El vídeo grabado por la cámara de un policía muestra a Nikolas Cruz esposado boca abajo contra el suelo. Las imágenes fueron grabadas el 14 de febrero de 2018, apenas una hora después de que un asesino matara a balazos a 17 estudiantes y empleados de la escuela Marjory Stoneman Douglas en Parkland (Florida). Cruz será juzgado por ese crimen y podría ser condenado a muerte.
“¿Qué está pasando hoy, hermano”, le pregunta desenfadado el agente que lleva la cámara en su uniforme. La grabación, que transcurre íntegra en inglés, fue hecha pública el 15 de marzo por la Fiscalía.
“Demonios, guey”, le responde Cruz.
“¿Demonios?”, pregunta el agente, miembro de la policía de Coral Springs, mientras juega con una cuerda entre las manos.
“Voces”, dice el joven, que ahora tiene ya 19 años.
“¿Dónde están los ruidos?”, añade Cruz, girando el cuello hacia los helicópteros que sobrevuelan la zona. Luego empieza a lanzar palabras malsonantes, y a preguntar dónde está.
“¡Qué ha pasado?”, pregunta a gritos.
Un policía se arrodilla a su lado y le dice con firmeza: “Cállate”. El agente que lleva la cámara en el uniforme añade: “Sólo mantente en silencio, guey”.
Cruz se pregunta a sí mismo: “¿Qué [palabra malsonante] has hecho?”. Luego parece llorar, ya fuera de la cámara, mientras se maldice a sí mismo.
Horas después, durante un interrogatorio, Cruz repetiría a los agentes que había escuchado demonios, de acuerdo con la transcripción hecha pública en agosto.
Aseguró que la voz, de un joven de su edad, empezó a hablarle tras la muerte de su padre, hace 15 años, y se hizo más fuerte cuando murió su madre, tres meses antes de la matanza.
Preguntado por lo que esa voz supuestamente le decía, respondió: “Quema. Mata. Destruye”. “Quema, mata, destruye ¿qué?”, le preguntó el detective John Curcio. “Lo que sea”, respondió Cruz.
Luego añadió que había tenido que luchar contra la voz para que no le dominara, que siempre era mala. El agente le preguntó que, si eso era así, cómo había podido trabajar en una tienda por dos años. “La voz está aquí”, respondió Cruz, señalándose al parecer la cabeza, “y luego soy yo, yo normal intentando ser buena persona”.
El testimonio de Cruz podría ser usado por sus abogados para defender que perdió la cabeza. El joven se ha declarado inocente, pero sus abogados afirman que podría admitir su culpa si es condenado a cadena perpetua y no a muerte, como pretende la Fiscalía.