El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha subido de peso y ahora se le considera una persona obesa. Igual que más del 30% de los adultos del país. La Casa Blanca ha difundido este jueves los resultados de su último examen médico que revela que pesa 243 libras (110 kilos) y que mide 6,3 pies (1,92 metros). La mala alimentación y la falta de ejercicio son las principales causas del sobrepeso.
No obstante, el médico de Trump dice que el presidente, de 72 años, “tiene muy buena salud en general y seguirá así durante su presidencia y más allá”. El doctor Sean Conley ha reportado que el presidente subió casi cuatro libras (dos kilos) desde su último examen.
Trump dejó clara su afición a la comida chatarra cuando en medio del cierre del gobierno invitó a los Clemson Tigers, campeones de fútbol americano universitario, a cenar hamburguesas, pizzas, patatas fritas y refresco en la Casa Blanca. Un ejemplo de dieta rica en grasas.
El presidente no bebe alcohol ni fuma, pero tampoco es un gran aficionado al deporte. A veces practica golf. Y dice que se pasea mucho por el complejo de la Casa Blanca.
La frecuencia cardiaca en reposo del presidente es de 70 palpitaciones por minuto y su presión sanguínea fue de 118 sobre 80, bastante dentro del rango normal. "A pesar del hecho de que es obeso, su presión arterial es normal", dijo la doctora Mariell Jessup, directora médica y médica de la Asociación del Corazón.
La tasa de obesidad de Estados Unidos ha alcanzado el año pasado un máximo histórico, según el último informe de United Health Foundation. La tasa de obesidad superó el 30% de la población adulta por primera vez en la historia del America Health Rankings. La obesidad aumenta el riesgo de contraer enfermedades del corazón, diabetes, derrames cerebrales y algunas formas de cáncer.