El presidente, Donald Trump, ha asegurado este jueves en la red social Twitter que, “tras 52 años, ¡ya es hora de que Estados Unidos reconozca plenamente la soberanía israelí sobre los Altos del Golán, que son de importancia estratégica crítica y de seguridad para el estado de Israel y la estabilidad regional!”.
Este paso podría desestabilizar la región de Oriente Medio, puesto que se trata de un territorio en disputa entre Israel, un país respaldado por Estados Unidos, y Siria, que está en plena guerra civil pero cuyo Gobierno es apoyado por Rusia.
Sería además la segunda decisión polémica de Trump referida a Israel, después del traslado de su embajada a Jerusalén para certificar su condición de capital, tal y como defiende ese país. La comunidad internacional se ha negado durante décadas a dar ese paso pues supone desbaratar quizá definitivamente las posibilidades de alcanzar un acuerdo con los palestinos, una tarea que, paradójicamente, el Gobierno de Trump se marcó como prioridad al inicio de su mandato.
Los Altos del Golán son una región de unas 700 millas cuadradas encajonada entre Israel y Siria (y fronteriza en su esquina norte con Líbano y al sur con Jordania). Fue arrebatada a Siria y ocupada por Israel durante la Guerra de los Seis Días en junio de 1967, cuando este país derrotó a Egipto, Jordania y Siria y se anexionó también la Franja de Gaza y Cisjordania.
Israel concluyó la anexión de esta región en 1981, lo que fue condenado por Naciones Unidas, que consideró esta decisión como nula. El tercio oriental era controlado por el Gobierno sirio, pero desde el inicio de la guerra civil es escenario de combates entre éste y los rebeldes y fuerzas terroristas en batalla.
Hasta ahora, Estados Unidos se había negado a reconocer la soberanía israelí sobre esta región. La guerra en Siria convirtió ese asunto en más problemático si cabe. Rusia había advertido por su parte que reclamar los Altos del Golán por parte de Israel violaría las resoluciones de Naciones Unidas.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha acogido así la decisión de Trump con agradecimiento, calificándola de “valiente”. El gobernante ha acusado además a Irán de “usar Siria como plataforma para destruir Israel”, puesto que el régimen iraní había trasladado tropas a la región.
El senador Lindsey Graham ha dado la bienvenida también a esta “estratégicamente sabia y en conjunto fantástica decisión”, pero ha recordado que debe ser validada por el Congreso, de lo cuál dijo que se encargaría junto al también republicano Ted Cruz.