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Trump restringió la entrada legal por la frontera. Ahora más inmigrantes arriesgan sus vidas en cruces ilegales

Se ha corrido la voz de que los migrantes ahora tienen que esperar meses en las peligrosas ciudades fronterizas de México antes de solicitar asilo en un puerto de entrada legal.
Personas escalando el muro fronterizo/AP
Personas escalando el muro fronterizo/APAP / AP

WASHINGTON - Los inmigrantes indocumentados están eligiendo cada vez más cruzar ilegalmente la frontera de EEUU en lugar de esperar en la fila para solicitar asilo en los puertos legales de entrada, según los datos de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) obtenidos por NBC News.

Los abogados de inmigración y los defensores de los derechos de los inmigrantes dicen que los solicitantes de asilo están optando por el cruce ilegal porque se sienten cada vez más frustrados con las líneas de espera causadas por las políticas de la administración Trump.

Además señalan que los inmigrantes que de otra manera se hubieran presentado en los puertos legales ahora están yendo a localidades ubicadas entre los puntos de entrada donde, si los atrapan, pueden permanecer en el país mientras esperan una audiencia de asilo.

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En los últimos meses, CBP ha restringido el número de inmigrantes que pueden ser procesados ​​para asilo en los puertos de entrada y ha comenzado a rechazar a los solicitantes de asilo, que ahora deben esperar en México mientras se resuelven sus casos.

Los datos de CBP muestran que, al mismo tiempo, la proporción de inmigrantes atrapados cruzando ilegalmente en lugar de a través de los puertos de entrada legales ha aumentado.

La cifra subió del 73 por ciento de los cruces fronterizos entre octubre de 2017 y enero de 2018 al 83 por ciento para el mismo período, que termina este 31 de enero. El porcentaje de quienes se reportan a los puertos de entrada legales, mientras tanto, se redujo del 27 por ciento al 17 por ciento, incluso aunque el  número total de cruces fronterizos aumentó considerablemente, según las estadísticas.

Un funcionario del Departamento de Seguridad Nacional, del cual CBP es parte, dijo que quienes abandonan los puntos de entrada legales pueden no tener reclamos legítimos de asilo.

"El hecho de que los solicitantes de asilo ilegítimos puedan estar abandonando sus intentos en nuestros [puertos de entrada] significa que los solicitantes de asilo legítimos en los [puertos de entrada] pueden recibir protecciones mucho más rápido, lo que ha sido nuestro objetivo desde el principio", dijo el funcionario del DHS. El departamento se negó a comentar.

ESPERANDO EN TIJUANA

En enero, funcionarios de Estados Unidos finalizaron un acuerdo con México que obliga a los solicitantes de asilo que se presentan en el puerto legal de entrada de San Diego a regresar a Tijuana. Allí deben esperar meses o años, a menudo en condiciones inseguras e insalubres, mientras un juez de inmigración estadounidense determina si se puede otorgar el asilo.

La política, conocida como Permanecer en México, puede extenderse pronto a otros puertos de entrada si México acuerda albergar a los inmigrantes en otros lugares.

Mientras tanto, quienes cruzan de manera ilegal no tienen que esperar en México, incluso si son capturados. Dos funcionarios del DHS dijeron a NBC News que no hay planes para enviar a los solicitantes de asilo de regreso a través de la frontera si se les encuentra cruzando ilegalmente, principalmente porque el gobierno mexicano carece de infraestructura para albergarlos en lo que a menudo son puntos remotos.

Si son capturados y no solicitan asilo o no pasan la selección inicial de asilo, el procedimiento requiere que vuelvan en avión a sus países de origen. La mayoría de quienes cruzan actualmente de manera ilegal no son de México sino de Honduras, Guatemala y El Salvador.

Los activistas en favor de la inmigración y los abogados dicen que se está advirtiendo a los inmigrantes sobre las condiciones en ciudades como Tijuana y cada vez son más propensos a arriesgarse a ser detenidos por la Patrulla Fronteriza mientras cruzan ilegalmente a Estados Unidos en lugar de esperar en México.

