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La miss latina Aurea Vázquez, condenada a cadena perpetua por matar a su marido millonario

La miss latina Aurea Vázquez, condenada a cadena perpetua por matar a su marido millonario. Sus últimas palabras fueron para salvar a su esposa. Nunca supo que ella era la mala. La reina de la belleza logró escapar pero al fin ha recibido su castigo.
Aurea Vázquez Rijos, en una imagen de archivo. A la izquierda, su hermana Marcia y el ex novio de ésta, José Ferrer Sosa.
Aurea Vázquez Rijos, en una imagen de archivo. A la izquierda, su hermana Marcia y el ex novio de ésta, José Ferrer Sosa.AP / AP

El empresario canadiense Adam Anhang fue asesinado a puñaladas en el Viejo San Juan de Puerto Rico el 22 de septiembre de 2005 cuando salía de un club nocturno junto a su esposa, Aurea Vázquez Rijos, una reina de la belleza de la que se estaba divorciando y que también resultó herida.

Pareció un robo que salió mal en un territorio plagado por la violencia, y un hombre inocente fue condenado a pasar el resto de su vida en prisión. Luego El Loco confesó su crimen, y el FBI descubrió quién estaba detrás en realidad: la viuda negra, que acaba de ser condenada a cadena perpetua por asesinar a su marido

El empresario tenía 32 años y una fortuna de 24 millones de dólares. Si su mujer se hubiera divorciado de él, tras seis meses de matrimonio, habría obtenido un máximo de 360.000 dólares, según el acuerdo prenupcial. Una vez muerto, heredaría una parte de la fortuna millonaria.

“La pesadilla que tuve que vivir, eso algo que no se olvida”, declaró Jonathan Román Rivera tras salir de prisión. Cuando fue detenido tenía 22 años y trabajaba limpiando platos en el local propiedad del empresario asesinado.

En octubre de 2007 fue condenado a 105 años de cárcel por el asesinato, y aún sufre las consecuencias del error judicial, según la web informativa Primera Hora.

Desde el principio, los investigadores descartaron la hipótesis del robo, porque el asesino no se llevó nada de valor. Creyeron que Román Rivera tenía una relación con la esposa del empresario y que ésta le llevó a matarle. Pero una investigación del FBI descubrió después que el ejecutor del crimen había sido en realidad Alex Pabón Colón, apodado El Loco.

El sicario había recibido un cheque para comprar el arma asesina y la promesa de la viuda de recibir tres millones de dólares una vez muerto el empresario.

Según la Fiscalía, primero fue contratado para dar “una golpiza” al empresario, pero la orden cambió: debía ser asesinado. Así que lo acuchilló a la salida del club nocturno, y golpeó a su esposa con un adoquín para librarla de culpas.

Cuando El Loco confesó, Aurea Vázquez ya había huido a Europa, en concreto a Italia. “Sabíamos que había sido ella desde el principio”, dijo el padre del empresario, Abe Anhang, “pero no podíamos tocarla”.

Contrató sin embargo a un detective italiano para que siguiera sus pasos por varios países europeos, y le pasó la información al FBI. Italia se había mostrado anteriormente poco colaborativa a la hora de deportar a fugitivos de la justica estadounidense, pero la mujer viajó también a Francia y Reino Unido.

“Usaba tres o cuatro identidades”, explicó el padre, “diferentes nombres, diferentes pasaportes, diferentes colores de pelo. Así que para cuando nos enterábamos de que estaba en un país, ya se había ido”.

La mujer tuvo dos hijos con un trabajador italiano, supuestamente para lograr la nacionalidad, y se hizo muy amiga de un rico empresario que terminó pagándole los gastos legales cuando fue detenida. Cayó finalmente, tras cinco años de huida, nada más aterrizar en Madrid (España) el 30 de junio de 2013.

El 3 de octubre de 2018 fue encontrada culpable de la muerte de su marido, junto a su hermana Marcia y el ex novio de ésta, José Ferrer Sosa. El pasado viernes, los tres fueron condenados a cadena perpetua, según la agencia de noticias The Associated Press.

Aurea Vázquez había telefoneado hasta en 10 ocasiones a su marido para atraerle a cenar en su restaurante esa noche. Cuando salieron, el hombre fue al estacionamiento a por su carro y allí fue atacado. Intentó defender hasta el final a su esposa, y murió sin saber que había sido ella quien ordenó matarle.

Sus últimas palabras fueron, “Huye, bebé, huye”.