El presidente, Donald Trump, y su homólogo de Corea del Norte, Kim Jong Un, se reunieron uno a uno la noche de este jueves para negociar un pacto que acote el programa nuclear de Corea del Norte y las respectivas sanciones estadounidenses, reportó la cadena NBC.
Los mandatarios se adentraron en los detalles de las negociaciones nucleares en medio de grandes inquietudes acerca de qué estaba dispuesto a renunciar Kim y qué podría exigir Trump, teniendo en cuenta la creciente agitación al interior de Estados Unidos. Templando las expectativas, Trump abrió diciendo: "No hay prisa. Solo queremos hacer el trato correcto".
Los dos hombres continuaron ofreciendo palabras de esperanza cuando las conversaciones comenzaron nuevamente en su segunda cumbre sobre cómo frenar el programa de armas nucleares por parte de Pyongyang, un problema que ha acosado a generaciones de líderes. En una brusca ruptura de su retórica hace un año, cuando pintó la amenaza de Pyongyang tan grave que el "fuego y la furia" podrían llover en Corea del Norte, Trump dejó claro que estaba dispuesto a aceptar un calendario más pausado para la desnuclearización.
"La velocidad no es importante", dijo Trump. "Lo importante es que hagamos el trato correcto".
Acompañados sólo por traductores, el par improbable, un multimillonario de 72 años y un autócrata solitario de 35 años, mostraron gran familiaridad entre ellos al comenzar las negociaciones del día.
"La relación es muy fuerte y cuando tienes una buena relación suceden muchas cosas buenas", dijo Trump. Agregó que, en su opulenta cena la noche anterior, "se lanzaron muchas ideas geniales". Él no ofreció detalles.
Kim, por su parte, dijo: "Creo por intuición que se producirán buenos resultados".
"Creo que a partir de ayer, el mundo entero está mirando este lugar en este momento", dijo, a través de su traductor. "Estoy seguro de que todos ellos estarán viendo el momento en que nos sentamos juntos como si estuvieran viendo una película de fantasía".
Los posibles resultados podrían incluir una declaración de paz para la Guerra de Corea, que el Norte podría usar para impulsar la reducción de las tropas estadounidenses en Corea del Sur, o el alivio de sanciones que podría permitir a Pyongyang perseguir proyectos económicos lucrativos con el Sur.
Los escépticos dicen que tales acuerdos dejarían en su lugar una parte significativa de los misiles con nucleares de Corea del Norte, mientras que Estados Unidos perdería su influencia negociadora en el futuro. Cuando se le preguntó si esta cumbre daría lugar a una declaración política para poner fin a la guerra de Corea, Trump dijo a los reporteros el miércoles: "Ya veremos".
El horario del presidente para el jueves prometió una "ceremonia conjunta de firma de acuerdos" después de la reunión. Pero como ha ocurrido antes para Trump, el esfuerzo por lograr un gran logro de la política exterior se desarrolló en un contexto de tumulto e investigaciones al interior del país.
Horas antes de que se sentara nuevamente con Kim, el exabogado personal de Trump, Michael Cohen, entregó un testimonio explosivo en el Congreso alegando que el presidente es un "estafador" que mintió sobre sus intereses comerciales con Rusia.