Cuando la semana pasada El Chapo salió de la corte sin recibir una condena en su contra, que muy probablemente lo pondría tras las rejas por el resto de su vida, abrazó con gran efusividad a uno de sus abogados.
La segunda semana de deliberaciones ha comenzado este lunes con un Chapo que hizo señales de que esta vez no abrazaría a nadie, pero al que de todas formas se le veía alegre cuando los oficiales se lo llevaron de la corte sin que todavía haya sido condenado, reportó el corresponsal de Telemundo en la corte de Nueva York, Rogelio Mora Tagle.
El juicio por narcotráfico en contra de este conocido capo mexicano se ha alargado más allá de lo que muchos esperaban, debido a las solicitudes del jurado de revisar más expedientes. Tan sólo la semana pasada pidieron volver a leer las declaraciones de seis testigos, que les imprimieron en miles de páginas. Y este lunes el juez Brian Cogan les concedió revisar otros dos testimonios.
Se revisó La declaración de Juan Carlos Ramírez Abadía, un traficante colombiano que suministraba cocaína para El Chapo y el testimonio de un oficial de la Guardia Costera que estuvo involucrado en el decomiso de tres cargamentos con 35 toneladas de cocaína entre 2004 y 2007.
También pidieron revisar la parte del testimonio relacionado con el libro de contabilidad que el colombiano mantenía sobre todos los envíos de droga que hizo al cartel de Sinaloa.
En dicho libro registró además los asesinatos de unas 150 personas, entre ellas una que él mismo ejecutó, porque representaban peligro para él o la organización que dirigía.
El hecho de que revisen las incautaciones de droga sugiere que están sopesando el principal alegato del Gobierno en contra de Guzmán: que dirigió de manera continuada una empresa de narcotráfico.
A diferencia de Guzmán, quien lucía alegre en su traje azul, el jurado dio muestras de cansancio. No todos tomaban nota de lo que decían los fiscales y algunos tenían la mirada vidriosa, reportó el corresponsal de Telemundo.
La dificultad, sin embargo, estriba en que tan sólo este cargo, el más importante, se divide en 27 violaciones y para condenarlo los 12 miembros del jurado deben llegar a un acuerdo unánime de que infringió al menos tres.
Un juicio que ha estado marcado por situaciones imprevisibles como el arresto en la corte este jueves de un inmigrante ilegal que dijo ser familiar de El Chapo, no estuvo exento este lunes de su dosis de extravagancia.
En la mañana, mientras El Chapo y el jurado estaban fuera de la sala donde oficia el juez Cogan, un grupo de abogados que llevaban otro caso por una demanda civil contra un banco ingresó por error y se sentaron en el lugar de la defensa de El Chapo. El abogado defensor William Púrpura aprovechó la oportunidad para hacer reír a los presentes: no te sientes “en la silla de El Chapo, no le gusta”. Después de eso ya nadie se sentó allí.
Aunque la probabilidad de que El Chapo sea absuelto por este jurado es mínima, la probabilidad de que salga libre es todavía menor. En el remoto caso de que el actual jurado no lo encontrara culpable de ninguno de los 10 cargos que se le imputan, muchos de los cuales acarrean la cadena perpetua o sentencias de varias décadas, que a sus 61 años implicarían una virtual condena de por vida, el Gobierno simplemente podría volver a iniciar el juicio en otra demarcación: California, Texas, Illinois, Arizona y Florida también le quieren preso.