Siete niños de la misma familia, que habían inmigrado y obtenido asilo en Canadá hace casi dos años, murieron en la mañana del martes al incendiarse su casa en el pueblo canadiense de Spryfield.
La familia había emigrado de Raqqa (Siria) a Canadá en septiembre de 2017, y se había mudado a Spryfield el pasado verano. “Es como una película de terror que nunca le deseas a nadie”, explicó una vecina, Danielle Burt.
“Escuché una fuerte explosión”, relató Burt, “seguida por el grito de una mujer, así que salté de la cama y miré por la ventana trasera y todo lo que pude ver fueron las llamas saliendo de la puerta trasera”.
“Eran una familia muy amable con unos niños adorables”, ha indicado el imán Ibrahim Al-shanti, que preside la mezquita a la que acudían, “estaban empezando su vida aquí y tenían toda clase de esperanzas”.
El padre se encuentra herido en estado crítico, según el imán, tras haber corrido a la casa para intentar rescatar a los menores, que según su vecina tenían entre tres meses y 17 años.
La madre está herida pero su vida no corre peligro. “Ella estaba con los niños dentro y el padre estaba fuera en las escaleras, creo que él volvió dentro porque estaba muy quemado, es horrible”, ha explicado la vecina.
Los bomberos han indicado a la cadena canadiense CBC que harán falta días si no meses para averiguar los motivos del incendio.