto, Nielsen firmaba el jueves un acuerdo “HISTÓRICO” con esos países centroamericanos. Según ha explicado este en un artículo de opinión publicado por la cadena Fox, el acuerdo servirá para frenar “de inmediato” la formación de “grandes grupos y caravanas en dirección a Estados Unidos”.
La cifra de personas que huyen de la pobreza y la violencia pandillera en Centroamérica se disparó un 60% en 2017, y estos inmigrantes ya suponen la mayoría de los que llegan a la frontera, a un ritmo cada vez mayor que ha llevado al sistema migratorio estadounidense al borde de la ruptura, según Nielsen.
La secretaria de Seguridad Nacional ha comunicado este lunes los nuevos pasos que debe tomar la Patrulla Fronteriza para “combatir esta creciente crisis”, que, ha dicho, “está empeorando” mientras el Congreso “falla de nuevo a la hora de hacer algo”.
Nielsen ha anunciado el envío de 750 empleados de la agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés, de la que depende la Patrulla) a la frontera, además de buscar refuerzos en otras áreas del Departamento de Seguridad Nacional, hasta sumar un total de 2.000 refuerzos.
Ha indicado que requerirá a aquellos que solicitan asilo que esperen en México a conocer si se le concede, una política que ya está en marcha aunque a muy pequeña escala y que Nielsen quiere ampliar “a cientos de inmigrantes al día” pese a que el Gobierno mexicano de Andrés Manuel López Obrador, al que Trump no cesa de atacar, no parece dispuesto; y a que además está siendo examinada en las cortes de justicia.
En el Índice de Desarrollo Humano que elabora Naciones Unidas, Honduras ocupa el puesto 133 de 189; Guatemala está en el 127; Nicaragua en el 124; y El Salvador en el 121. El producto interior bruto de Honduras apenas supera los 4.000 dólares por habitante (en Nicaragua son 5.000, y en El Salvador y Guatemala son 7.000). En comparación, en México son 17.000, y en Estados Unidos son 55.000.
Para mitigar esta situación, Estados Unidos entrega ayuda por valor de casi 600 millones de dólares al año a estos países: en 2017, fueron 43 millones a Nicaragua (siete dólares por habitante), 115 millones a El Salvador (18 dólares por habitante), 175 millones a Honduras (casi 19 dólares por habitante), y 249 millones a Guatemala (casi 15 dólares por habitante).
El final de estas ayudas parece muy poco probable que ayude a frenar las causas de la oleada migratoria en Estados Unidos.