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Este policía baleó a un conductor cuyo carro se había averiado. Su castigo ha sido poco habitual

El policía se acercó al carro averiado. No llevaba uniforme ni se identificó como agente. Terminó atravesando el corazón del otro hombre con un balazo. Su crimen fue muy polémico. Su castigo ha sido poco habitual.

Corey Jones tenía 31 años y era inspector de viviendas, pero además se divertía y ganaba un dinero extra tocando la batería en conciertos. El 18 de octubre de 2015 había actuado en un club de noche y regresaba a su hogar cuando, pasadas las tres de la mañana, su carro se averió en una carretera de Florida.

Aquella avería le costó la vida.

Telefoneó al servicio de asistencia en carretera desde el interior de su vehículo SUV, una conversación que quedó grabada. Pero, mientras solicitaba ayuda, otro carro se detuvo junto al suyo.

Al volante iba Nouman Raja, de 41 años, que era policía pero viajaba vestido de paisano, con pantalones vaqueros y gorra de beisbol, y  manejaba una camioneta sin marcas. Avanzó por la rampa hacia la autopista en dirección contraria, y se detuvo junto al carro averiado.

El agente estaba investigado el robo de un vehículo cuando vio el SUV varado junto a la autopista. Creyó que estaba vacío, aunque Jones estaba en el interior, telefoneando al servicio de asistencia.

Cuando vio al otro hombre, el agente se acercó a hablar con él, pero no se identificó como policía, no se vistió el chaleco que le habría identificado como policía, como le habían ordenado sus superiores que hiciera en caso de entrar en contacto con un civil mientras no llevara el uniforme reglamentario, y tampoco le enseñó su placa de policía, que llevaba en su bolsillo.

En lugar de eso, actuó de forma agresiva: en la grabación de la llamada a la asistencia en carretera se escucha como Jones, al verle, dice a modo de pregunta, “¿Huh?”. El agente le grita, “¡Todo bien?”, y Jones le responde que sí, pero el agente replica, “¿De verdad? ¿De verdad?”, a lo que Jones vuelve a decir que sí.

Entonces el agente le grita que ponga las manos en alto, usando además una palabra malsonante. Jones le responde, “¡Espera!”, y el agente vuelve a gritarle lo mismo. Jones, que acababa de comprar un arma del calibre .38 para proteger la batería musical de 10.000 dólares que llevaba en el vehículo contra posibles ladrones, saca su arma y echa a correr, creyendo que está siendo asaltado.

El agente disparó en tres ocasiones, mientras Jones corría hacia la cuneta de la carretera. El hombre tiró su pistola, que fue encontrada a 125 pies de su cuerpo, pero el policía disparó tres veces más. Jones murió cuando una de las balas atravesó su corazón. Otro disparo le hirió en el brazo.

El policía, que no sabía que toda la conversación había quedado grabada, intentó entonces esconder lo que había hecho. Cuando fue interrogado, aseguró que, al acercarse a Jones, le había dicho, “Soy policía, puedo ayudarle”, y que el hombre había respondido saliendo del vehículo y apuntándole con la pistola; luego habría echado a correr, pero girándose para disparar de nuevo, lo que le habría obligado a él a volver a disparar, finalmente acabando con su vida.

La Fiscalía le procesó por homicidio involuntario, al considerar que sus acciones constituyeron una “negligencia culposa” que llevaron a la confrontación armado, mostrando “una indiferencia consciente” por la vida de Jones. Le procesaron así además por homicidio en primer grado, al considerar que su segunda ronda de disparos tuvo la intención clara de matarle.

Los abogados del policía defienden que la primera respuesta de Jones, ese “¿Huh?”, significa que antes el agente se había identificado como tal, aunque no quedara registrado en la grabación.

Pero un jurado de cuatro hombres y dos mujeres ha determinado este jueves que el policía es culpable, por lo que se enfrenta ahora a una posible condena de cadena perpetua.

El agente, que había sido despedido del cuerpo de policía de Palm Beach Gardens tras el incidente y se encontraba desde entonces bajo arresto domiciliario, no mostró reacción alguna al conocer su condena.

Se trata de uno de los pocos veredictos a nivel nacional en el que se condena a un policía blanco por acabar con la vida de un ciudadano negro inocente. La sentencia se conocerá el 26 de abril.

El último policía acusado de matar a un ciudadano en Florida fue William Lozano, un latino que disparó a un motorista negro en 1989. El motorista se estrelló y murió, junto a otra persona que viajaba con él. Ese incidente causó tres días de disturbios públicos.

Lozano fue condenado por homicidio involuntario, pero una corte de apelaciones ordenó repetir el juicio, indicando que debió celebrarse en otro lugar y no en Miami, después de los disturbios acaecidos. El juicio se repitió en Orlando en 1993, y Lozano fue absuelto.