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Este hombre fue asesinado en la cárcel. Se lleva a la tumba el terrible secreto de una niña de ocho años

Este hombre fue condenado a cadena perpetua, pero la policía le quería vivo. La madre de la niña le escribió tres cartas. Luego recibió una respuesta que no esperaba.
Rastreo en la casa de Palma en octubre de 2015, tras su detención. A la derecha Palma, Pillado, Hatfield cuando desapareció, y como sería ahora de estar viva.
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Anthony Palma murió el pasado viernes en la cárcel en la que fue condenado a pasar el resto de su vida. Lo asesinó presuntamente su compañero de celda. A la tumba se lleva el secreto que atormenta a una familia: dónde está Kirsten Hatfield, la niña por cuya desaparición fue condenado.

“No voy a abandonar mis esperanzas” de que siga viva, “no voy a hacerlo, a estas alturas no tengo que hacerlo”, ha dicho este miércoles Shannon Hazen, la madre de la menor, de ocho años, que desapareció sin rastro de su dormitorio en la casa familiar de Midwest City, un barrio a las afueras de Oklahoma City.

Poco antes de la medianoche del 14 de mayo de 1997, su madre la llevó a dormir a la habitación que compartía con su hermana de tres años. A la mañana siguiente su cama estaba vacía: la ventana estaba abierta, y había rastros de sangre en el patio, donde se encontró la ropa interior ensangrentada de la joven.

Tuvieron que pasar casi 20 años para que la policía lograra avanzar en la investigación. En junio de 2005 el caso fue asignado a un nuevo detective, Darrell Miller, que pidió ayuda al Buró Federal de Investigación (FBI, en inglés) para volver a analizar los restos de sangre hallados en la vivienda y en la ropa interior.

La prueba genética de ADN dio una coincidencia: Anthony Palma, un vecino que vivía a sólo dos puertas de la joven desde hacía más de una década y que ya había sido condenado en los años 80 por asalto con un arma peligrosa.

“Las pruebas muestran que Kirsten pudo ser el objetivo de un ataque sexual por parte de Palma”, denunció el detective, “es probable que Palma siguiera en la misma vivienda para ocultar pruebas del crimen o el emplazamiento del cuerpo de Kirsten”.

Palma, que ya fue interrogado por el FBI tres días después de la desaparición, fue arrestado en octubre de 2015. Pese a negar las acusaciones, fue condenado por un jurado dos años después y sentenciado a cadena perpetua  por asesinato en primer grado, pese a que el cuerpo de la niña nunca fue encontrado.

El pasado viernes, a las siete y media de la tarde, Palma, de 59 años, fue encontrado muerto en su celda de la penitenciaría estatal de Oklahoma, en McAlester. Los investigadores creen que su compañero de celda, Raymond Pillado, de 35 años y condenado por tres asesinatos, mató a Palma con un cable eléctrico.

“Primero, estoy sorprendido, segundo, estoy encantado, y tercero, estoy desolado”, ha explicado el jefe de policía de Midwest City, Brandon Clabes, a la emisora News9. En su opinión, Palma “recibió la justicia” que merecía, pero con su muerte “puede que nunca encontremos el cuerpo de Kirsten, era nuestra esperanza de que algún día nos dijera exactamente que hizo con ella”.

“Yo perdoné a una predador sin nombre ni cara hace una década”, ha dicho la madre de la niña, que no ha celebrado la muerte del asesino y aún tiene esperanzas de hallar a su hija. La mujer envió tres cartas a Palma a prisión, “hasta que finalmente él me pidió que dejara de escribirle”. “Nunca le pregunté por Kirsten”, afirma, “la única pregunta que le hice fue si tenía una Biblia. Él me dijo que no”.