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El asesino en serie más famoso miró la silla eléctrica y se asustó. ¿Debería ahora olvidarse su nombre para siempre?

Su verdugo cobró 150 dólares por apretar el botón. Una corriente eléctrica recorrió el cuerpo del hombre tras decir sus últimas palabras. Pero ahora piden que su nombre sea olvidado para siempre.
Ted Bundy, durante el juicio en Miami (Florida) en 1979. A la izquierda, una de sus víctimas, Kimberly Leach.
Ted Bundy, durante el juicio en Miami (Florida) en 1979. A la izquierda, una de sus víctimas, Kimberly Leach. AP / AP

Aquel hombre, que había confesado 30 asesinatos, se echó para atrás, aparentemente sorprendido, cuando vio por primera vez la silla eléctrica en la prisión estatal de Florida. Así lo ha relatado este domingo uno de los testigos de la ejecución de uno de los asesinos más célebres de la historia estadounidense.

Mientras preparaban la silla de madera en la que iba a ser ejecutado, el asesino se acercó a la pantalla de plástico trasparente que le separaba de los testigos y les dijo: “Está todo bien”.

A las 7:05 de la mañana de aquel 23 de enero, se le preguntó si tenía unas últimas palabras. Mirando a su abogado, Jim Coleman, y a un pastor metodista, Fred Lawrence, dijo: “Jim y Fred, me gustaría que le transmitierais mi amor a mi familia y amigos”.

Luego le ataron una correa de cuero en la barbilla, le colocaron una placa de metal en la cabeza, y le cubrieron la cara con un velo negro también de cuero.

El superintendente de la prisión habló por teléfono unos segundos con el gobernador, y luego hizo un gesto afirmativo al verdugo, cubierto con una capucha negra.

El verdugo apretó un botón, un trabajo por el que cobró 150 dólares.

Una corriente de 2.000 voltios recorrió el cuerpo del preso, que se puso rígido contra el respaldo de la silla de madera.

Segundos después, Theodore Robert Bundy, más conocido como Ted Bundy, fue declarado muerto.

El testigo de su ejecución que ahora relata lo que sucedió en aquella mañana de hace 30 años es el periodista Tim Warens, y lo hace para criticar el documental estrenado hace unas semanas por Netflix y realizado a partir de las conversaciones que Bundy tuvo en la cárcel con los reporteros Stephen Michaud y Hugh Aynesworth. La misma cadena tiene previsto estrenar en unos meses una película sobre Bundy protagonizada por Zac Efron.

Warens critica la, a su juicio, glorificación de Bundy, “un narcisista cruel y manipulador” que, entre muchas otras, violó y asesinó a una niña de 12 años, que practicó la necrofilia con los cadáveres de algunas víctimas, y les cortó la cabeza a otras para guardarlas como trofeos.

Denuncia el periodista la supuesta “explotación mediática” de estos crímenes, que, entre otras consecuencias, obligará a las familias de las víctimas a revivir de nuevo “su horrible pasado”.

Y concluye: “El hombre que causó tanto dolor y pena debería ser olvidado”.