Michelle Brané, directora de la Comisión de Mujeres Refugiadas, dijo que 9 de cada 10 inmigrantes bajo custodia de CBP con los que habló le dirían a ella y a su personal que tomaron la decisión de cruzar ilegalmente después de que otros inmigrantes les dijeran que la fila para ingresar legalmente significaría una larga espera en un lugar peligroso.

"Ellos decían: 'Había una fila y me dijeron que me rechazarían' o 'La gente me dijo que es demasiado peligroso y que no se puede entrar' ', relató Brané.

La fila más conocida se arma en Tijuana, donde miles de inmigrantes han esperado en refugios y campamentos de tiendas desde el otoño pasado, con la esperanza de solicitar asilo para ingresar a San Diego.

El gobierno de México cerró un gran refugio para migrantes allí en diciembre debido a condiciones insalubres y otro fue cerrado el mes pasado, lo que obligó a las familias a dispersarse y a menudo a vivir en las calles. También en diciembre dos menores migrantes fueron sacados de su refugio y asesinados.

Los inmigrantes en Tijuana mantienen lo que se conoce como "la lista", para decidir quién puede acercarse a la frontera de EEUU cada día para solicitar asilo, de acuerdo con las declaraciones juradas de los abogados de inmigración.

Debido a una política de Estados Unidos conocida como “medida”, solo se permite la entrada de entre 40 y 100 inmigrantes por día. CBP solo permite un máximo de 20 migrantes por día para cruzar a Eagle Pass, Texas, donde otro grupo de cerca de 1,800 inmigrantes ha llegado recientemente.

El DHS dice que la “medida” es el resultado de solo poder procesar a tantos solicitantes de asilo por día, debido a los recursos limitados. Sin embargo, la administración Trump no ha aumentado su personal para procesar las solicitudes de asilo en la frontera, aunque sí ha incrementado el número de oficiales de la policía fronteriza y el número de efectivos militares.

UN RIESGO CALCULADO

La cantidad de inmigrantes indocumentados que intentan ingresar a EEUU desde México no se encuentra cerca de los niveles observados a principios de la década de 2000. Pero el número total de inmigrantes indocumentados que cruzan la frontera sur ha aumentado desde hace un año. De octubre de 2017 a enero de 2018, según las cifras de CBP, 150,346 cruzaron la frontera, una cifra que ascendió a 242,667 en el mismo período de cuatro meses que terminó en enero de 2019.

La mayor oleada se ha producido en las cifras de los que cruzan ilegalmente. El CBP detuvo a más de 200,000 personas en cruces ilegales entre octubre de 2018 y este enero, en comparación con 109,543 un año antes, casi duplicando el total de cruces ilegales.

Trabajando con solicitantes de asilo en Tijuana en diciembre, Kennji Kizuka, investigador principal y analista de políticas de Human Rights First, dijo que vio a algunos inmigrantes frustrarse con la espera y probar suerte cruzando ilegalmente.

"La gente se estaba yendo y dijeron que estaban a punto de cruzar. Se habían dado por vencidos esperando su turno para ingresar a la lista después de descubrir cuánto tiempo pasaban y cuántos meses estarían allí y qué horribles eran las condiciones", señaló Kizuka.

Pero cruzar entre puertos de entrada legales también conlleva peligros.

A fines del año pasado, dos niños que se cruzaron con sus padres murieron bajo la custodia de CBP después de ser recogidos en áreas remotas tras hacer largos viajes, donde el acceso al agua y otras necesidades básicas están muy limitados.

La jefa de la Patrulla Fronteriza, Carla Provost, dijo al Congreso el martes que por primera vez en la historia de EEUU las familias y los niños no acompañados representan el 60 por ciento de los arrestados entre los puertos de entrada.

Además, Provost informó que la Patrulla Fronteriza está notando que las familias y los niños no acompañados viajan en grandes números: casi 68 grupos con entre 100 y 350 personas en lo que va de 2019, en comparación con 13 el año pasado y dos el año anterior.

Los defensores de la inmigración dicen que los grandes grupos se deben en parte a una estrategia de "seguridad en números" ya que se advierte a las familias y los niños sobre los peligros no solo en el viaje sino también mientras esperan la entrada a EEUU en el norte de México.