Al menos una persona ha muerto en las protestas que han estallado esta semana en Venezuela. La violencia azotó el martes en las barriadas de Caracas por segunda noche consecutiva mientras crece el temor de que las manifestaciones que convocó la oposición para este miércoles puedan derivar en más caos.
Las protestas han sido convocadas para coincidir con una fecha histórica para los venezolanos: el aniversario del golpe de 1958 que derrocó al dictador militar Marcos Pérez Jiménez. También se espera que los partidarios del gobierno marchen en el centro de Caracas en una demostración de fuerza rival.
Las marchas están convocadas en una semana agitada tras el alzamiento de un grupo de militares en la madrugada del lunes que llamó a rebelarse contra el gobierno de Nicolás Maduro, una oleada de protestas en barrios pobres de la capital y la breve detención del nuevo jefe la Asamblea Nacional controlada por la oposición, Juan Guaidó.
Las últimas protestas se han desatado en barriadas pobres del norte de la capital de Venezuela que estuvieron alejadas de las protestas violentas de los últimos años. El lunes esa tranquilidad se rompió. Las calles de los barrios de Cotiza, San José del Ávila, Mecedores y Puerta Caracas, entre otras, fueron escenario de batallas campales que se extendieron hasta la madrugada del martes.
Decenas de vecinos salieron a protestar contra el gobierno y se enfrentaron a las fuerzas de seguridad, que utilizaron gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a los manifestantes que les respondieron lanzando piedras y otros objetos. Una de ellas es Carmen Marcano, una ama de casa de 60 años, de la barriada pobre de Cotiza. "Desde el Caracazo (las violentas protestas de 1989) esto no se veía aquí", cuenta esta manifestante contra el gobierno de Maduro. "La gente se cansó de tanto pasar miseria", añade.
Para algunos analistas la ruptura de la paz en esas barriadas deja al descubierto cómo el descontento por la crisis pasó de las zonas de clase media a los sectores pobres acrecentando los temores sobre el riesgo de un estallido social en el país agobiado por una hiperinflación de siete dígitos y una fuerte recesión.
"Estamos con ustedes", dijo este martes el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, a la oposición venezolana que ha convocado la manifestación del miércoles. Además calificó a Maduro como "un dictador sin derecho legítimo al poder" y aseguró que Estados Unidos se une a otras naciones al reconocer que la Asamblea Nacional, elegida popularmente, es el "último vestigio de la democracia" en Venezuela.
En la que fue su primera aparición pública tras los incidentes violentos, Maduro dijo que Voluntad Popular, el principal partido opositor, está “detrás de los ataques violentos del día de ayer” y ordenó a su Cancillería que inicie "una revisión total, absoluta, de las relaciones" con EEUU y "en las próximas horas tomemos decisiones de carácter político, diplomático, en defensa de la soberanía nacional”.
La escalada de la crisis ha generado preocupación entre algunos gobiernos de la región y la Unión Europea. Las cancillerías de España, Francia, Italia, Portugal y Países Bajos instaron el martes a la Alta Representante de la Unión Europea, Federica Mogherini, para que establezca el llamado Grupo de Contacto Internacional para establecer una mediación internacional en Venezuela.