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Una víctima de violencia de género mata a su marido de 185 puñaladas

La mujer llamó a la policía y reconoció ser la autora del crimen, pero asegura que lo hizo en defensa propia y de sus hijos. Había presentado dos denuncias por violencia contra su marido
La mujer llamó a la policía y reconoció ser la autora del crimen, pero asegura que lo hizo en defensa propia y de sus hijos.
La mujer llamó a la policía y reconoció ser la autora del crimen, pero asegura que lo hizo en defensa propia y de sus hijos. AP / AP

Un hombre argentino Alberto Naiaretti, de 46 años, ha sido asesinado el pasado sábado por la noche en su casa en Buenos Aires a manos de su esposa, Paola Córdoba, que le asestó 185 puñaladas. La mujer llamó a la policía y reconoció ser la autora del crimen, pero asegura que lo hizo en defensa propia y de sus cuatro hijos. Había presentado dos denuncias por violencia contra su marido, una en 2016 y otra en 2017. Según sus hermanas, la había obligado a prostituirse en el último año.

Según el diario argentino Clarín, los vecinos de la pareja coinciden en que Naiaretti era un hombre violento, provocador y conflictivo. “Si ella no hubiera hecho esto, hubiera muerto ella”, dice Marta Vives, una vecina de la pareja. “Es duro, pero cuando supe que lo mataron sentí una paz y tranquilidad... porque una no podía pasar por la vereda tranquila, no sabías que podía pasar”, añade.

Paola Córdoba está detenida, acusada de "homicidio agravado por el vínculo", un delito castigado con cadena perpetua. También su hija mayor Milagros, de 18 años, como sospecha de haber participado en el crimen. La autopsia revela que el asesinado recibió cuatro puñaladas en el corazón y en el pulmón izquierdo que le causaron la muerte.

Según el diario EL PAÍS, la relación de ambos empezó cuando ella tenía 15 años y él 23. Se fueron a vivir juntos, tuvieron cuatro hijos y comenzó la pesadilla de Córdoba. Sus hermanas cuentan que este la aisló de su familia, de sus amigos, y que la maltrataba constantemente. La hija mayor también fue víctima de sus abusos. Su padre trató de estrangularla con el cable de la plancha del pelo, según contó a sus tías.

 

Tras las denuncias, Córdoba se marchó temporalmente de casa, pero volvió. "La manipulaba y la hacía volver siempre. Decía incluso que él nos iba a dejar verla, que nos iba a dejar a ver a los chicos. Tenía una perimetral. Habían hablado con la jueza de paz y quedaron en que iban a dividir con una pared. Ella iba a quedar con los chicos en un lado y él del otro. Esa pared la levantó mi hermana. Al otro día, él rompió la pared y volvió todo a lo mismo", relata su hermana Gloria.