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Decenas de inmigrantes perdieron a sus bebés tras ser detenidas por la Migra cuando estaban embarazadas

Obama no permitía detener a embarazadas. Trump, sí. Además, quiere permiso para atarlas o encadenarlas. Pero la Migra reconoce ahora que decenas de niños han nacido muertos.

El Gobierno que preside Donald Trump endureció las condiciones de encarcelamiento de las inmigrantes embarazadas, cambiando las reglas que había aprobado el demócrata Barack Obama. Ya no quedarían en libertad debido a su delicado estado, e incluso podrían ser atadas y esposada. Las organizaciones de derechos civiles pusieron el grito en el cielo, advirtiendo los riesgos para la salud de madres e hijos.

Tenían razón.

La muerte hace unos días del bebé de una inmigrante hondureña de 24 años encarcelada en Texas, que nació sin vida, ha destapado que no es la única: 28 mujeres han visto malogrado su embarazo bajo custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés), según ha informado la propia agencia federal al diario The Arizona Republic.

Entre octubre de 2017 y agosto de 2018, ICE encerró a 1.655 mujeres embarazadas, según ha comunicado. A 31 de agosto de 2018, había 60 bajo custodia. En el año fiscal de 2017 (de octubre de 2016 a septiembre de 2017), hubo 10 embarazos malogrados; en el año fiscal de 2018 (de octubre de 2017 a septiembre de 2018), hubo casi el doble, 18.

¿Qué ha sucedido?

En agosto de 2016, con Obama en la Casa Blanca, ICE emitió una directiva para no detener a mujeres embarazadas a menos que se dieran “circunstancias extraordinarias” (por ejemplo, que fueran un peligro para la salud pública). El Gobierno de Donald Trump anuló esa directiva en 2017, pese a los avisos de organizaciones sociales sobre el peligro que ello implicaba.

Además, ICE anunció a finales de 2018 un cambio en las normas de los centros de detención, eliminando por ejemplo la prohibición (aprobada también con Obama en la Casa Blanca, en 2011) de atar o encadenar a las mujeres embarazadas.

El pasado 22 de febrero, una mujer hondureña de 24 años se puso de parto cuando iba ser liberada de un centro de detención para inmigrantes en Port Isabel (Texas). El niño nació allí mismo, muerto. La mujer había sido detenida cuatro días antes en Hidalgo (Texas), y según las autoridades migratorias había dicho estar embarazada de seis meses, y había sido chequeada en un hospital.

Ahora sabemos que su caso no es el único.