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Un teléfono celular suena entre los restos del avión estrellado. Un desconocido lo agarra y lo silencia

Un pasaporte calcinado, un libro hecho pedazos, tarjetas de negocios... son los restos del terrible accidente de avión. Entre ellos avanzan desconocidos mientras los cadáveres contemplan envueltos en sábanas.
Una tarjeta de embarque para continuar el vuelo de Addis Ababa a Roma; el avión nunca llegó a Nairobi.
Una tarjeta de embarque para continuar el vuelo de Addis Ababa a Roma; el avión nunca llegó a Nairobi. REUTERS / REUTERS

Los 157 pasajeros y tripulantes del vuelo 302 de Ethiopian Airlines perdieron la vida el domingo por la mañana cuando el avión se estrelló apenas seis minutos después de despegar del aeropuerto de Addis Ababa (Etiopía) en dirección a Nairobi (Kenia), a 700 millas de distancia en el cuerno occidental de África.

En tierra quedaron desperdigados los restos calcinados de sus vidas, preocupaciones e ilusiones: un pasaporte chamuscado, un libro hecho pedazos, tarjetas de negocios en varios idiomas…

Con guantes blancos y zapatos de cáñamo, los equipos de rescate, sin nadie a quien salvar la vida, recuperaban los restos para confortar a las familias de las víctimas e impulsar la investigación sobre el accidente. Por ahora, varios países han paralizado sus vuelos con el mismo tipo de aparato, un Boeing 737 Max 8, hasta aclarar si pudo deberse a un fallo mecánico que afecte a otros similares.

“El avión está hundido en la tierra”, explicó el director de la compañía, aclarando que todavía es pronto para saber a qué se debió el incidente; el piloto era experimentado, tenía más de 8.000 horas de vuelo

Un teléfono móvil sonó en el cementerio en que se había convertido el lugar del accidente, y un extraño lo agarró y lo silenció sin responder a la llamada.

Las víctimas provenían de 35 países; había un estudiante de leyes, un cómico, un ex embajador, turistas, un contable, un oficial de fútbol, trabajadores humanitarios, doctores, activistas…

En tierra quedaron sus pertenencias destrozadas, documentos, un libro de contabilidad subrayado cuidadosamente en rosa y amarillo…

Naciones Unidas perdió a 19 trabajadores en el accidente, activistas que luchaban a favor de los refugiados y para acabar con el hambre en África.

El área del accidente estaba cercada por cinta amarilla. Más allá, figuras amontonadas y envueltas en sábanas contemplaban en silencio ya para siempre.