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Las vacunas NO causan autismo. Un importante estudio científico lo desmiente. Pero los médicos lanzan otra alerta

Vacunar a los niños del sarampión, la rubeola y las paperas no entraña riesgo. No vacunarles, en cambio, puede ser mortal. Le explicamos lo que debe saber sobre esta polémica.
Dos niños siendo vacunados, una imagen del virus, y un cartel de alerta, en fotografías de archivo.
Dos niños siendo vacunados, una imagen del virus, y un cartel de alerta, en fotografías de archivo. AP / AP

La vacuna del sarampión, la rubeola y las paperas no causa autismo.

Un estudio publicado este martes en la prestigiosa revista científica Annals of Internal Medicine ha reafirmado esta conclusión, tras el análisis sin precedentes de más de 657.000 niños nacidos entre 1999 y 2010.

Más del 95% de los menores recibieron la vacuna, y menos del 1% fueron diagnosticados con autismo, según este estudio, realizado en Dinamarca, que concluye que los diagnósticos no están relacionados con la vacuna. De hecho, los niños vacunados tenían un 7% menos de posibilidades de tener autismo.

“Los padres no deberían evitar la vacuna por miedo al autismo”, afirmó el director de la investigación, Anders Hviid, a la cadena NBC. “El peligro de no vacunarse incluye la reaparición del sarampión, del que estamos viendo ahora signos en forma de brotes”, añade el científico.

El sarampión es altamente contagioso y puede resultar mortal: comienza con fiebre, seguida de tos, moqueo y enrojecimiento de ojos. Luego surgen manchas en la cara y el cuello que se extienden al resto del cuerpo; en casos severos, puede degenerar en neumonía o inflamación del cerebro, causando la muerte.

Los contagiados pueden transmitir el virus incluso desde días antes de que aparezcan los primeros síntomas; el virus puede además sobrevivir hasta dos horas en los lugares (mesas, toallas, ropa, manos) donde una persona infectada haya tosido.

La vacuna es efectiva en un 97% de las ocasiones para prevenir esta enfermedad, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades.

¿Por qué se relacionaba entonces esta vacuna con el autismo? Por un estudio publicado en 1998 con 12 pacientes, que causó pánico y rechazo a la vacuna; el estudio fue refutado completamente en 2010, cuando una investigación en Reino Unido concluyó que su autor, Andrew Wakefield, había actuado de forma “deshonesta e irresponsable”.